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Bueno, si a Kook le quedaba un ápice de cordura, se ha ido a la mierda con esta última frase.

¿Y que por qué en este momento Jungkook se ha cambiado su posición para acorralar a Jimin contra el frigorífico?

Bueno:

A) Está seguro de que esto no puede ser nada sino un sueño muy pero que muy bueno, y se debe de aprovechar del momento en el que su compañero de grupo se pone cachondo solo para él.

B) Quiere quedar bien claro quien manda aquí y desde luego no es Park Jimin quien va a dar comienzo a los besos en el cuello.

Jungkook pone las manos a ambos lados de su cabeza, sin dejar escapatoria al pequeño cuerpo que es Jimin, que le mira desafiante desde abajo.

-¿Por qué intentas provocarme?- pregunta Jungkook con una sonrisa ladeada.- Es raro.

Justo en el momento en el que Jungkook trataba de olvidarse de todo para poner sus pensamientos en orden, vuelve el huracán Park a poner todo patas arriba.

-No... No es raro- suelta Jimin entre unas risitas- Tan solo pretendo acabar como siempre hacemos mi jornada laboral.

Jungkook no se confunde. No puede tratarse de una coincidencia. Jimin está metido en el papel de su versión sumisa. Jimin ya no es Park Jimin, el idol. Está jugando sucio.

Ahora Jimin es el bailarín que espera la recompensa de la noche de su jefe.

Jungkook no sabe cómo han llegado hasta ahí. No se imagina cómo es que Park se ha aprendido los diálogos del Pied Piper Club de memoria. No sabe por qué su compañero de grupo le mira ansioso desde abajo ni porqué se acerca descaradamente a rozarse contra su muslo.

Pero, francamente, no tiene tiempo de pensar en absolutamente nada mientras saca de la cocina a Jimin, hiperventilando, mientras le arrastra del brazo hacia algún lugar de la casa no tan accesible. Comprueba en el trayecto que no hay ni un alma en su hogar.

-Ahí no, Chim- dice Kook cuando el rubio suelta quejidos de impaciencia. Encuentra ahora una puerta a su derecha- Entra ahí.

Se han adentrado a una sala semioscura. Jungkook se ha quedado mirando las pupilas indescifrables de Park durante unos segundos de tensión hasta que ha pierde el sentido común.

Jimin pide a gritos que le bese en el cuello, su clavícula nívea a través del amplio cuello de su jersey azul le lleva provocando ya un buen rato. Así que se sacia pasando su lengua sobre ella, aún con la inexperiencia de poder dejar marquitas a lo largo del recorrido.

Jimin suelta un gemido. Y de repente, recuerda de manera completa el tacto de la habitación oscura. Ese tacto algo torpe e inocente (malditamente sexy) que no podría haber pertenecido a otro que no fuera Jeon Jungkook.

-¿D-donde estamos...?- pregunta Jimin llevando al menor a la locura.

A Jungkook le sorprende la pregunta, sin embargo no para con su labor cuando agita aún más su respiración para morder el lóbulo de Jimin.

-En el cuarto...- Jungkook trata de deslizar su mano fría a través de la camiseta de Jimin mientras habla entre dientes- de las fregonas...

Puede que las fregonas no te parezcan especialmente sensuales, pero en esta situación, saliendo de los labios de Kook, todo parece cambiar su versión.

-No, no...- gime Jimin- En el almacén.... el almacén del club.

Jungkook suelta una risa ronca estableciendo contacto visual con el menor mientras trata de explorar sus expresiones mientras roza ligeramente sus pezones bajo la camisa.

Kookmin's ArchWhere stories live. Discover now