Capítulo 7

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-Bueno, no dormimos nada -hablé agotado al volver a casa.

-Me muero por hacerlo -respondió Sarah bostezando.

-Me parece que no podremos. Tenemos escuela en... -miré mi reloj-. Quince minutos.

-¡Agh! ¡No quiero ir! -se queja a la par que ambos entramos a casa y yo reía.

-¿Dónde se supone que estaban ustedes dos?

Nos tensamos al escuchar la voz severa de mamá. Nos giramos y la vimos de brazos cruzados.

-Y..Yo, eh... nosotros, bueno... -puse una mano en el hombro de Sarah.

-Salí a volar y Sarah fue a buscarme para que volviera pero ya sabes como soy y no le hice caso y terminé raptándola -respondí.

-Oye eso... -cubrí la boca de Sarah y lo disimulé con un abrazo mientras ella trataba de decirle la verdad a mamá.

Finalmente mi hermana rueda los ojos y mamá nos miraba con una ceja arqueada.

-Jayd, ya te dijimos que no hagas paseos nocturnos y menos cuando hay escuela al día siguiente -habla mamá-. Además, sumando a todo lo de ayer... Estás castigado. Y no raptes a tu hermana que por tu culpa no durmió.

-Bien -respondí riendo.

-Ahora, ambos vayan a prepararse que llegan tarde.

Nosotros nos quejamos pero bastó con una mirada suya para correr escaleras arriba y entrar en nuestras habitaciones a prepararnos. Me cambié rápidamente y al bajar de nuevo agarré una manzana y fui a la sala, donde Dylan ya estaba.

-¿A dónde fueron en realidad? -preguntó.

-Ya lo dije, la secuestré -respondí despreocupado y mordí la manzana.

-Sabes que no me creo eso -dijo cruzándose de brazos. Yo me encogí de hombros.

-No es mi problema.

Dylan suspira, ambos salimos de casa para esperar a Sarah quien, luego de unos minutos, aparece ya cambiada y lista.

-¿Nos vamos? -menciona.

Asentimos. La cargué como de costumbre y alzamos vuelo. Fuimos entre bromas y regañadas de Dylan para luego reír con nosotros. En la escuela nos separamos y yo fui a mi clase con buenos ánimos pero realmente cansado por no haber dormido nada. Terminé por dormirme en mi lugar, aún tenía bastante tiempo pues habíamos llegado muy temprano esta vez.

Pero solo lo sentí como unos cuantos segundos cuando el timbre de la primera hora suena y todos los alumnos y el profesor Ambrose entran a la clase.

-Chicos atención, ella será su nueva compañera de clase, trátenla bien -comentó él-. Preséntate y luego toma asiento.

No escuché nada por unos segundos pero tampoco me era muy importante. Solo intenté retomar mi sueño.

-M..Me llamo Nilsa y..y... vengo de Canadá -hablaba con timidez.

-¿Canadá? ¿Hablas francés? -pregunta interesando el profesor.

No escuché respuesta por parte de la nueva, así que desuje que respondió con un movimiento de cabeza.

-Interesante... ¿podrías decir en francés que en mi clase no se duerme? -sentí un gran golpe en mi mesa.

Al levantar la mirada vi al profesor a mi lado, él había dejado caer unos libros sobre mi mesa para ocasionar ese golpe. Mis compañeros rieron pero yo solo suspiré y me recosté en mi asiento.

-Puedes sentarte Nilsa, gracias -dice el profesor.

Fue cuando dirigí la mirada a ella que me sorprendí de ver que la nueva chica era aquella que había visto hablando con el profesor y aquel sujeto que no me causaba buena sensación. La miré atento cuando se acercó al lugar que estaba frente a mí, ella evitó mirarme y se sentó con nerviosismo.

Miré su cabello castaño y ondulado, pero dejé de hacerlo pues sentía que mi cabeza caía al frente por el sueño.

Joder, realmente quería dormir.

Tuve que aguantar despierto toda la clase porque el profesor estaba muy pendiente de mí por si me dormía, estaba que salía a dormir afuera pero tampoco me dejó salir y no quería que mamá tuviera más razones para aumentar mi castigo. Finalmente pude escuchar aliviado el sonido del timbre de fin de clase.

