Capítulo 1

932 66 2
                                    

Escuchar el mismo discurso todas las veces que empezamos un nuevo año escolar comienza a aburrir, en realidad ya me había aburrido desde hace años. He aprendido a asentir en los momentos precisos y ni siquiera estar escuchando lo que mi madre nos está diciendo, pues ya me sé todo ese discurso de memoria.

-Tengan mucho cuidado y recuerden, ni se les ocurra mostrarle sus alas a nadie, ¿está bien? -nos mira con advertencia.

Resoplé y rodé los ojos sin responder pero Dylan asiente sonriéndole a mi mamá, satisfaciendola con eso. Pero me sigue mirando a mí, esperando a que de una respuesta porque no confía en que solo no lo haré.

-¿Jayd?

-Sí, okey, lo entendí -bufé-. Aún no entiendo por qué no podemos usar nuestras alas.

Sentí la mano de mi papá sobre mi cabeza, revolviendo mi cabello. La aprté quejándome y tratando de arreglar el desorden que causó.

-Ya habrá momento para que lo entiendas, pero ahora solo hazle caso a tu madre.

Rodé los ojos y seguí tratando de arreglar mi cabello. Escuchamos otras pisadas acercarse y entonces vimos a nuestra hermana menor, Sarah. Ella se acerca y abraza a nuestros padres con una sonrisa.

-¿Nos vamos? -pregunta mirándonos.

Dylan también abraza a nuestros padres al despedirse, yo simplemente creí que era vergonzoso seguir haciéndolo cada vez que empezamos el año escolar.

-¿Tú no te despides? -pregunta mamá.

Mi primer instinto fue querer abrazarla pero si lo hacía, también tenía que abrazar a papá y eso es aún más vergonzoso. No es que tenga algo malo en su contra, es solo que... creo que ya estaba grande para esto.

-Adiós -dije solamente y alcé vuelo.

A los pocos segundos aparece Dylan con Sarah en brazos, pues sus alas no se han manifestado y al tener ya quince años de edad suponemos que ella es una humana como mamá.

-Jayd, debes dejar de ser tan orgulloso -comenta Dylan-. Haces que el día de todos se arruine.

-Cállate, ¿quieres? Solo no me gusta dar abrazos, ¿qué tiene?

-A mí me dejas abrazarte -sonríe Sarah.

-Sí, pero tú eres la excepción, enana. Además, una cosa es dejarse abrazar y otra es ser quien abraza.

-Lo que digas -Dylan rueda los ojos.

Resoplé cansado de discutir sobre esto y aceleré el vuelo. Miré hacia arriba y sonreí ligeramente por la sensación de volar. Fueron solo unos minutos de vuelo cuando decidimos bajar antes de salir del bosque y así escondernos un segundo.

Dylan y yo hacemos esconder nuestras alas en nuestras espaldas. Ambos tenemos esta habilidad por tener sangre humana, papá no puede hacerlo por ser un cuervo completo, pero esto nos facilitaba a nosotros para asistir a clases o ir a la ciudad humana por cualquier cosa. Salimos del bosque y fuimos hasta la escuela a pie, Sarah iba en medio de nosotros pues queríamos protegerla de cualquier forma o peligro, aunque no ocurriera nada al estar en un lugar tan aburrido como este.

Las miradas estaban sobre nosotros, pues cada uno tenía algún tipo de fama en este lugar. Dylan era el presidente del centro de estudiantes, el chico de último año más inteligente y según las chicas el más atractivo y amable. Luego estaba yo, en el penúltimo año, reconocido por mi atractivo y por las peleas en que siempre termino involucrado. Apenas tengo buena fama como Dylan, en realidad la mayoría no me soporta, incluyendo los profesores. Finalmente, estaba Sarah, conocida por ser nuestra pequeña hermana y las más linda chica de su curso. Es amable hasta el punto de llegar a ser ingenua de vez en cuando, además de distraída y vivir en las nubes de la música.

