Capítulo 36

364 45 0
                                    

Unos pasos suaves empezaron a acercarse a nosotros con lentitud, luego de tanto tiempo abrazando a Nilsa, ya sin lágrimas para derramar. Se arrodilla junto a mí y apoyó una mano en mi hombro.

-Cariño, Jayd... -susurra mi madre con una voz dulce y lastimera.

-No quiero... -hablé antes que ella al saber lo que iba a decir-. Quiero quedarme con ella. Solo... déjame estar a su lado, mamá.

Mi madre no responde pero luego la escuché suspirar y acariciar mi cabeza con consuelo.

-Está bien, te dejaré, pero... al menos déjame quitarle las cadenas... Te estás haciendo daño.

Terminé asintiendo y aunque no quisiera solté a Nilsa, dejándola en el suelo de nuevo. La miré, pero era tan doloroso verla que cerré los ojos y bajé la cabeza.

-¡Mhg! -abrí los ojos de golpe y volví a mirarla.

Ella empezó a retorcerse y toser, mamá reacciona y la inclina hacia un lado para que expulsara toda el agua acumulada en sus pulmones.

-Sujétala -me pide y de inmediato lo hice.

Mamá le quita las cadenas lo más rápido posible y Nilsa, al librarse, se sujeta del cuello mientras sigue tosiendo y expulsando agua hasta que se detuvo. Se acostó de nuevo y respiró agitadamente, veía como su pecho subía y bajaba por su respiración y no pude evitar sonreír y suspirar aliviado. Nuevas lágrimas aparecieron en mis ojos y ella me mira apenas con los ojos entre abiertos.

-¿Jayd? ¿Por qué estás llorando? -hablaba con la voz débil, extendiendo su mano hasta mi rostro y limpiando el rastro de lágrimas.

Cerré los ojos y presioné su mano contra mi mejilla para sentir su tacto mucho mejor.

-¿Tú por qué crees? -respondí abrazándola.

La abracé con cuidado pero desesperado. Estaba tan aliviado en estos momentos, podía escuchar el festejo de los demás a nuestro alrededor pero los ignoré para únicamente concentrarme en Nilsa. Rodeé su cuerpo con ambas manos y escondí mi rostro en su cuello mientras soltaba algún que otro sollozo, sentí que acarició mi cabello suavemente como queriendo que me calmara.

-No llores más... por favor -murmura.

Nos separamos y yo me cubrí con mis alas para que no me viera en ese estado ahora.

-Es que... me preocupé -admití.

Escuché su risa pero sentí como apoyaba su mano en mis alas, yo las destapé un poco, quedando como un techo inclinado sobre mí. Estaba un poco sonrojado por la situación y que todos me vieran actuando así. Ella me mira con ternura pero yo estiré mis brazos lentamente hacia ella y al sujetarla la atraje hasta mí rápidamente para cubrirnos con mis alas.

Ella se ríe dulcemente pero de una forma un poco débil y apoya su mano en mi mejilla, me mira por un momento y yo a ella, admirando cada parte de su rostro. Pero notaba lo cansada que estaba, con bolsas bajo los ojos y su piel pálida.

Mis alas bajaron, la cargué en brazos al levantarla tomándola por sorpresa pero enseguida sonrió y se acomodó con su cabeza en mi hombro.

-Vamos a casa... -murmuré.

Asintió apenas. Noté las heridas en su cuerpo, traté de controlarme y no reaccionar a ellas pues me enfurecía pensar en lo que le habían hecho. Cerró los ojos, suspirando más tranquila. Mamá se acercó de nuevo y colocó sobre Nilsa su abrigo para cubrirla del viento.

-Es hora de irnos -dice mamá acariciando mi mejilla.

Asentí estando de acuerdo. Ella se acerca a papá, que estaba junto a mi familia y amigos. Extendimos nuestras alas y nos elevamos para volver al clan.

-¿Qué pasó con Asher? -le pregunté a mis padres.

-Ya no volverá a molestar -respondió mamá sonriendo-. Esta vez... para siempre.

Estaba aliviado por esa noticia, pero a la vez preocupado por Nilsa. Se quedó dormida muy rápido en el vuelo a casa.

Nos habíamos tardado más que al ir a la mansión, pero ahora estábamos llegando. Todos fueron rápido a encontrarse con sus seres queridos y festejar la victoria. Toqué el suelo, cerca del centro médico.

-¡Jayd! -Sarah corría hacia mí y vio a Nilsa en mis brazos.

-Hola, enana -saludé sonriendo.

-¿Está bien? -pregunta por Nilsa, mostrándose preocupada.

-Eso espero... -suspiré profundamente y comencé a caminar hacia los médicos.

Rápidamente atendieron a Nilsa, llevándola y dejándome esperando por saber algo. Aunque hace unos segundos, luego de que se llevaran a Nilsa, algunas enfermeras vinieron a llevarme para curar mis heridas y luego me dejaron ir, tardé un par de horas pero eso me ayudó a calmarme.

Al salir de la habitación vi a mi familia y amigos. Papá y mamá fueron los primeros en acercarse y abrazarme.

-Todo salió bien gracias a ti... eres un buen líder -comenta mamá.

-Gracias por apoyarme... -dije sonriendo.

-Somos tus padres, siempre te apoyaremos -papá apoya su mano en mi cabeza.

Asentí agradecido, vi a mis hermanos y ellos me abrazaron, Sarah con más fuerza de la que debería. Nos quedamos esperando todos juntos hasta que un médico salió de la habitación de Nilsa.

-El estado de la paciente cue muy grave... pero logramos estabilizarla -suspiré con alivio-. Sus múltiples heridas y contusiones, además de la falta de agua y comida, y el leve caso de hipotermia hicieron que fuera difícil atenderla, su corazón estaba muy débil... se detuvo dos veces mientras la atendíamos.

Mi corazón se aceleraba por cada cosa que mencionaba el médico. Me resultaba tan alarmante saber por todo lo que tuvieron que pasar para mantenerla com vida. Mi cuerpo empezó a temblar por la preocupación pero sentí la mano de Sarah tomar la mía y apretarla un poco, además de que Dylan apoya su mano en mi hombro.

-¿Se pondrá bien? -pregunta mamá. El médico suspira preocupándome aún más.

-Haremos todo lo posible para que así sea.

El médico se fue y yo solo podía mirar un punto fijo en la pared. Sarah vuelve a apretar mi mano para hacer que reaccione.

-¿Jayd...?

-Necesito... Necesito un momento -me solté del agarre de mis hermanos y comencé a caminar hasta estar fuera del lugar.

Extendí mis alas y volé rápidamente hasta salir del clan. No sabía a dónde ir pero solo quería un momento para pensar. Dejé que mis alas me guiaran y terminé llegando hasta la cueva donde Nilsa una vez me trajo para curarme luego de aquella pelea con los lobos...

Entré haciendo a un lado las enredaderas y suspiré de nuevo.

Pude ver como aún habían restos de leña de aquella fogata que había hecho y las camas improvisadas con hojas y demás. Me senté apoyando mis brazos en mis rodillas y pasándome una mano por el cabello.

¿Por qué tuvo que pasarle esto a ella...?

EL REGRESOOnde as histórias ganham vida. Descobre agora