|Capítulo 19|

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Capítulo 19

OWEN

—No cuelgues, —pidió apenas respondí la llamada sin mucho interés. Juro que, realmente, ese fue el primer pensamiento que me cruzó por la mente. Suspiré.

— ¿Qué? —inquirí malhumorado sin quitar mi vista de la carretera frente a mí. Iba conduciendo por las oscuras calles de Londres. La dichosa conferencia había concluido hacia una hora exactamente.

Había esperado veinte minutos afuera por si Alice y sus amigos salían y necesitaban un aventón, pero la realidad era que al único que había visto fue a Bruce, que iba bastante entretenido con una chica que parecía encantada con lo que él le decía. Pude haberle preguntado por Alice, pero supuse que ya se había ido con alguien más.

—Necesito hablar contigo, —me respondió devolviéndome a la realidad. Su voz se escuchaba igual que siempre, pero aquella noche tenía un toque de algo extraño que no entendí muy bien. Jason soltó un suspiro hondo.

Ni siquiera recordaba la última vez que hablé con él. Había insistido llamándome pero nunca había respondido. Hasta aquel día que descolgué la llamada sin fijarme realmente quien me estaba marcando.

—Te estoy escuchando, Jason. Habla de una maldita vez.

— ¿Viste a Madeleine? —inquirió. Elevé una de mis cejas aunque, evidentemente él no podía verme.

—Se te olvidó mencionar el hecho de que debía ser su niñera, —ironicé. Cuando estuve en Los Ángeles mamá me había obligado, literalmente, a hablar con él. Y lo había hecho, sin muchas ganas, claro. Pero al menos ya le dirigía la palabra.

Jason no era estúpido. Obviamente sabía que lo había hecho porque mamá no me dejaría en paz. No tenía nada que hablar con él, y aunque fuese mi hermanastro nunca le perdonaría el hecho de que yo tuve que pagar las consecuencias de sus actos.

—No estoy bromeando, Owen, —murmuró con ese maldito tono de voz lleno de pereza que odiaba. Por instinto rodé los ojos. Apenas iban unos segundos y ya mi paciencia estaba tocando el límite.

— ¿Acaso me escucho como si yo lo estuviese haciendo? —pregunté girando en una esquina. El celular iba conectado al auto, por lo que no tenía que tenerlo pegado a la oreja para hablar. Suspiré, y añadí: —No, no vi a tu novia en la conferencia.

—Recibí un video, —me informó, y aunque no podía verlo asumía que estaba bastante tenso, lo que significaba que el contenido de ese video no le había agradado en lo absoluto.

— ¿Que tengo que ver con eso?

—Que estás en Londres y yo no.

— ¿Y?

—Me está engañando, Owen. Sé que no te importa mi vida, muchísimo menos mi relación, —él se detuvo un segundo y con el tono de voz más alto añadió: —pero la esperé un jodido año. Le rompí el corazón a tu mejor amiga por ella. Necesito...

—Saber quién te envío el video, —terminé por él. Él soltó una risa seca.

—No, eso ya lo sé.

— ¿Qué quieres entonces?

Jason se quedó callado por unos segundos. Y luego, de nuevo, soltó una honda respiración como si estuviese muy cansado. De todo. Y de cierta forma lo entendía. No se lo diría, pero no me sentaba bien que la chica que supuestamente amaba le estuviese haciendo aquello. Madeleine nunca fue de mi agrado, más que nada porque veía en ella lo que mi hermanastro no.

Él estaba tan ciego por Madeleine que nunca vio en sus ojos que ella nunca lo quiso. Madeleine solo quería lo que mi familia podía ofrecerle a la suya.

Desastres impulsivos ©️✔️Where stories live. Discover now