Capítulo 41

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Suspiré sintiéndome realmente cansado, yendo a casa luego de otro día más entrenando con Zira y Vince, además de tener mis clases de como liderar el clan con Barclay, de la cual me escapé a la mitad... No podía soportar un segundo más, quería dormir de una vez. Me había tenido que despertar antes de que salga el sol para ir a hacer toda mi rutina establecida desde que acepté el cargo de líder.


Bostecé una vez más pero me sentí aliviado de ya estar frente a casa, la casa que anteriormente fue de mi padre y ahora era mía y de Nilsa. Las luces estaban encendidas pero lo raro era que todo estaba en silencio y no la veía por ningún lado. Digo que es raro porque, normalmente, o estaba viendo alguna serie en la televisión, o estaba dibujando mientras tiene la música bien alta que hasta suelo escucharla desde afuera. Pero hoy no era así...


Entré cerrando la puerta tras de mí y miré en la cocina por si estaba allí, pero tampoco. Decidí ir a mirar en la habitación, pensé que estaría durmiendo así que no hice mucho ruido pero al estar con la mano en la perilla para entrar, me quedé congelado.

¿Había escuchado mal?

-¡Mhg...!

No, no lo había hecho.
Abrí levemente la puerta para comprobar mi teoría y me sentí verdaderamente sorprendido al corroborarlo.


-¡Ah! Jayd... ¡Nhmg!

No podía creer lo que estaba viendo y escuchando, jamás me habría imaginado que Nilsa hiciera esto pensando en mí. No sabía como sentirme, me gustaba... pero a la vez me causaban unas ganas mayores de querer decirle que no debería de masturbarse mientras piensa en mí en lugar de pedirme que lo hiciera yo mismo.

-¡Oh D..Dios! -tragué grueso cuando ella se retuerce de placer, metiendo sus dedos y moviéndolos en su interior con maestría.

No pude aguantar y entré a la habitación, pero ella aún así no se ha dado cuenta porque seguía tan sumergida en el placer como para notarme. Mis alas se agitaron y mis plumas se erizaron de tan solo contemplarla. Veía como se embestía con dos dedos en su intimidad mientras se apretaba uno de sus senos. No traía nada de ropa, a no ser que sus bragas colgando de su pie cuenten como traer algo puesto.

Quería hacerle saber que estaba aquí para no solo mirar, quería ayudarla y tocar su cuerpo de mil formas... pero sabía que se avergonzaría al saber que estaba aquí. Me planteé la idea de irme y hacer como si esto nunca hubiera pasado pero la molestia en mi entrepierna ya escalaba a dolor, y el querer se volvió necesidad.

-Abre más las piernas, amor -hablé asustándola-. Para apreciarte mejor.


Como lo había supuesto, ella se avergonzó al instante e intentó cubrirse con las mantas. Bufé internamente con frustración, me acerqué a ella enseguida.

-¿C..Cuándo f..fue que... ll..llegaste? -preguntó sin mirarme.


-Hace un momento -la tumbé en la cama y me coloqué encima-. No quería interrumpirte, perdóname, pero no podía resistirme más. Dime, ¿no crees que sería mejor que yo hiciera lo que quieres que haga? Después de todo, la realidad es mejor que la fantasía.

EL REGRESOWhere stories live. Discover now