- ¿Así que es culpa mía que el puto aeropuerto de los cojones perdiera una de tus maletas? ¿O que el taxista dejara caer el puto traje? - inquiere el menor, sentándose en la cama, Luzu bufa, negando quedamente con la cabeza.

- Olvídalo, ¿está bien? - pide, tras un suspiro. - Solo... olvídalo.

Hay un silencio pesado en la habitación durante un rato, mientras Luzu se acomoda el traje frente al espejo y Auron lo observaba, sin saber que decir, finalmente hay un par de golpes en la puerta y la madre del mayor aparece, dedicándoles una suave sonrisa a los chicos allí.

- Luzu, cielo, voy a irme ya, ¿está bien? - inquiere, el castaño asiente. - ¿Quieren que les diga al chófer que vuelva por ustedes?

- No, está bien. - responde Luzu. - Yo puedo conducir hasta allá, no te preocupes.

- Bueno, chicos, nos vemos luego. - dice, antes de volver a salir, cerrando la puerta tras ella.

- Lo siento. - termina por susurrar el menor, mirándolo desde su posición en la cama. - Realmente lo siento.

Y Luzu quiere preguntarle si en realidad ha cambiado algo en los últimos diez años, si quizás su corazón ha crecido lo suficiente para que él y su mejor amiga quepan allí al mismo tiempo, pero se limita a asentir con la cabeza, con un suspiro. - Ya...

* * *

Rubén se aparta las lágrimas del rostro con ambas manos, mirando a su padre plantado frente a él, sosteniendo una hoja que reconoce a la perfección, la mujer se ha vuelto a sentar en la cama, parece que ha dejado de llorar, pues los sollozos finalmente han parado, pero Rubén puede descubrir un par de lágrimas saliendo de sus ojos también.

- No es nada. - susurra en voz baja, tiene la voz tan rota que teme que su padre no sea capaz de oírlo. - Es una bobería, Fargan me pidió que le ayudara con algo que... - se queda un momento en silencio, ante volver a hablar. - no es nada. - repite.

Y piensa por un instante que su padre le va a gritar, que se deje de estupideces, quizás, o que le preguntará en que momento dejó de ser un hombre; descubre algo en sus ojos, siempre tan sobrios, y no sabe que es, pero aquella expectación lo aterra aun más que Daniel, lo aterra más que el hecho de que va a casarse con ese monstruo, lo aterra el tan solo pensar que su padre vaya a golpearlo también, como aquella vez que rompió un jarrón cuando era un niño, y lo aterra el silencio, porque quizás después de él venga un "estoy tan decepcionado de ti, Rubén" y... pero siente sus brazos alrededor de él, sujetándolo con suavidad, es un abrazo tan ligero que casi no parece real, pero lo es, su padre lo sujeta con temor, y con dulzura, como cuando era un niño, como si temiera hacerle daño.

Jeg beklager... jeg er så lei meg, gutten min... (Lo siento... lo siento mucho, mi niño...) - dice cerca de su oído, y el peliblanco se echa a llorar, apoyando la cabeza contra su hombro, y le parece escuchar un sollozo proveniente del hombre frente a él, pero no está seguro, y lo abraza de vuelta.

Jeg var så redd... (Estaba tan asustado...) - murmura entre sollozos el chico, y está temblando, sin saber porqué, pero haber mantenido ese secreto por tanto tiempo lo había estado matando por dentro, lo había estado carcomiendo, y finalmente había salido, finalmente podía decírselo a sus padres, finalmente alguien podía protegerlo y decirle que todo estaría bien, aunque fuese mentira, ya no estaba solo. - Jeg ville bare hjelpe, gi dem noe tilbake... (Solo quería ayudar, devolverles algo...)

- No, no... - dice el hombre, tiene la voz hecha un hilo, y Rubén cree que no lo ha escuchado así antes, quizás aquella vez en el hospital. - esta no es la forma, no casándote con ese... ese pedazo de basura. - se separa de su hijo, poniéndole una mano en el cuello, con el pulgar sobre su mejilla. - Lamento todo por lo que has tenido que pasar, hijo, - dice con restos de lágrimas aún en sus mejillas. - y lamento que pensaras que era tu obligación, no lo es; pero ya no estás solo, ya nunca más estarás solo.

Endless cliché • Rubegetta • (ELC)Where stories live. Discover now