Capítulo 14

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-Jayd... -me di vuelta al escuchar mi nombre.

-Ah, eres tú. Hola, Nilsa -saludé amable y seguí buscando mis cosas en mi casillero.

-Yo... esto... -ella se queda murmurando cosas sin sentido por lo bajo.

No podía entenderla así que cerré mi casillero y la miré arqueando una ceja, animándola a decir lo que quería decirme. Ella suspira profundo para agarrar ánimos y me tiende una carpeta con varias hojas.

-Son los apuntes de las clases de ayer, faltaste por mi culpa y quería... hacer esto por ti...

Yo agarré la carpeta y la miré a ella antes de ver los apuntes. Su letra era hermosa y comprensible, además de que sus apuntes son perfectos, hasta un niño podría entender los problemas de álgebra.

-Hm, gracias. Me salvaste -comenté cerrando la carpeta y sonriendo.

-D..De... nada -sonríe nerviosa y se va casi corriendo mientras abraza con fuerza sus libros.

La vi irse hasta que desapareció al doblar por una esquina. Suspiré y miré la carpeta, sonreí leve antes de irme.
Fue un gesto muy amable de su parte, aunque en realidad no me importara nada sobre las materias pues al tener un hermano muy inteligente y ser competitivo... ya sé todo esto.

Escuché el timbre de la clase mientras caminaba por los pasillos, estaba cerca así que solamente entré y tomé asiento. No tenía mucho que hacer por lo que me dispuse a mirar los apuntes de Nilsa para ver si estaba todo en orden, pero pasando de página una nota pequeña cae de estas. La recogí extrañado y la desdoblé.

"Quizás sea molesto para ti, pero realmente tengo curiosidad por preguntarte sobre... el tema... ¿Podrías encontrarme en el tejado a la hora del almuerzo, por favor? Entenderé si no vas.

-Nilsa."

Miré a la entrada de la clase en el momento justo en que Nilsa entró a esta. Ella conectó miradas conmigo pero su vista fue a lo que tenía en manos, me miró nerviosa y apenada pero yo sonreí y asentí una vez con la cabeza. Ella toma su lugar en frente de mí y se niega a mirarme en todo este momento, me causaba gracia y ternura lo tímida que podía llegar a ser.

Dejé que las horas pasaran pero notaba lo ansiosa que Nilsa se ponía cuando estaba cerca de ser el almuerzo. Su pierna se movía constantemente y miraba su reloj igual. Supongo que saber sobre algo nuevo y emocionante era para ponerse ansiosa. No me di cuenta cuando finalmente fue el momento del almuerzo y de la Gran Revelación. Nilsa trató de contenerse al levantarse pero antes de que pudiera salir el profesor la llamó.

-Señorita Nilsa, ¿puede venir un momento?

Ella trata de no hacer una mueca mientras yo pasaba a su lado con una risa pequeña.

-Te veré allá -murmuré y salí de la clase.

No tenía hambre de todos modos así que fui directamente al tejado de la escuela y me acerqué al borde. Me apoyé en este, mirando desde aquí... Podía ver el monte de mi clan pero no la cúspide por la niebla. Pocos minutos después miré a un lado cuando Nilsa finalmente llegó.

-Lo siento, no esperaba que el profesor quisiera hablarme -comentó.

-Está bien, ¿cómo ibas a saberlo? -respondí.

Ella suspira mientras se acerca y ambos contemplamos la vista por un momento. La miré de reojo, se notaba que querí empezar a preguntar pero no sabía cómo.

-¿Y bien? ¿Qué querías saber? -pregunté para animarla.

-B..Bueno... Pues ¿desde cuándo tienes tus alas, cómo y esas cosas? Lo básico para empezar -asentí comprendiendo.

-Las tengo desde los cinco años. Soy un cuervo de monte por parte de mi padre y es por eso que las tengo -respondí.

-¿Hay más como tú? -pregunta sorprendida.

-Por supuesto, ¿pensabas que solo era yo? -se avergonzó por la prehunta tonta-. Somos una especie dividida en clanes por todo el mundo.

