35. "Interrupción."

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-No quiero ir. ¿Tenemos que ir? -me quejo, mientras termino de alisarme el cabello.

Harry me mira desde la cama, desternillándose de la risa.

-Te recuerdo que estamos yendo a casa de tu familia, no de la mía.

-¿Y por qué te crees que me estoy quejando?

Bufa con burla.

-La verdad no lo sé. Soy yo el que debería estar sufriendo; voy a conocer oficialmente a tu padre por segunda vez. Eso no se vive todos los días.

-Eso no cuenta.

-¿Y si no le gusto?

-En realidad no le gustas. Pero que se la aguante.

Sus ojos se abren grandes como platos.

-¿No le gusto? ¿En serio? -casi gime con dolor.

-Bueno, no le gustabas. Probablemente ahora sea más considerado, teniendo en cuenta lo que pasó.

-O sea, que me tratará como a un enfermo.

Frunzo el ceño por su terrible elección de palabras.

-No. No digas eso.

Se lanza en la cama sin emitir sonido alguno mientras me recojo el pelo con algunas hebillas. Decidida a cambiar de tema, comento:

-Debería volver a cortarme el pelo, ¿qué opinas?

Me observo en el espejo; no he recuperado el largo que habitualmente llevaba, pero ya casi me llega a la mitad de la espalda y lo siento pesado.

-Sí, me gusta mucho más cuando lo llevas por los hombros.

-¿Más que cuando?

-Que cuando lo llevabas por la cintura. He visto fotos, y me gusta más corto.

Asiento con la cabeza, caminando hasta el ropero. Saco de allí un vestido de manga larga, apretado y corto, de color azul marino. Me quito el pijama y me lo coloco junto con unos cancanes color piel y unos tacones negros de punta cerrada mientras seguimos hablando de mi corte de pelo. El momento que compartimos días atrás nos otorgó mucha más confianza entre nosotros, por lo que hacerme la pudorosa y pedirle que se gire para cambiarme no está entre mi lista de opciones. A decir verdad, ni siquiera se me pasa por la cabeza; probablemente por la comodidad familiar que siento cuando él está a mi alrededor. He llegado a creer que me encuentro más cómoda estando con Harry que sola.

Él se pone de pie y me ayuda a cerrar la cremallera del vestido. Me giro para acomodarle la camisa de estampado extravagante que se le ha arrugado en algunas zonas mientras él me rodea la cintura con los brazos, como si temiera que fuera a desaparecer en algún momento. En realidad, la que debería estar aferrándome a él debería ser yo. Mi madre pasa por la puerta abierta de mi habitación y se asoma, golpeando con los nudillos. Volteo hacia ella, que nos mira con una sonrisa mientras me hace una seña para que salga de la habitación con ella. Le devuelvo el gesto mientras la sigo hacia el pasillo.

-Tu padre dice que si quieres puedes quedarte a dormir allí.

Tuerzo el gesto.

-Pero no quiero.

-Por eso le he dicho que me toca trabajar esta noche y que tienen que volver para que la casa no quede sola. Incluso me he inventado que les han robado a los vecinos la semana pasada y que tenemos miedo de dejarla vacía por las noches.

Me río, apoyando la espalda en la pared.

-Te amo, mamá.

Me aprieta la mejilla.

Over Again. | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora