Capítulo 5

376 52 1
                                    

Mientras más veía más fascinado quedaba, no sabía que todo esto estaba tan cerca de mí y no lo sabía. Veía la libertad con la que ancianos, adultos y jóvenes volaban y quería lo mismo para mí. No era consciente del tiempo y menos al ver a los niños del clan rogándole a Barclay contar una historia.

-Por favor, jefe Barclay, cuéntanos la historia -pide una niña-. Es muy linda.

-Pero si ya se la saben de memoria -respondió riendo levemente.

-Pero nos gusta como la cuentas -comentó otro niño-. Por favor.

Todos hicieron ojitos de cachorro y eso pudo contra el jefe. Se sentó al igual que los niños quienes lo miraron con atención y emoción, Vince me indica con la cabeza para acercarnos y eso hice. Nos mantuvimos detrás de los más chicos para escuchar.

-Años atrás existieron dos almas que no podían ser más diferentes el uno del otro, pero tan necesitadas entre sí. Se conocieron de pequeños, cuando ella se perdió en el bosque que rodea nuestro clan y él decidió romper la regla de no socializar con los humanos y ayudarla.

Me crucé de brazos mientras oía e imaginaba cada detalle en la historia. Amaba escuchar relatos, creo que gracias a que mamá y papá me contaban cuentos para dormir cada noche. Pero eso no importa ahora.

-Él provenía de nuestro clan, siendo el más peculiar de todos... -su rostro cambió a uno desanimado-. El clan lo trataba como si de una enfermedad contagiosa e incurable se tratase y él buscaba consuelo en los brazos de ella.

¿Por qué está parte se me hizo tan conocida? Fruncí el ceño tratando de averiguarlo pero no pude pues Barclay siguió narrando la historia.

-Pasaron los años, las estaciones cambiaban, las apariencias igual y también floreció el amor entre ambos corazones. Pero ninguno podía admitirlo, ¿qué pasaría si el otro la rechaza o al revés? No podían arriesgarse a acabar con su amistad.

-Pero nunca sabrán que se gustan si no lo dicen -se queja un niño haciéndome soltar una pequeña risa.

-Por supuesto, pero el miedo fue más fuerte -aclaró Barclay-. Una noche, una tragedia arrasó con la familia de la chica... habían matado a sus padres a sangre fría... El odio y el dolor cesaron su corazón y nublaron su mente. Él no supo como ayudarla pues sabía quién había asesinado a sus padres, pero no sabía cómo decírselo y cometió un error... buscó la ayuda de un demonio.

Bufé, como si lo que hubiera dicho fuera una estupidez, y lo era. ¿Quién buscaría la ayuda de un demonio? Solo un idiota confiaría en ellos.

-El joven cuervo hizo un trato. Las alas de un cuervo por la ayuda para matar al asesino de los padres de su amada. Mientras tanto la joven humana esperaba por el cuervo sin saber porqué ya no había vuelto por ella y entonces...

"Humana esperando por un cuervo..." un momento...
Abrí los ojos de par en par y sentí mis alas extenderse rápidamente, sorprendiendo a Vince.

-Me tengo que ir -hablé rápido.

-¿No te quedas a escuchar el desenlace?

-No puedo, tengo algo importante que hacer.

Me fui volando con tanta rapidez que mis alas empezaron a acalambrarse. Ya estaba atardeciendo y ni siquiera me había dado cuenta. No me importó cruzar la ciudad humana y llegué hasta la escuela. ¡¿Cómo es posible que me haya olvidado de Sarah?!
La vi abrazando sus rodillas en frente de la escuela, al escucharme llegar levanta la mirada.

-Sarah, yo...

Ella se levanta y me abraza repentinamente, no supe como reaccionar por unos segundos antes de devolverle el abrazo.

-Lo siento tanto...

-Se te está haciendo costumbre disculparte -murmuró con un poco de gracia pero noté su voz temblorosa.

-Lo sé, perdóname -pedí de nuevo.

-Vamos a casa, por favor.

Asentí en respuesta. La cargué en brazos y volví a alzar vuelo para irnos a casa. Fue silencioso por unos minutos cuando yo fui el primero en hablar.

-¿Y Dylan? -pregunté.

-Le dije que se fuera porque tú ibas a llevarme como acordamos -nos quedamos en silencio de nuevo por pocos segundos-. Te arriesgaste al ir hasta la escuela con tus alas.

-Tenía que buscarte -respondí.

-No te arriesgues así -pidió.

-Lo haré si se trata de ti, enana.

Ella se aferró a mí, noté que estaba temblando ligeramente y eso solo me hizo sentir peor. Llegamos a casa y al entrar vimos a nuestros padres preocupados y Dylan molesto.

-¡Al fin! ¿Qué les tomó tanto tiempo? -preguntó mamá acercándose y acunando el rostro de Sarah entre sus manos.

-Lo siento mamá, nos entretuvimos y... -detuve a Sarah.

-No tienes que cubrirme, enana... -suspiré-. La verdad es que yo fui el que se entretuvo y olvidé recoger a Sarah.

-¿Te olvidaste de ella? -Dylan me mira furioso- ¿Cómo es posible que seas tan irresponsable, Jayd? Dejarla sola tan tarde.

Mantuve la mirada en el suelo, tensando la mandíbula y apretando los puños porque sabía que Dylan tenía razón en estar enfadado, yo lo estaba conmigo mismo.

-Dylan, detente por favor... estoy bien -pide Sarah.

-Por milagro, dime Jayd, ¿qué hubieras hecho si algo le pasaba? -se acerca a mí amenazante pero papá agarra su hombro y lo retiene.

-Dylan, llévate a Sarah arriba y trata de calmarte -pide él-. Nosotros hablaremos con Jayd.

Sarah abraza a Dylan para calmarlo y se lo lleva escaleras arriba. Mamá acaricia mis hombros y me lleva hasta el sofá de la sala con papá siguiéndonos.

-Jayd, sabemos que jamás olvidarías a Sarah por nada... -dice mamá.

-Y tienes mucha suerte de que no le haya pasado nada -papá habla con dureza.

-Así que, dinos ¿con qué te has entretenido?

No sabía si decirles la verdad, ¿y si se enojan más por esto? No quiero que Sarah escuche gritos si es que así se pone la cosa. Los miré a ambos y vi las cicatrices de mamá... Ahora recuerdo, que ella me había contado una historia de un niño tachado de enfermo por retraso en sus alas cuando yo era niño. Miré a papá y si mal no recuerdo, su historia era similar...

-Mamá, papá ¿cómo se conocieron?

-¿A qué viene el tema? -pregunta mamá confundida al igual que papá-. No intentes cambiar el tema.

-No, es que... tiene algo que ver con todo esto -murmuré.

Ambos se dedican una mirada de confusión pero mamá suspira y empieza a relatarme la historia de ambos, siendo esta la misma que una vez me había contado y ahora la que Barclay le había contado a los niños.

-El demonio se llamaba Asher, pero gracias a tu madre él está muerto -finaliza papá-. Pero aún no nos has dicho tú el porqué quieres saber esto y cómo esta relacionado al problema principal.

-Bueno, es que... am... -resoplé dándome ánimos mentalmente-. Me quedé a escuchar esa historia hoy, por eso me distraje.

-¿Cómo? ¿Quién te la ha contado? -mamá parece alarmada.

-Bueno, a mí no exactamente... Agh. La verdad es que yo... yo fui al clan, a nuestro clan.

EL REGRESOWhere stories live. Discover now