Extra: ¿Más que primos? (Crossover SALP + NSAHF)

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Por primera vez decidieron apuntarse a una competición amateur de tango. Durante semanas ensayaron con dedicación hasta que los pasos les salieron solos, sin apenas pensar. Fueron juntos a comprarse el atuendo para que los dos coincidieran, como habían visto en diversos vídeos que circulaban por internet de parejas de baile. Eligieron un vestido rojo con detalles anaranjados, mientras que Manuel iría con una camisa blanca ajustada y unos pantalones de un tono parecido al atuendo de Valeria. Lo primero que ella se compró fue el calzado, ya que tendría que ensayar con ellos para no pisarle ni sentirse incómoda al bailar.

Cuando llegó el día señalado, los dos se reunieron en casa de ella. Al ver a su primo de esa guisa, con el pelo recogido en un moño bajo, salivó más de la cuenta. Tragó con dificultad mientras bajaba las escaleras. Manuel dirigió su mirada hacia ella al sentirla cerca y se encontró con la de Valeria sobre él. Una sonrisa se dibujó en el rostro de ambos mientras continuaban con su escrutinio. El cabello pelirrojo de su prima estaba recogido también, aunque dos mechones quedaban a ambos lados de su cara. Llevaba el vestido con escote en forma de corazón, aunque no era un escote como tal porque una tela transparente era lo que dejaba ver su clavícula y sus brazos. Los ojos de Manuel se posaron sobre la piel expuesta de su cuello y ardió en deseos de recorrerla con besos. Apretó la mandíbula e intentó alejar esos pensamientos de su mente antes de que su autocontrol desapareciera y Valeria se asustara con su primitiva forma de actuar. ¡Eran primos! Y ella no lo veía de la misma forma que él lo había empezado a hacer con ella.

Valeria terminó de avanzar al encontrarse ante su primo.

—Reconozco que estoy algo nerviosa...

Manuel sonrió.

—Pues no lo estés.

Intentó tranquilizarla dándole un beso en la mejilla. Ella le dio otro y sus rostros quedaron a escasos centímetros mientras se contemplaban. Avergonzados, se separaron un poco y carraspearon al unísono.

—¿Vamos? Tengo el coche fuera.

Su prima asintió y los dos salieron de la casa. El vehículo estaba delante de la puerta y no tuvieron que andar mucho. Tardaron unos minutos en llegar a la ciudad, en concreto al lugar donde se celebraba el evento. El premio era una cena para dos en un restaurante y, aunque no se lo dijera a Valeria, lo quería ganar más que si fuera dinero.

Al entrar, tras dar unas cuantas vueltas en busca de aparcamiento, la cantidad de gente que había dentro abrumó un poco a Valeria. Sus manos empezaron a temblar y aquello no pasó desapercibido para Manuel, que las sujetó para intentar calmarla.

—Todo va a salir bien, ya lo verás.

—No lo dudo, pero no dejo de sentirme rara. ¿No nos habremos precipitado? Solo he dado unas cuantas clases y no creo que sea tan buena como...

Manuel acercó su rostro para apoyar la frente sobre la de ella. Eso provocó el silencio en la chica y sus nervios se transformaron en un cosquilleo insistente en su estómago.

—Escúchame —dijo mirándola a los ojos—, los ensayos de estas semanas me han demostrado lo buena bailarina que eres. No te menosprecies, ¿vale? —Ella asintió—. Y ahora vamos a entrar ahí, vamos a disfrutar de todas las actuaciones y lo daremos todo.

Sonrieron y él se retiró, calmando un poco el corazón de su prima.

Entraron en la zona donde esperaban los bailarines, tras el escenario, y observaron con detalle a todos los que se presentaban también al concurso. Había de todo: parejas acarameladas, con trajes bonitos, con vestimenta hortera, e incluso parejas extrañas en las que él era mucho más alto que ella, o al revés. Entre ellos, una pareja llamaba demasiado la atención. Valeria y Manuel se miraron desconcertados.

Sucumbir a lo prohibidoWhere stories live. Discover now