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Holland es un gran besador, al menos eso fue lo que dijo su mejor amigo cuando se atrevió a salir del armario frente a él en secundaria. Tae Seob (como solían llamarle antes de que su mundo se viniera abajo) tenía un terror inconmensurable a decir la verdad, pensó que su amigo no le volvería a dirigir la mirada, ni a alborotarle el pelo después de clase.

Se confundía terriblemente, Jihe no solo continúo alborotándole el pelo, sino también el corazón. Le había besado debajo de las gradas del polideportivo y confesado que le llevaba queriendo tres años. La mente de la familia de Jihe estaba cerrada con candado y se habían tragado la llave. No es extraño, la verdad, según estadísticas eso ocurre con ocho de cada diez familias coreanas, les encanta tragarse llaves de cajas fuertes repletas de tolerancia. Ya sabes, ¿Para qué tolerancia si se pueden comprar una crema de granos súper ideal y quitarse de al lado del negro que se ha sentado a su lado en el metro? Hay que ejercitar las piernas, no la diversidad cultural, por Dios. Ocho de cada diez coreanos, cuando ven la bandera gay en posters o pegatinas, aún piensan que es una promoción especial del batido arcoíris del Mc Donalds.

A Jihe le recetaban insulina para regularle el azúcar del desayuno sin ser siquiera era diabético y le adoctrinaban sobre la importancia del poder y el liderazgo masculino. Pero Holland era el azúcar de su cupcake y le hacía volverse tan masculino como el glaseado del pastel, rompía su coraza de poder por él, sólo por él, como si fuera un privilegio. Fue por eso que cuando Holland le rechazó tres meses después sus raíces homofóbas resurgieron de la tierra recordando la tradición de su familia, olvidando que a él mismo también le encantaban las pollas.

Jihe tuvo un plan, usó tinte de pelo temporal para pasar de rubio a peliverde, cambió su estilo de ropa de pijo supremacista a friqui del Undertale y visitó a Holland a pesar de que él había dejado bien claro que no quería seguir enrrollándose con su mejor amigo. A Holland no le había dado tiempo a pensar cuando el nuevo Jihe peliverde atacó sus labios, ¿Desde cuando le faltaba el orgullo para pedirle disculpas de esa forma?

La madre de Tae Seob siempre le decía que corriera las cortinas, que por ese vecindario andaba mala gente. Tenía que haber obedecido, el pobre Seob ni siquiera había sentido el flash en su ventana mientras Jihe estaba demasiado ocupado en tocarle sin su permiso. Podemos decir que Jihe ganó con creces si hablamos de venganza, pero en su defensa diremos que Holland le dio una buena patada en los huevos antes de que todo acabara.

Quedó bien claro el cambio de look repentino de Jihe al día siguiente. El muy hijo de puta volvia a ser el rubio trajeado de siempre, lo que había cambiado de verdad era el look en los ojos de la gente al mirar a Holland, y el tablón de anuncios del instituto, también. Digamos que el horario de las clases extraescolares de Aikido habían sido sustituidas por un peliverde desconocido besando furtivamemte a Holland. ¡Ah, pero no te preocupes! Por si a alguien no le interesaban los anuncios de artes marciales, Jihe también se aseguró de empapelar todas las taquillas.

Holland se revuelve en la silla algo intimidado, ha pasado demasiado tiempo desde esta historia como para llorar, pero el hecho de estar contandólo por primera vez frente a una cámara le hace pensar. Los entrevistadores, los cámaras, los estilistas y sus invitados han hecho silencio. No se oye nada, bueno, nada, menos el llanto su maquilladora favorita detras de un foco. Jungkook ha dejado de hacer fotos para escucharle, nunca había escuchado algo con tanta intensidad e impotencia, también trata de calmar a Taehyung, que está llorando en su cuello desde hace un rato.

-Y es por eso que digo que necesitamos salvar a los niños de hoy en día y enseñarles que los labios de otros chicos no están hechos de criptonita- sonríe a la cámara- Aunque este vídeo vaya a ser calificado violento y para +18 por dar un besito super mono a Jack-guiña el ojo al actor con el que está a punto de grabar la polémica escena del beso.

Kookmin's ArchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora