especial: San Valentín

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Agradeció mentalmente por las personas allí, y por la felicidad en su pecho, lo agradecería por siempre...

* * *

Se ríe, cuanto había extrañado reírse, con las manos de Samuel contra las suyas, bailando en mitad del pasillo de su habitación, la canción continuaba sonando cuando los labios del mayor se presionaron sobre los suyos en un beso corto.

- Esta habitación es gigante. - murmura el castaño, cuando se separan, el mayor dando una vuelta bajo su brazo, al ritmo de la música, y volviendo a unirse, con las manos juntas y las sonrisitas bobas en sus rostros.

- Vamos a tener que pagar una fortuna por esto. - dice, y el menor tiene que reír, ahora es él quien gira, volviendo a su lugar un instante después, abrazando a su novio ahora. 

- Fue idea tuya, De Luque. - susurra, dejándose abrazar, el pelinegro ríe, estaban tan cerca, con los pechos presionados entre sí, y había extrañado esa sensación desde hacía años, siempre parecía que era la primera vez, que se besaban, y que se abrazaban, y que tomaban sus manos juntas, aunque casi había olvidado cuando había sido la primera vez de todo eso. - Quiero un niño. - farfulla de pronto. - Creo que quisiera un niño. - Samuel sonríe, separándose de él un instante para mirarlo, con una ceja enarcada en su dirección. - No sabría que hacer con una niña. - se excusa.

- No nos apresuremos. - responde, la música cambia, y ambos se separan, mirándose. - Por lo menos no por hoy, mejor dime que quieres como regalo de San Valentín.

- No sé, - admite, encaminándose a tomar su teléfono, apagando la música. - la verdad que no lo he pensado muy seriamente.

- Algo debes querer. - insiste el mayor, mirándolo lanzarse a la cama, y sonriendo en su dirección. - Anda, piensa un poco, tontito.

- ¿Qué tal si lo dejamos para mañana? - pide, hundiendo el rostro en la almohada.

- Bien, luego no digas que es culpa mía que solo hayas tenido un regalo. - se excusa encaminándose al baño, Rubén bufa, volviendo a sentarse en la cama.

En realidad no sabía que quería, lo pensó un instante, de hecho estaba más preocupado porque a Samuel no le gustara el regalo que tenía preparado, porque nunca se regalaban cosas cursis, siempre eran boberías, pero ahí estaba, buscando en su maleta la caja que había metido allí solo un par de minutos antes de salir al aeropuerto el día anterior.

- Feliz San Valentín. - murmura en cuanto ve al pelinegro salir del baño, con la camiseta vieja y el pantalón de chándal, Samuel sonríe, tomando la caja, sentándose en un lado de la cama, mirando al menor con curiosidad. - Te juro, De Luque, que si dices algo...

El pelinegro sostiene la cámara entre sus manos, mirándola con curiosidad, y luego mirando al menor, quien aparta la mirada de él, de sus ojos violetas. - ¿Qué es?

- Solo mira por ahí. - señala, y el pelinegro obedece, levantando la cámara hasta sus ojos y mirando la imagen allí, de ellos, juntos, hacía años.

Rubén con el cabello blanco enmarañado, llevaba el uniforme del equipo de baloncesto, con la cabeza apoyada sobre la de Samuel, quien lo cargaba en la espalda, ambos sonreían, parecían muy felices; no sabía que esa foto existiera, pero allí estaba, y el arquitecto casi podía recordar esa escena, casi podía recordar el cuerpo de Rubén sobre el suyo, tan pesado como era, y casi podía escucharlo hablarle al oído, riéndose porque había doblegado a su novio para que lo cargara, aún cuando juraba que nunca haría eso.

Endless cliché • Rubegetta • (ELC)Where stories live. Discover now