|Capítulo 18|

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Capítulo 18

Existía la mínima posibilidad de que Calu estuviese teniendo un ataque de histeria, pánico, y furia al mismo tiempo.

A ver. Que no era ni culpa del todo. Estaba cansadísima. Ni siquiera fui muy consciente de cuando me dejé caer en la cama, y por supuesto, de cuando me dormí por unas largas horas.

Sí. Íbamos bastante tarde para la dichosa conferencia y yo apenas abría los ojos con pereza. Y frente a mí de brazos cruzados, moviendo el pie izquierdo como maniática, y con una mirada asesina tenía a Calu. Y a su lado comiéndose una barra de chocolate que había encontrado en mi mesita, —como siempre—, estaba Bruce— con una sonrisita divertida en el rostro.

Me pase las manos por la cara, y luego solté un bostezo que hizo que Calu moviese con más intensidad el pie. Me fijé por unos segundos en su atuendo. Iba bastante bien vestida. Un pantalón oscuro ajustado al bonito cuerpo que tenía. Una blusa que no sabía de qué era pero que parecía cara. Unos botines negros, altos, cabía resaltar, y llevaba el cabello suelto, en una especie de rizos que la verdad debía probar algún día porque estaban muy bonitos.

Ah, y tenía maquillaje. Ah, y se veía demasiado linda. Aún con esa cara de querer matarme lentamente.

— ¡Es que no puedo creerlo! —chilló por fin demasiado alto. Estaba completamente segura que una gran parte de la residencia la había escuchado, — ¡Tenias todo el tiempo del mundo para estar lista a tiempo y aun así nos harás esperarte!

Bruce soltó una risa, y masticando como cerdo dijo:

—Por fin. Pensé que se había quedado sin lengua. Demasiada tensión en el aire.

Y Calu ni siquiera se giró a verlo. No. Ella seguía mirándome directamente. Como si quisiese matarte muy lentamente. La entendía de cierta forma. Desde que la había conocido supe que odiaba esperar. De verdad. Ella lo odiaba. Pero Bruce y yo siempre la hacíamos esperar, y la verdad no sabía cómo no nos había sacado los ojos.

Con cuidado me senté en la cama y le sonreí con inocencia.

—Lo siento. Lo siento, —me defendí alzando las manos y poniéndome de pie rápido. Y escabulléndome por una esquina lejos de ella porque era bastante consciente de que Calu podía soltarle un golpe.

Tenía buena mano para eso. Y lo había demostrado en más de una ocasión.

—Te dije como diez mil veces la hora, —siguió parloteando ella mientras yo entraba al baño y me quitaba la ropa con rapidez. Por un momento creí que se quedaría en la parte de afuera, pero segundos después escuché como abría la puerta del baño y entraba como perro por su casa. Detrás de ella, como un buen chismoso, entró Bruce. Y se quedaron los dos junto a la puerta. Calu de brazos cruzados, y Bruce masticando chocolate.

¿Saben lo divertido? Que estaba desnuda. Y no era raro. Porque entre los tres nos habíamos visto de formas aún más denigrantes. Lo raro era que Calu estuviese parloteando sobre tardanzas y cuando pretendía arreglarme ella se metía al baño para quitarnos más tiempo.

—Ya te dije que lo siento, —murmuré malhumorada metiéndome a la ducha y dejando que el agua cayera sobre mi cuerpo de inmediato, —estaba cansada. Como ustedes. Por si no se han visto en un espejo parecen unos putos zombies...

Iba a seguir hablando mientras estrujaba mi cuerpo, pero Bruce, pareciendo interesado me interrumpió:

—Pero, ¿los zombies bonitos o los feos?

Y su pregunta de verdad pareció inocente. De verdad sonó con ingenuidad, como si él de verdad quisiese saber eso.

Escuché un golpe, y estaba más que segura que Calu lo había golpeado en alguna parte del cuerpo. Luego escuché el quejido de Bruce, y más luego, la voz cabreada de Calu.

Desastres impulsivos ©️✔️Where stories live. Discover now