-Puerta -dije jalando de la mano de Sarah hasta colocarla atrás cuando cruzamos por la puerta mencionada.

-Ow, gracias Jayd -me sonríe.

-Que no escuches no significa que no veas -respondí.

-Lo sé, lo sé. Es solo que ya descubrí el acorde que me faltaba, estaba concentrada en eso, es todo.

-Está bien, pero presta más atención a tu camino.

-¡Sí, lo haré!

Llegamos hasta su clase porque siempre la íbamos a dejar a ella primero, ella se despide de ambos con un abrazo y un beso en la mejilla.

-¡Nos vemos! -agita su mano entrando a la clase.

-Te vendremos a buscar a la salida así que espéranos en la entrada principal -le avisa Dylan.

-Entendido.

Ella se sienta a un lado de unas chicas quienes nos estaban mirando con el rostro sonrojado. Resoplé y empecé a alejarme hacia mi salón.

-Yo puedo ir solo desde aquí, no necesito que mi hermano mayor me acompañe -sonreí con un poco de burla.

-Como quieras, ¿tampoco quieres un abrazo? Te pones de malas si no lo tienes -se burla de vuelta.

-Abraza a un árbol si eso quieres -le saqué el dedo medio y me fui.

A mitad de camino escuché el timbre de entrada, aún así no me apresuré, ¿por qué lo haría? Me tomé mi tiempo y cuando abrí la puerta finalmente, todos voltearon a verme y el profesor, al que jamás he visto, cierra el libro en su mano y se quita los anteojos de lectura.

-Llega tarde -comentó.

-Pero llegué -respondí entrando a la clase.

-Usted debe ser el joven Jayd, ¿no es así? -asentí-. He escuchado sobre usted, el joven más problemático que tuvo esta institución.

Me tiende la mano pero lo observé sin intenciones tomarla de regreso, sonrió de lado, pareciera que se lo esperaba y no le importaba.

-Bueno, joven Jayd, les estaba comentando a sus compañeros que este año yo seré su nuevo profesor de literatura avanzada. Mi nombre es Ambrose.

Asentí sin darle mucha importancia, quise pasar a mi lugar a sentarme pero entonces me detuve en seco al escucharlo murmurar.

-Eres tan serio como tu padre.

Lo volteé a ver pero él ya había agarrado su libro y puesto sus anteojos. Negué con la cabeza creyendo que habia escuchado mal y me fui a sentar, pero por más que quería dejar el tema a un lado no podía. ¿Conocía a papá? Pero entonces habrá visto sus alas, papá no puede esconderlas.

Pasé toda la clase pensando en eso y no pude evitarlo. Cuando pasaron las horas y sonó el último timbre para el cambio de clase, todos salieron menos yo.

-¿Sí, Jayd? ¿Qué se te ofrece? -preguntó el profesor mirando las notas en su mano.

-Seré directo, ¿usted conoce a mi padre? -pregunté.

-¿A Ryder? Lo he visto con tu madre lo suficiente -me mira de reojo y se quita los anteojos-. Fuimos compañeros en la escuela. Evett era una joven muy reservada, probrecilla... a la única amiga que tuvo le terminó dando una paliza por mala amiga.

Abrí los ojos de par en par sin poder creerme este cuento. ¿Mamá dándole una paliza a alguien? Si ella es demasiado tranquila y buena como para hacerlo. Pero el caso más importante... realmente está hablando de papá, sabe sobre él.

-Si te preguntas tanto sé... pues te diré que mucho -comenzó a juntar sus cosas-. Ocho de agosto del noventa y cinco, te interesará esa fecha.

El profesor salió de clase, dejándome con la duda y la curiosidad. Salí de la clase pero él ya había desaparecido, fruncí el ceño y saqué mi celular para investigar la fecha que dijo... pero ¿qué estaba buscando exactamente? ¿Quería saber? Guardé mi celular y bufé, por ahora no quería saber. Fui a mi siguiente clase y traté de olvidar el tema por el momento.

EL REGRESODär berättelser lever. Upptäck nu