CAPITULO 9.

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-¡Kenzo!, espera…

Estábamos a punto de salir de casa, Kenzo rascaba la puerta con sus patas mientras yo preparaba el desayuno. Me había despertado entre babas y ladridos, fue un poco asqueroso pero la verdad es que había dormido toda la noche de un tirón, un lado de mi cabeza había desconectado gracias a la compañía del perro, me sentía más fresca y descansada que de costumbre.

Desayunamos algo y tuve una idea –salir a correr- Kenzo sería una buena compañía y así lo cansaría para que estuviera quieto en casa, ¡no paraba!

Cuando salimos por la puerta mire al cielo, seguía nublado, apenas unos rayos de sol se colaban entre las nubes grises. Nos pusimos a correr.

-¡despacio bonito!

Kenzo tiraba de mi, iba en  la delantera, le pegué un ligero tirón y continuo a mi lado corriendo a mi paso, fuimos poco a poco por el camino de tierra seca atravesando árboles, piedras y maleza. 

Nos adentramos por el bosque, absorta en mis pensamientos cuando quedo a la vista el arroyo… me pare en seco, inconscientemente había llegado aquí. Kenzo vino a mi lado con la respiración agitada y la lengua fuera, olisqueo un par de veces.

-bueno, ¿seguimos?

Le dije mientras recordé los pasos que se dibujaban en el barro seco que estaba a mi lado. Trague saliva mientras un escalofrio me recorría.

Seguimos corriendo por el bosque, pero esta vez cambie de dirección, no quería volver a pasar por alli... solo haría recordarme la angustia de ser perseguida por algo invisible, así que cogimos un camino por el que no había ido nunca, ni siquiera cuando Linda vino conmigo, nos adentramos al bosque.

El sol se había ocultado bajo una espesa nube, el camino que habíamos cogido de tierra seca hacía rato lo habíamos dejado atrás, corrimos a través de un seco césped en el que los arboles no habitaban, me pare en seco, algo en la tierra llamo mi atención.

-espera Kenzo..

Dije jadeando, mire la hora y me di cuenta de que llevábamos corriendo 40 minutos, mire al perro que estaba igual que yo y decidí que ya era suficiente, era el momento perfecto de volver a casa.

Mire de nuevo a la tierra, algo me había hecho pararme allí. Me agache mientras observe una mancha oscura, seca y áspera al tacto, era como una especie de charco pequeño seguido de pequeñas gotas que formaban un camino, las seguí con mirada curiosa, di unos pasos siguiendo el rastro, hasta que al final di con unos matorrales, allí se cortaba, mire a mi alrededor, me agache pensando de que se podría tratar de algún animal herido.

-¡kenzo! ¡no!

En un momento de descuido se me soltó la correa del perro y este salió corriendo hacia el bosque.

-¡kenzo vuelve!

Grite con el corazón en la mano, pero el perro no me hizo caso, ya lo había perdido de vista entre la maleza y los arboles. Corrí tras él, no podía dejarlo, si lo perdida Jane me mataría. Joder esto no estaba pasando.

-¡kenzo!

Corrí siguiendo los ladridos, el muy cabron no paraba de correr, cada vez lo sentía más lejos.

-¡kenzo ven aquí ahora mismo!

Me dio miedo cuando me di cuenta de que estaba siguiendo el camino que llevaba a la montaña. No me hacía nada de gracia. Seguí corriendo, siempre orientándome por los ladridos ,¿Qué coño habría visto?, joder, estaba cansada y preocupada por qué no pudiera coger al perro, mi único pensamiento era Jane.

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