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Los ojos. Jungkook mira mucho a los ojos,  tanto que los demás siempre piensan que el maknae no miente cuando dice que él no es el responsable de la desaparición de las galletas (O en este caso, de las uvas de anoche)

El contacto visual inspira confianza y Jungkook lo sabe, de modo que ha hecho uso de su maestría para hacer cosas sucias bajo la mesa,  y no ha parecido levantar ninguna sospecha. De alguna manera hay que matar la monotonía en los fan meetings,  y las manos de Jungkook parecen estar divirtiendo a Jimin de sobremanera, al rubio no se le da tan bien disimular, aunque oculta un gemidito que se le escapa abrazando un peluche de alpaca gigantesco que una fan le acaba de regalar.

—Muy... ¡Agh!mable— Jungkook trata de dar un paso más allá introduciendo su mano por la cinturilla de su bóxer. No, amigo, ni hablar.

Jimin le golpea con un martillo de plástico repetidas veces en la cabeza hasta que se asegura de que hace el daño de uno de metal.

—Como ves,  hoy nuestro mochi está enfadado— comenta Jungkook a la fan mientras firma su disco mofándose de Jimin.

La fan está un poco descolocada porque ella es Yoonmin shipper,  aunque tampoco le desagrada que Kookmin se estén comportando como una pareja de recién casados delante de sus narices.

Ha valido la pena acampar durante tres días en la calle para esto.

—¿Se encuentra bien, Jimin-ah?— le pone la mano sobre la frente— ¡Le veo sofocado! ¿Quiere un poco de sorbete de fresa, oppa?

La chica ha comprado una poción de <<enamoramiento instantáneo>> en la teletienda y está deseando ver si funciona con Jimin.

—¡Estoy bien! — sonríe ampliamente mientras se distrae contestando el cuestionario de la chica al azar— Es solo que el maknae es muy exasperante a veces.
Jungkook sabe que se llevará una buena reprimenda en cuanto acabe el fan meeting, pero sigue mirando con una sonrisa socarrona a Jimin, que está sonrojado como nunca mientras aprieta con rabia a la alpaca.

—Le encanta que le exaspere— sonríe Jungkook lanzando una mirada  que derretiría a cualquiera.

—¡Mentira!— se apresura a gritar Jimin.

—¿Eso lo dices tú o la presión de tus pantalones?— le reta Jungkook.

A Jimin casi no se le salen los ojos de sus órbitas.

—¡Sejin!— grita Hoseok enfadado— ¡Deja de vestir al pobre Jimin con pantalones de niño de ocho años! ¡Luego que se explotan los botones!

La gente tiene razón cuando dice que Hoseok es un ángel, porque acaba de salvar a Jimin de un aprieto, aunque el pobre no tenía ni idea de lo que estaba pasando en realidad.

Esta vez es un fanboy el que se arrodilla frente a ellos para que le firmen su disco. El mejor momento de su vida. Pide a J-Hope y a Jimin que hagan un corazón con los brazos, planea enmarcar el recuerdo en su cabeza y que este sea lo único en lo que piense antes de morir.

—¿Donde te metiste anoche, Chim?— susurra Jhope entre dientes cuando el fanboy pasa a Jungkook y encuentran un segundo libre— Prometiste ayudarme con el Hixtape.

 El estómago de Jimin da un vuelco cuando se siente la peor persona del universo. Él nunca, nunca, nunca deja a nadie plantado, menos aún si es un tema de trabajo, y muchísimo menos si quien le pide el favor es Hobi. Por el amor de Dios, ¿Cómo puede la cómoda burbuja que Jungkook ha creado alrededor suyo mantenerle tan ajeno a la realidad? No es como si se arrepintiera de lo que hizo anoche (de hecho fue el mejor polvo de su vida, y ni siquiera llegó a ser un polvo) pero sin duda tirarse el maknae no entraba en la lista de tareas de precomeback, dejar a Hoseok tirado, tampoco.

Kookmin's ArchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora