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No pueden creer lo que oyen. Hobi, Taehyung y Jin se han alejado del chiringuito ya hace un minuto, pero aún así Jungkook está montando una escena frente a Suga y Namjoon.

Y lo más humillante. Jimin.

-Venga, no seas crío, Kook- dice Namjoon.

Jimin lo observa todo con pena, no le extraña que Jungkook haya terminado saliéndose de sus casillas con todo lo que lleva acumulando los últimos días. Sabe que él es en parte el culpable, también sabe que Jungkook está terriblemente confundido, que es tan inexperto que da miedo y que pretende cometer una locura. Pero esa locura era precisamente la que Jimin llevaba planeando unas horas, lo que le hace sentir una punzada aún más fuerte de culpabilidad en el pecho.

¿Hasta qué punto estaba bien tratar de convencer a Jungkook de que eso era lo que quería en realidad? No es capaz de creer ni por asomo que los labios de una bailarina vayan a ser capaces de aclarar las ideas del chico. Está mal, Jimin es consciente de que algo está muy mal tanto en Jungkook como en él mismo, por tratar de disuadir al maknae de los sentimientos que él no es capaz de aceptar.

Y los dos están saliendo perjudicados de ello.

-No. Yo tengo que aguantar vuestras prostitutas caras con contratos de confidencialidad entrando y saliendo de la casa y, ¿sabes qué? Soy mayorcito y ,libre de cámaras, voy a hacer lo que quiera.

Jungkook se aleja hacia el ala opuesta del bar descargando furia a su paso. Los ojos de los mayores se clavan a su espalda sin saber muy bien qué hacer.

Sin duda estas vacaciones están siendo más dramáticas que las promedio.

-Voy a quedarme aquí- se ofrece Namjoon- A cuidarle.

-No- dice Jimin- Id a la playa. Yo hago de canguro.

Suga suspira. Decir que ahora se siente como el peor ser humano del mundo es decir poco.

Simplemente no había tenido en cuenta que a Jungkook pudiera molestarle tanto. Era una broma interna del grupo que prácticamemte vivía entre ellos día a día.

Pero extrañamente y sin saber por qué, Jungkook se muestra especialmente vulnerable últimamente.

-Vale, Dios...- gruñe- Llévale a casa. Que no haga tonterías.

-Claro.

Jimin no espera siquera a que sus compañeros desaparezcan para correr en dirección de la estela de Jungkook.

Parece que no ha tenido ningún tipo de reparos, pues una señorita del pequeño escenario ya se muestra completamente enfrascada en Jungkook y en su conversación.

Y a Jimin no le extraña para nada. Tan solo puede cruzar los dedos y rezar para que nadie descubra su identidad y tengan que acabar resolviendo conflictos con el staff o la prensa, no le gustaría causar problemas, mucho menos dar mala fama a la empresa.

Sin embargo, sus pieles libres de maquillaje, los sombreritos de paja y las camisas floreadas les hacen ver como nada más que unos turistas mochileros, unos turistas extrahumanamente apuestos, claro, pero al fin y al cabo turistas.

Aunque Jungkook, con su encantadora sonrisa y su decisiva manera de andar y acercarse cada vez más a la muchacha para dirigirse a la mesa más alejada del complejo, le hace ver como a un CEO de una prestigiosa empresa que se entrena ocho horas al día y tiene medio mundo a sus pies.

Jimin aprieta los puños y se dirige hastiado hasta la barra, sentándose en un taburete de mimbre. Se asegura de que su presencia no sea obvia para Jungkook pero que, estratégicamente, él pueda ver con claridad lo que ocurre.

Kookmin's ArchWhere stories live. Discover now