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Cuanto más famoso es Jimin más grandes son las tetas de Youra.

O quizá solo sea su imaginación.

Aunque tampoco hay mucho tiempo para pararse a analizar detalles; todo está yendo demasiado rápido. Tanto que Jimin no sabe en qué momento Youra ha hecho que sus pantalones salgan volando al otro extremo de la habitación.

Se queda boquiabierto mientras se recuesta sobre sus codos para disfrutar de la escena:

Chim-Chim había estado pasándolo mal ahí abajo encerrado tanto tiempo y Jungkook había sido el principal opresor. Verle ahora metido hasta el fondo de la boca de Youra le hace dar las gracias al Cielo.

Aunque... Espera. ¡Auch! ¿Qué está haciendo con los dientes? Esta mujer debe de haber perdido práctica.

Es la cosa de que Youra se haya convertido en una mujer de negocios; debe aprender a archivar casos lo más satisfactoria y rápidamente posible, y los dos parecen desesperados por terminar pronto.

Es una pena. Antes se tomaban las cosas con calma, y solían ser la pareja más ideal de todo el barrio.

Youra trabajaba en la frutería local de sus padres cinco días por semana, y Jimin siempre se comía los mangos de su casa lo más rápido posible para tener la excusa de ir a comprar más.

Se ganó varias reprimendas por parte de su madre en aquel entonces; no les sobraba el dinero como para comprar tanta fruta importada de Europa,  ya bastante hacía la Señora Park con pagar su academia de baile. Le dijo que debería pagar sus caprichos por sí mismo. De modo que, sin más blanca para mangos, Jimin tuvo que pedir una cita a la chica más guapa del barrio.

Youra no hablaba demasiado, aunque cuando lo hacía resultaba encantadora y hacía a Jimin sonrojar. Iban a la feria en los veranos si él no tenía prácticas y los padres de ella cerraban su negocio; se subían a la noria y comían algodón de azúcar. Los sábados noche jugaban al billar en el bar, fue la parte más emocionante de su relación. Youra era una excelente jugadora a la par de manipuladora, y aquel Jimin mofletudo de predebut parecía no darse cuenta.

Jimin se convenció a si mismo de que estaba enamorado cuando escribió con pétalos de rosa "Hasta el infinito" sobre su cama cuando llegó su primera vez. Se golpearía por ello ahora mismo, ¿Cómo podía ser tan cursi?

Youra follaba bien. Muy bien. Y era jodidamente preciosa e inteligente. Por eso mismo no le sorprendió descubrir varios meses después que lo hacía con otros.

No podía juzgarla, llevaba ya tiempo instalado en Seúl, aprendiendo la vida del idol sin tener tiempo a escribir un solo mensaje de texto entre baile y baile. Jimin flirteaba a su vez con otras chicas de aquel mundillo, y no era justo pensar que Youra le esperaría para siempre.

Sin embargo siempre les quedó la química.

Cada uno tenía una vida bastante difusa y ambos consiguieron salir del barrio obrero a buscar futuros mejores.

Ninguno de los dos había esperado jamás la fama desmesurada de Jimin, pero no resultó un obstáculo para recordar los viejos tiempos en la cama durante sus reencuentros.

Cada una de esas veces se comportaban como auténticos animales. Quizá por la necesidad de liberar tensión oficinal, porque sin duda no era amor.

Pero hoy no.

Simplemente Jimin no es capaz de colaborar en este momento. Ni siquiera se está concentrando en la mamada de Youra, porque nunca había pensado en alguien más mientras se lo hacían.

Y menos en Jungkook.

Suelta un gemido, quiere imaginar que es él quien hace magia entre sus piernas. Pero no es así. Y duele, literalmente duele. Está seguro de que incluso el maknae podría hacer una mamada mejor. A decir verdad, Youra le está decepcionando en el ámbito oral.

Kookmin's ArchWhere stories live. Discover now