|Capítulo 15|

17K 1.5K 1.2K
                                    

Capítulo dedicado a: @VictoriaEusebio5. Gracias por apoyarme en esta historia. Tu respuesta a la dinámica fue la más acertada. Un abrazo fuerte ❤️

Capítulo 15 

Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente lo primero que sentí fue un brazo rodeando mi estómago.

En primera instancia fue bastante incómodo. No estaba acostumbrada a dormir con nadie, o, en el peor de los casos, a que alguien estuviese invadiendo mi espacio personal. Que era lo que pasaba, por supuesto.

Parpadeé varias veces tratando de acostumbrarme a la luz que entraba por la ventana encima de nosotros. Luego, y con lentitud bajé la mirada y lo que me encontré me hizo quedarme quieta como boba.

Ayden.

Estaba dormido. Tenía la cara contra la almohada. Su brazo alrededor de mi estómago como si dejarme ir no estuviese entre sus planes. Tenía los labios ligeramente entreabiertos. Su respiración era lenta. Relajada. Y su rostro igual.

Y se veía bellísimo.

Nunca me había gustado tanto un rostro por las mañanas como el suyo. Por Dios. Debía ser un delito que alguien se viese tan bien dormido. Tenía el cabello rubio regado por toda la cara. Esas pequeñas pecas adornándole las mejillas, y esos labios rosados ahí. Tan visibles. Esos que había besado la noche anterior con tantas ganas.

Los que me habían hecho sentir tantas cosas abrumadora al mismo tiempo.

Ni siquiera recordaba con exactitud en que momento habíamos subido a la habitación. Que en ese momento me fijé era la de él. Pero si recordaba que luego de lo sucedido en la cocina las cosas se habían puesto más calientes de lo normal en la habitación.

Aun recordaba sus manos por todo mi cuerpo. Como me miraba cada que entraba en mí. Las cosas que me decía.

—Nunca pensé necesitar tanto sentirte así, —él había dicho mirándome. Sus manos presionando mi trasero con fuerza. Los jadeos necesitados escuchándose por toda la habitación.

—Oh Dios mío, Ayden —gemí sin control cayendo encima de él. Mi respiración pesada. Los restos del orgasmo todavía en mi cuerpo. Ayden envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me apretó contra él, y luego dejo un beso sobre mi cabello.

Suspiré apartando esos pensamientos de mí y miré su espalda desnuda. Llena de pequeños lunares por todas partes y contraída por los músculos fuertes que poseía. Y sus brazos.

Dios santo. Que brazos.

Y por supuesto, ambos estábamos desnudos.

Sabía que debía salir de la cama y escabullirme por los pasillos antes de que fuese más tarde y alguien notase de dónde había salido. Pero no me moví. Solo me le quedé viendo y sonriendo como una estúpida.

Estiré mi mano y toqueteé su cabello quitándoselo de la frente. Ayden tenía el cabello suave, y de un rubio oscuro que podía darle envidia a cualquiera.

Y luego toqué su mejilla. No sabía lo que hacía. O por qué. Pero algo dentro de mí me hacía hacerlo. Mi mano había estado picando por tocarlo desde el momento en que abrí los ojos. Me gustaba como se sentía su piel.

Pasé con cuidado mis dedos por su mejilla. Su frente. Su barbilla. Sus ojos. Y sus labios. Y luego solo acaricié su cabello. Sin dejar de verlo.

Todo se sentía tan bien. Tan nuevo. Y tan perfecto que seguía sin querer volver a la realidad y levantarme de la cama.

Pero debía hacerlo.

Así que alejé mi mano y estuve a punto de girarme para salir de cama cuando escuché su ronca voz. Dios santo. Incluso su voz mañanera causaba cosas extrañas en mí.

Desastres impulsivos ©️✔️Where stories live. Discover now