Capítulo 39

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Suspiré profundamente al momento de despertar, al instante sentí un peso conocido en mi brazo y sonreí al ver el rostro dormido de Nilsa a mi lado, sus piernas enredadas con las mías y mi brazo sujetando su cintura. Cerré nuevamente los ojos sin dejar de sonreír, me moví para quedar más inclinado hacia ella y acercarla más, ella respira profundo pero se deja acomodar y pega su frente a mi cuello. Besé su cabeza con ternura y comencé a acariciar levemente su espalda.

Sentí que dejó un pequeño beso en mi clavícula, haciéndome suspirar y sentir como la piel se me erizaba por completo y mis alas se agitaron ligeramente por la sensación. Luego sentí que me mordió allí de forma juguetona, mis alas no pudieron controlarse y se se volvieron a agitar, algunas plumas se erizaron. Ella levanta levemente la cabeza para ver aquello en mis alas y luego me mira sonriendo.

-Sigue haciendo eso... y verás que no me importará que mi familia esté en la casa -hice el amago de bajar mi mano a su trasero pero ella me detiene sonrojada.

-Ya, e..está bien. Me detengo -responde nerviosa.

Reí entre dientes para luego dejarla sentada sobre mí, con sus rodillas a ambos lados de mi cintura y sus manos en mi pecho. Se sobresaltó por mi repentina acción mientras yo acariciaba sus piernas.

-O..Oye... -me reclama apenada y más sonrojada que antes.

Le sonreí con atrevimientos y la empujé para acercarla más a mí. Tuvo que apoyar sus manos en la pared para no golpearse cuando la atraje hasta sentarla más en mi pecho.

-J..Jayd -me advierte pero mordí su muslo- ¡Hmg!

Se cubrió la boca con ambas manos y me miró sobresaltada. Lamí la reciente mordida y ella suspira mientras se estremece, dejé varios besos lentos y húmedos en sus piernas y poco a poco vi como destapaba al disfrutar.

-¡Hm! -se preocupa al escuchar a alguien llamando a la puerta.

-¿Quién es? -pregunté despreocupado.

Nilsa intenta bajarse rápido pero volví a empujarla más a mí hasta que casi podía saborear sus labios y no los de arriba.

-Hey, soy yo -la voz de Dylan ya me lo decía todo.

-¿Qué sucede? -pregunté acostando mi cabeza en la pierna de Nilsa y besándola ligeramente.

-Sarah quiere decirnos algo, así que tienes que bajar.

Colé mis manos por sus shorts hacia su trasero pero ella intenta detenerme, aunque su agarre era débil... parecía hacerlo apropósito.

-Bien, enseguida bajo -respondí.

Escuchamos a Dylan irse y justo cuando iba a acercarme más a aquella zona tentadora ella me sujeta por el cabello y aparta mi rostro.

-Malo -suelta como niña pequeña y se baja.

-Ay por favor -reí.

Me di vuelta y la acorralé contra el respaldo de la cama, apoyando mis manos en esta mientras sonreía.

-Fue sexy -mencioné-. Además, tú me provocaste primero.

-Pero no tanto -hizo un puchero y apartó la mirada cruzada de brazos-. Y menos con alguien tras la puerta, hablando.

Volví a reír y sujetando su barbilla hice que me mirara para besar sus labios. Ella no pudo resistirse y cedió a mí.

-Está bien, lo siento -susurré contra sus labios.

-Más te vale.

Me separé de ella riendo y me levanté de la cama, no podía ponerme mi remera porque ella la tenía puesta. Agarré una cualquiera de mi armario y me la puse antes de ir al baño. Me aseé primero y al salir vi a Nilsa con intenciones de volver a dormir.

-¿En serio seguirás durmiendo? -pregunté.

-Sí, buen día -respondió acurrucándose en las mantas.

Rodé los ojos pero manteniendo mi sonrisa y me acerqué, inclinándome sobre ella hasta alcanzar su oreja.

-Bien, voy con Sarah y vuelvo, pero si te veo aún dormida... -besé su cuello haciéndola jadear-...te despertaré de una manera que te dejará agotada.

Se cubre totalmente con las mantas, haciéndome reír.

-¡P..Pervertido!

-¿Qué? Yo planeaba asustarte y hacerte correr ¿En qué pensabas tú? -dije inocente.

-¡En nada! -vuelve a decir.

-Aunque... si quieres... puedo despertarte también de la forma en que estás pensando.

-¡No estoy pensando en nada!

-Claro...

Me alejé de ella mientras reía y salí de la habitación. Bajé hasta la sala en donde vi a mis padres y hermanos esperando.

-Bien, ya estoy aquí ¿Qué sucede? -pregunté sentándome en uno de los sillones.

-Sarah... -papá le da espacio para hablar.

Mamá la abraza y le sonríe dándole ánimos. Ella suspira y nos mira a Dylan y a mí.

-Yo... he hablado con papá y mamá, mucho de hecho, ambos están de acuerdo conmigo y entre los tres decidimos que lo mejor sería... mudarnos.

-¿Mudarse? -Dylan y yo nos miramos como si hubiéramos escuchado mal.

-Sí, bueno... mudarnos del clan y de nuestra antigua casa -explica ella-. Realmente quiero seguir estudiando y mamá dijo que podíamos ir a su antigua casa, la que está al pie del monte, así que no está lejos. Podemos acordar visitas.

-Aguarda, Sarah... -Dylan la detiene- ¿En serio es por tus estudios que vas a mudarte?

Ella baja la mirada a sus manos, estaba jugando con sus dedos como suele hacer cuando no sabe que decir en una ocasión complicada.

-Y también porque... bueno... soy humana, lo sabemos, y quiero convivir con más humanos. Aquí me siento muy... fuera de lugar. Me recuerda que no puedo hacer las cosas que ustedes hacen y si voy a ser humana, quiero hacerlo con los que son iguales a mí.

Nos sonríe para que la apoyemos, Dylan y yo nos mantuvimos en silencio por un momento pero entonces suspiré profundo y asentí.

-De acuerdo, lo entiendo -respondí-. Pero te advierto que no evitarás que vaya a secuestrarte de vez en cuando. Eres mi hermana... no importa si te mudas a Saturno o a otra estrella, iré contigo alguna vez.

Sarah me mira con una gran sonrisa más animada y se lanza sobre mí para abrazarme y susurrar un leve "gracias". La abracé de vuelta y luego sentimos como Dylan se acercaba y nos rodeaba a ambos.

-Tiene razón, no importa cuanta sea la distancia, ustedes seguirán siendo mis hermanitos pequeños y yo los cuidaré a ambos pase lo que pase. Quieran o no -Dylan revuelve mi cabello y yo solté otro quejido pero rodé los ojos y lo dejé pasar por esta vez.

Los tres nos mantuvimos en aquel abrazo por un largo tiempo, hasta que nos separamos, volviendo a nuestros lugares.

-¿Cuando piensas irte? -prgunta Dylan.

-Y... creí que sería buena idea hoy, ya que no quiero seguir perdiendo más clases, ya perdí demasiadas.

-¿Hoy? -cuestioné sorprendido.

-Sí, de hecho ya... tengo todas mis maletas.

Volví a suspirar sin esperarme que ya todo estaba listo para que se fuera, pero no había de otra.

-Bien, me va a costar no tenerte conmigo, enana. Pero está bien, es tu decisión.

Ella me sonríe de nuevo agradecida. Volvimos a abrazarnos y esta vez mamá y papá también se unieron a nosotros. Los iba a extrañar como nunca antes.

EL REGRESOOnde as histórias ganham vida. Descobre agora