|Capítulo 9|

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Mini maratón 2/2

Capítulo 9

ALICE

Esa mañana desperté en el avión que me llevaría directo a Los Ángeles. Me dolía una inmensidad la cabeza, y tenía un agujero donde suponía debía ir la mente.

Eran lagunas mentales. De repente, y bastante rápido algunas ráfagas de recuerdos pasaron por mi cabeza. Me recordaba caminando sin rumbo después de la discusión con Owen. Llegar hasta un grupo que me saludó con entusiasmo y que, me invitó a beber con ellos.

Me quedé. No sabía exactamente cuánto había bebido. Pero recordaba a uno de los chicos ofreciéndose para llevarme a la residencia. Recordé que acepté, que comencé a sentirme más mareada de lo usual, que alguien me llevó en brazos a mi habitación.

Me quejé sin poder evitarlo. Y abrí uno de mis ojos sin muchas ganas. No sabía ni siquiera cómo había llegado allí. Cuando me giré, me encontré con Bruce.

Tenía la vista fija en algo frente a él. Pero parecía como si estuviese bastante sumido en su mundo mientras analizaba la vida.

—Te drogaron, —fue lo primero que salió de sus labios sin siquiera mirarme. Me quedé en blanco por unos segundos, y luego, las palabras: «Te drogaron» se repitieron bastantes veces en mi cabeza.

— ¿Qué? —emití totalmente desconectada. Sí, era cierto que el alcohol nunca me había causado tanto malestar. Sabía sobrellevarla. Pero, ¿Quién me había drogado?

Entonces recordé al chico que se había pasado la mitad de la noche tonteando conmigo. Recordaba exactamente como se veía y la sonrisa maliciosa que mantuvo todo el rato mientras coqueteaba abiertamente conmigo. De repente, recordé también cuando me ofreció un vaso.

Y yo lo tomé. No pregunté. No vacilé. No me negué.

—No aceptes bebidas que no has visto como prepararán, —fue lo que Bruce murmuró, seguía sin mirarme, —siempre te lo dicho.

Lo sabía. Y él tenía razón. Se había encargado de recordármelo cada día. Cada que ingresábamos a una nueva fiesta. Siempre que alguien intentaba ligar conmigo ofreciéndome bebidas. Siempre le había hecho caso porque Bruce tenía razón.

Siempre hasta anoche.

—Yo...no sé...—balbuceé bastante perdida. Sentí la garganta bastante seca. Yo me sentí bastante seca.

—Te busqué por toda la fiesta. Te llamé más de doscientas veces, —me dijo él, sereno. Esta vez sí que se giró a mirarme, —imagina mi sorpresa cuando me enteré de que estuvieron a punto de violarte.

En ese momento sí que me quedé en blanco completamente.

— ¿Qué? —volví a preguntar. De los labios de Bruce salió una risa seca. Diferente a las sonrisas que él siempre daba. Pocas veces lo había visto tan serio. Y eso me inquietaba.

—Eso, —musitó, —alguien te drogó, te llevó en su auto, e intentó subir hasta su habitación contigo para hacerte sabe Dios qué cosas.

Tragué el nudo que se había formado en mi garganta. Y me pasé las manos por la cara. Todavía conmocionada.

—Bruce...

—Pensé que era una etapa. Que necesitabas ese tipo de cosas para sentirte bien. Y lo entendía. Lo entendía porque sabias las cosas básicas de una fiesta.

—Cometí un error, —susurré.

—Sí, yo también. No debí dejarte sola. Supongo que confíe demasiado en que no tomarías nada que un tipo con cara de violador te ofreciera.

Desastres impulsivos ©️✔️Where stories live. Discover now