-Jayd -me detuve en el momento que estaba por salir del salón-. Ven un momento.

Me di vuelta maldiciendo en mi mente y caminé hacia el profesor.

-¿Sí?

-¿Conseguiste... la pluma? -pregunta él interesado.

-No, aún no, pero la tendré -aseguré.

Él asintió, un poco decepcionado al comienzo pero lo disimuló.

-Está bien -responde y se levanta-. Eso era todo, ya puedes irte.

Asentí sin más y me fui. Decidí saltarme la clase siguiente, pues era una que a nadie le importaba, ni siquiera al mismo profesor, me acosté en las escaleras y preferí dormir las siguientes horas hasta el almuerzo.

Aún no logro entender porqué quiere una pluma de las alas de Barclay. ¿Reslmente es un coleccionista?

Negué para dejar de pensar en eso y recosté mi cabeza en la pared mientras me concentraba en dormir. Hasta que me llamó la atención el ruido de unos pasos rápidos pasando a mi lado.
Entre abrí un ojo y vi a la chica nueva corriendo de forma desesperada y tras ella iba una criatura espantosa, un esbirro. Resoplé con molestia y me levanté quejumbroso, ¿por qué todo tiene que pasar cuando quiero dormir?

Fui por donde ella había corrido para encontrarla. Los pasillos estaban vacíos a excepción de algunos alumnos que también se habían escapado de alguna clase.

-Eh, ¿haz visto a una chica corriendo por aquí? -pregunté a uno.

-Ah, sí... se fue por allá -apuntó el camino.

Fui hacia donde apuntó y crucé por un pasillo más solitario. Suspiré pensando en que aquel esbirro seguramente ya la había devorado pero entonces me detuve cuando algo golpeó fuertemente la puerta junto a mí. Vi por la ventanilla traslúcida el cuerpo de alguien cayendo al suelo. Traté de abrir la puerta pero estaba trancada, resoplé de nuevo. Escuchaba algo moverse dentro de la habitación. Pateé la puerta hasta que se abrió justo cuando el cuerpo de la nueva sale volando de un extremo de la habitación al otro.

Su nombre era Nilsa, ¿no? Estoy casi seguro de que sí.

Como sea, Nilsa intenta correr pero el esbirro la toma por el cuello hasta ahorcarla. El esbirro me vio y voló de un lado al otro. Cerré la puerta tras de mí e hice aparecer mis alas, volé hasta ellos y golpeé al esbirro antes de que huyera. Nilsa cae al suelo tosiendo y tomándose del cuello mientras el esbirro retrocede.

Nos mira con furia y vuela hacia nosotros. Tomé a Nilsa por la cintura y nos alejé antes de que el esbirro pudiera atraparnos. Lo esquivé unas cuantas veces hasta que me hice a un lado, con mi mano libre saqué mi daga, que mis padres nos regalaron a cada uno de los tres, y con la otra cubrí los ojos de Nilsa aunque también lo hice con mi ala. Corté el cuello del esbirro quien soltó un horrible alarido de dolor que hizo estremecer a Nilsa y acercarse a mí con horror, antes de desintegrarse por completo.

Guardé la daga e iba a soltar a Nilsa pero sentía su cuerpo más pesado. La miré y fue cuando noté que se había quedado inconsciente.

-Genial -murmuré agotado.

La cargué en brazos, escondí mis alas y salí del salón. Comencé a caminar hasta la enfermería y la dejé allí con la excusa de que la encontré tirada en el suelo.

-Está bien, de ahora en más me haré cargo, gracias -dice la enfermera sonriendo amable y yo asentí.

Eché una última mirada hacia Nilsa antes de salir de la enfermería.

Fue cuando tuve tiempo de pensar que me pregunté, ¿cómo es que ella pudo ver al esbirro? Se supone que los humanos no pueden verlos, solo a los demonios cuando están muy involucrados. Pero los esbirros son invisibles a la vista humana... a menos que tenga alguna conexión con este mundo.

EL REGRESOWhere stories live. Discover now