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Sabes que eres idol cuando de un día para otro, te dicen que hagas las maletas para irte a Hawaii.

Jungkook solo puede maldecir por debajo del tapabocas mientras avanza entre el gusano humano de gente que se acumula a su alrededor en el aeropuerto, y mira la salida de embarque como quien mira a las mismísimas puertas del cielo.

Una mujer corretea a su alrededor con un objetivo de cámara más grande que su cabeza, y parece que por su enfoque, está haciendo una panorámico zoom completo del culo de Jungkook.

No es como si fuera a primera vez que se siente violado por las cámaras, pero ver a Jimin y Taehyung haciendo fan service incluso en el aeropuerto le ha vuelto aún más irascible, de modo que se tira una buena tira de eructos que dedica a las fans mientras posa como si nada para las cámaras.

Hay veces en las que el destino ni la vida se atañen a razones. Mucho menos el clima resplandeciente cuando a Jungkook le encantaría que un buen nubarrón negro le engullera en este momento. Mucho menos un viajecito con flotadores al puto Hawaii.              

No puedo describirte el humor del maknae en este momento, mientras sube el primero al avión, buscando desesperadamente el asiento al lado de la ventana. Escucha como Yoongi y Hoseok discuten sobre si su collar de flores está compuesto por petunias o margaritas. Un Suga extrañamente animado se presenta hoy.

Todos parecen haber sacado a relucir su espíritu de niño con el anuncio de un viaje veraniego en familia, se evaden con coronitas de flores, canciones de Bob Marley y no paran de grabar vídeos dicendo "aloha".

Por el otro lado tenemos a Jungkook, que hace una búsqueda intensa en google sobre cuántas posibilidades hay de morir a causa del mordisco de un tiburón en Hawaii. 

Cuando Park Jimin entra al avión riéndose de un chiste que Taehyung le ha contado está convencido de que el calor podría ser capaz de freír un huevo frito sobre su cabeza en este preciso momento.

Se abanica con el panfleto turístico y pierde la sonrisa al ver una figura negra de pies a cabeza sentado en el que debería ser su asiento.

El único centímetro visible son sus ojos, y desde luego no le está mirando a él.

Jimin se acerca con miedo hacia el asiento de Jungkook, carraspea levemente para atraer su atención (quiere recuperar su asiento) pero el chico no despega la mirada de su libro, 1983 de George Owell.

Intenta parecer muy interesado, pero en realidad el libro está del revés, igual que su estómago y su corazón en este momento mientras siente sobre él la mirada de Jimin.

-Anda- dice el rubio con un tono burlesco- ¿Qué lees?

¿Por qué Hoseok y Yoongi halagan tanto el olor de las petunias de su collar de flores? Jungkook está convencido de que producen alergia, porque si no es incapaz de explicar sus ganas de llorar ahora mismo.

Jimin no se rinde.

Se acerca a tocar su hombro. Jungkook le mira con la expresión más indescifrable que alguna vez ha visto, y descubre la razón de su look cuando ve los enormes círculos violáceos que rodean sus ojos cansados.

Jungkook le está mierando con una expresión vacía y exhausta y aún así Jimin es capaz de seguir hablando.

-Tu culo. En mi asiento- dice Jimin con los brazos cruzados, le muestra el pase para que él mismo lo compruebe.

Tu culo. Encima de un puto taladro - piensa Jungkook. 

Pero en vez de decir eso sonríe irónicamente, cierra el libro sobre su regazo que aún no ha comenzado a leer, y se gira hacia Park Jimin.

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