-¿Tienes un clan?

-Pues sí lo tengo, pero vivo con mi familia un poco alejados de todos.

Ella asiente comprendiendo. Decidí sentarme en el borde, con una pierna colgando de este y la otra doblada para sostener mi brazo. Ella se acercó un poco y apoyó los brazos en el borde.

-Esas cosas que suelen perseguirme... ¿Qué son?

-Esbirros de demonios, inferiores a ellos pero aún así peligrosos. Se supone que los humanos no pueden verlos ni sentirlos ya que ustedes no están ligados al mundo sobrenatural como nosotros.

-¿Cómo es que yo...? -tomé su mano con la pulsera y se la mostré- ¿Huh? ¿Mi pulsera?

-En realidad, la pluma en ella -me mira confundida, yo la solté-. Nuestras plumas son como conectores entre nuestros mundos, tienen poder y energía sobrenatural, eso las hace especiales.

-Oh... -responde asintiendo y sin dejar de mirar extrañada su pulsera, era como si no entendiera algo. Fruncía el seño y jugaba con la pluma- ¿Cómo es que papá la consiguió? -murmura.

-Eso quisiera saber y más el porqué te la dio. Es peligroso para ti -ella me mira mientras yo me ponía de pie- ¿Por qué no te la quitas?

-Yo... no puedo -murmura apartando la mirada.

-¿Por qué?

Duda un segundo pero entonces me muestra su muñeca, en la parte donde estaba la pluma. La miré confundido pero tomé su brazo con delicadeza y miré atento cada detalle en la pulsera y su muñeca.

-¡¿Huh?! -abrí los ojos de par en par y fruncí el ceño realmente asombrado y paralizado.

La jalé hasta mí sorprendiéndola. Pero realmente no sabía si estaba viendo mal o realmente era verdad.

-¿Qué mierda...? -murmuré, era verdad.

La cadena y la piel de Nilsa se habían unido, como si hubiera fundido la cadena sobre su piel para que eso pasara.

¿Qué porquería era esta? ¿Por qué le harían algo como esto?

Nilsa aparta su mano y cubre la pulsera mientras mira hacia otra parte avergonzada.

-Papá hizo que me pusieran esto hace seis años, no la he podido quitar desde entonces... -parece recordar algo traumante porque se aferró a su muñeca-. Fue... muy doloroso.

-¿Además de hacer esto... lo hizo sabiendo que estabas despierta y consciente del dolor? -no podía creerlo y menos cuando ella asintió sin mirarme.

Apreté los dientes realmente molesto, no podía creer que un padre era capaz de hacerle esto a su propia hija...
Volví a sujetar su mano, esta vez con más cuidado. Ella me mira sorprendida y más cuando pasé un dedo por la pluma, sin tocar la cadena pero sintiendo ondas de calor por ellas.

-¿No te duele o molesta? -pregunté.

-En su momento sí, dolío por mucho tiempo. Supongo que ya me he acostumbrado.

-¿De qué está hecho? -pregunté soltando su mano.

-Metal ¿por? -pregunta confundida.

Yo negué con la cabeza y agarré un pedazo de alambre cortado que estaba por el suelo y se lo enseñé.

-Esto es metal -dije antes de tirarlo-. Eso no lo es.

Volví a sujetar su mano y solo toqué el material por un milisegundo y no poder soportar la quemadura.

-¡Agh! -murmuré, maldiciendo por lo bajo.

-¡¿Huh?! -le mostré la quemadura en mi dedo que desapareció lentamente al no haber sido tan grave- ¿Qué?

-Ese material, no sé cómo pero quema demasiado.

Ella tampoco podía comprenderlo, miraba la pulsera pero ya no decía nada. Escuchamos el timbre de la escuela así que yo resoplé y me acerqué a la puerta de las escaleras.

-Será mejor irnos.

Ella asiente concordando conmigo y comienza a caminar. Ambos dejamos el tejado y fuimos a nuestra clase. Pero toda esta situación me dejó pensando incluso al terminar el horario escolar.

EL REGRESOWhere stories live. Discover now