|Capítulo 28|

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Capítulo 28

Las primeras vacaciones de verano en la universidad comenzaron aquella mañana.

La mañana previa a la tan esperada, la tan mencionada, y la tan deseada cena de compromiso de Ayden Grace y Selene Russo.

Y la verdad era que, no sabía ni cómo me sentía.

—Finalmente puedo respirar, —suspiró Bruce, echándose hacia atrás en la silla. Estábamos en una cafetería a unas cuantas cuadras de la residencia. Habíamos estado tan ocupados con la universidad y los líos personales que habíamos dejado de desayunar juntos como lo habíamos venido haciendo desde que nos conocíamos.

Fue Calu la que dijo que debíamos retomarlo, porque era uno de los momentos que le gustaría recordar. Y al final, Bruce y yo habíamos aceptado.

—Yo tengo que seguir yendo a las prácticas en el hospital, —también suspiró Calu, mirándose en un minúsculo espejo frente a ella. Se veía más bonita de lo usual aquella mañana. Estaba haciendo muchísimo calor, era por eso que íbamos vestidos de una forma poco común en nosotros.

Bruce iba con un pantalón corto azul cielo, y un suéter blanco liso. Tenía el cabello despeinado y unas gafas de sol sobre el mismo.

Calu iba con un vestido corto. El cabello recogido en una coleta alta, y también tenía unos lentes de sol. Pero ella sí que los llevaba puestos. Y tenía maquillaje, poco, pero lo suficiente para resaltar su nariz, y sus bonitos labios.

Y yo, finalmente, llevaba un short jeans, una franela blanca. Me había dejado el cabello suelto y húmedo, y tenía, al igual que Bruce unos lentes de sol encima de la cabeza. Y no llevaba nada de maquillaje, más que nada porque me había ganado la pereza antes de salir de casa.

Y no me había quitado la cadenita que Owen me había regalado. De hecho, dudaba quitármela para algo más que bañarme. De alguna forma lo sentía muy cerca con ella puesta, y recordar lo que me había dicho, que la había comprado por mí. Teníamos algo juntos. Algo que tenía más de dos años y que apenas yo conocía, pero lo teníamos.

Recordé esa vez en mi cumpleaños cuando él me entregó la cajita con las bragas que había dejado en mi casa. Fue ingenioso. Pero solo lo había hecho para ocultar que muy en el fondo si había querido regalarme algo significativo. Supongo que su miedo había radicado en que no nos conocíamos tanto, y que no éramos tan amigos. O al menos eso creíamos.

Me aclaré la garganta y salí de mis pensamientos.

—Envíe la solicitud a una empresa para mis prácticas de tercer año, —les avisé metiéndome a la boca un bocado de los panqueques más ricos que alguna vez había probado. Siempre me había gustado aquella cafetería por ellos, y mis amigos lo sabían porque incluso antes de que abriese la boca ellos los habían pedido.

Bruce me miró, intrigado, dándole un sorbo a su coca cola. Ya le había dicho que eso lo iba a matar pero me había callado diciéndome que me ahorrara mi repetitiva charla motivacional sobre la coca cola. Incluso había hecho extraña analogía comparando esa bebida con el sexo. Había dicho que la coca cola era como tener sexo con las personas incorrectas. Se sentía muy bien, pero te hacía daño a la larga.

Nunca se había sentido más inteligente como aquella mañana.

— ¿Y enviaste todos los papeles? —inquirió él, llamando mi atención.

—No, los depositaré después. Solo llené la solicitud.

Bruce asintió, entendiendo, luego continuó comiendo.

— ¿La confirmación de eso era lo que tanto esperabas por correo? —me preguntó Calu, dándome una mirada rápida. Suspiré y asentí. Al final, me habían dicho que debía depositar todos los papeles y que posiblemente no me diesen el puesto. Más que nada porque podía hacer las prácticas en la empresa de mi familia.

Desastres impulsivos ©️✔️Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