31. Halloween.

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Deslizo el vestido blanco con vuelo por mi cuerpo, alisándolo con las manos allí donde se ha arrugado. Los pliegos de la falda se alzan y bailan a mi alrededor cuando giro sutilmente, admirando la prenda en el espejo. Me calzo los tacones blancos y me pongo las pulseras de perlas del mismo color. En algún punto de la casa, Julie se queja porque no puede abrocharse el collar, pero yo me encuentro más fuera del departamento que dentro. No dejo de darle vueltas mentalmente a los mensajes que compartí con Harry esta misma mañana... sobre su retorcido recuerdo. No puedo dejar de pensar qué pensará él al respecto.

Suspiro mientras termino de retocar los tirabuzones rubios en los que se ha convertido mi cabello lacio y me coloco los aretes de brillantes blancos. Termino de maquillarme, incluyendo los labios rojos y el lunar falso hecho con delineador negro en lápiz. Soy una réplica barata de Marilyn Monroe, pero me siento contenta con el resultado. Tal vez a Harry le guste.

Harry.

El timbre hace eco por todas las paredes del apartamento, distrayéndome de lo que estoy haciendo. Me paso la mano por el cabello mientras grito -: ¡Yo voy! -dando por supuesto que es Harry quien se encuentra del otro lado de la puerta, claro está.

Efectivamente, el rizado atraviesa el umbral de la puerta como alma que lleva el diablo una vez que la abro. Está guapo. Guapísimo, mejor dicho. Lleva un traje negro estilo frac de aspecto sombrío y lúgubre. Seguramente Gemma ha insistido en maquillarlo, porque está mucho más pálido de lo normal y tiene un par de colmillos que puedo avistar cuando me sonríe. Y el cabello... joder, el cabello. En lugar de tenerlo revuelto y despeinado como es habitual, se ha puesto gel y lo tiene perfectamente peinado hacia atrás, con los rizos acariciándole la nuca.

-Dios, temía que alguien me viera vestido de esta forma -gime con esfuerzo. Está agitado-. Hola amor, ¿cómo estás?

-¿Amor? ¿Desde cuándo soy amor? -las palabras se escapan de mis labios como leves balbuceos. No me estoy quejando. Estoy más bien sorprendida.

-Bueno, no lo sé -se ríe-. Pero me gusta como suena.

Le da una patada a la puerta para cerrarla al tiempo que me agarra de la cintura. Tira de mí y pega mis labios a los suyos. Lo beso. Me besa. Nos besamos. Y es mágico.

-Ugh, te he manchado todo de rojo -le paso el dedo por la comisura de la boca, limpiándole el pintalabios.

Me agarra la mano y me besa la palma. -No importa.

-¡Hola Styles! Bien, ¿y tú?

Julie, ataviada en un traje de la Mujer Maravilla, aparece en el living de su apartamento haciendo danzar el cabello negro a sus espaldas.

-Eh, Wonder Woman, ¿dónde está tu Superman?

-En la cocina. Ya ha empezado a beber -niega con la cabeza-. Lo peor de todo esto es que me lo refriega en la cara. Por cierto, estás manchado de pintalabios. Pareces el Guasón o algo así.

Me río y continúo el trabajo de limpiarle la boca. Julie hace una mueca de asco y desaparece en la habitación que yo había estado ocupando minutos atrás.

-Estás linda. Me gusta tu cabello así -se enrolla un bucle en los dedos y lo retuerce. Luego me toca el lunar-. Por Dios, qué sexy.

-Basta -me río, poniéndome colorada de sopetón-. Te ves estupendo, Edward.

-¿Edward? ¿En serio? Hay muchos vampiros más, como... vale, no sé, tú eres la que ve ese tipo de cosas, pero...

-Christian Ozera. Podrías ser Christian Ozera. Está bueno.

Over Again. | h.sWhere stories live. Discover now