CAPITULO 31.

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“..Estoy a oscuras, no se oye nada, hay un claro de luz donde me encuentro. Miro hacia arriba y una mancha negra se cierne sobre mi, me aparto rápido con la respiración agitada. Es como una niebla espesa que se arremolina en el suelo.

Oigo susurros..poco a poco se convierten en silbidos escalofriantes y de la nada brota un hombre grande y corpulento de esa niebla espesa que esta frente a mi. Miro sus ojos...

Ojos de serpiente.

“Portadora”

Su voz es serpenteante, sesea como las serpientes. Sonríe maléfico y me quedo pasmada porque no ha movido sus labios, he escuchado su voz en mi cabeza.

Salgo corriendo angustiada...oigo una risa maléfica que retumba por toda la oscuridad...Choco contra algo…abro los ojos y veo dos brillantes ojos verdes…”

Me incorporo de golpe mientras jadeo, estoy chorreando de sudor. Miro a todos lados desorientada ¿Dónde estoy? Me pongo en pie mareada y miro la puerta, estoy...estoy en mi habitación.. ¿Dónde está Yoel?

Salgo de la habitación y bajo angustiada las escaleras. Me ha dejado con mal cuerpo ese sueño y aun estoy aturdida, me cuesta pensar con claridad. Cuando estoy llegando al salón escucho unas voces pero no logro entender nada. Conforme paso la puerta mi mirada se queda fija.

-Yoel…

Giran a mirarme. Nathael frunce el ceño pero yo estoy absorta mirando al Arcángel de ojos grises. Sus ojos resaltan de entre toda la habitación, tan grises, tan vividos...Mira levemente mi brazo vendado y vuelve a poner los ojos fijos en mí, ese gesto me vale para acercarme.

Noto que Nathael se aleja sigiloso a medida que voy caminando, pero no puedo apartar la mirada de esos ojos grises. Recuerdo que la última vez que lo vi estaba tumbado en el suelo chorreando de sangre...siento que los ojos se me empiezan a llenar de lágrimas.

Me acerco a él despacio con el corazón encogido, después de la sangre y del miedo que había pasado no me lo pienso dos veces y me abalanzo sobre él. Lo abrazo fuerte mientras cierro los ojos con dolor. Necesitaba este contacto, necesito tocarlo y saber que está bien, que está vivo.

Me rodea con sus brazos, acerca su cabeza y respira profundamente entre mi pelo, yo me estremezco y se me caen las lágrimas.

-He pasado tanto miedo, que yo..pensé.. –Tengo un nudo en la garganta que no me deja hablar.

-Ssh…ya paso, mírame estoy aquí, abre los ojos. -Estoy aferrada a él, parezco una lapa y no me quiero separar. Abro los ojos para encontrarme con dos esferas brillantes. Pasa un mechón de pelo por mi oreja.

-¿Pensabas que me había roto? –Sonríe y yo frunzo el ceño.

-Pues recordando aquellos momentos no sabría que decirte..tenias la mitad de tu sangre fuera del cuerpo. –Me retuerzo al recordarlo, el me apreta contra su pecho.

-Estaba todo controlado.

-¿Controlado? –Doy un respingo. -¡Vete a la mierda! ¡¿tú sabes el susto que me distes?!

Golpeo su pecho echa una furia y me alejo de él. Pega un tirón de mi brazo bueno y sin darme cuenta vuelvo a caer en sus brazos...respiro profundamente su olor y me dejo hacer, aqui es donde quiero estar, entre sus brazos.

-Perdóname no quería asustarte.-Pega su frente con la mia.

-¿Pero sabes que és lo mejor de todo lo que ha pasado? -Su voz es un susurro que se apaga en mis labios.

-¿El qué?

-Que por fin has reconocido que me amas. -Lo miro con los ojos muy abiertos y me quedo petrificada por una arrebatadora sonrisa.

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