Over Again. | h.s

09. "Especial."

Al final del día, Kyle había aceptado mi proposición y el resto de la noche nos dedicamos a planificar la salida. Todo nuestro grupo asistiría a la fiesta de fraternidad de Trevor, lo que incluye (obviamente) al aludido, Cam, Zayn, Julie, Harry, su amiguita, Niall, Jay, Sayer, Kyle y yo.  Así que aquí me encuentro, ayudando a Sayer a elegir un atuendo acorde a la fiesta, mientras esperamos que el tiempo pase y los chicos vengan a recogernos.

Las cosas con Harry no han mejorado en nada y ambos nos hemos ignorado olímpicamente durante las pasadas veinticuatro horas, donde ninguno de los dos intervino en las conversaciones organizacionales de nuestros mejores amigos en el grupo de whatsapp. Y mucho menos, ni él cedió en su postura ni yo en la mía. Angie no me gustaba y eso era todo. Sé que eventualmente tendré que hacerlo, pero me es simplemente imposible aceptar a la chica que quiera (y esté) lanzándosele a mi novio. Porque, tarde o temprano hay que afrontarlo, él lo sigue siendo para mí. Y estoy segura de que ella no sabe eso, por lo que tal vez tenga que dejárselo en claro.

Sayer se queja mientras la ayudo a pasar el pequeño vestido color azul eléctrico por su menuda figura. El resultado es bastante bueno, el azul contrasta con sus cabellos rubios claros y su blanquecina piel llena de pecas. Mientras ella divaga entre qué tacones elegir, yo me enfundo en un vestido con estampado floreado de falda suelta, con la parte del pecho en gasa y cuello cerrado. Termino eligiendo unas sandalias de tacón alto color marrón y un pequeño bolso del mismo color donde meto algunas de las pocas pertenencias que llevaré. Dejo mi cabello suelto y trato de darle un poco más de forma alisándolo, al contrario de Sayer quien se lo ha rizado. Al finalizar, las dos nos ayudamos a maquillarnos y una vez que terminamos, la novia de mi mejor amigo le avisa al mismo que ya estamos listas y esperándolos.

Pasan veinte minutos hasta que Kyle y Jay hacen acto de presencia en mi casa, tocando la bocina una vez que se encuentran en la parte exterior. Las dos bajamos, despidiéndonos de mi madre que también saldrá con sus amigas, por lo que la casa quedará completamente sola esta noche. Otra media hora más transcurre y nos encontramos frente una casa de fraternidad cuyo interior parece estar a punto de explotar. Mando un whatsapp a nuestro grupo y Zayn contesta diciendo que ellos ya han llegado y están adentro, por lo que proseguimos y entramos sin problema alguno. Las personas se agolpan en el centro del salón, las escaleras están también repletas de gente sentada ya sea conversando y tomando o besándose.

Rápidamente localizamos a nuestros amigos, quienes ya han comenzado a tomar sin esperarnos. Es inevitable que mi vista se pasee por el grupo, deteniéndose más de lo debido en la morena que se aferra al brazo de Harry y se ríe de lo que sea que él le esté diciendo. Angie se muerde el labio y me mira, sonriéndome con la más absoluta simpatía. Quizás simplemente está tratando de ser agradable conmigo, pero mi furia interna obnubila cualquier buena intención que ella tenga.

La mirada de Harry se posa sobre la mía y su rostro inexpresivo me demuestra que nada bueno saldrá de esta noche. Ambos estamos comportándonos como dos chiquilines que pelean por una estupidez y, aunque tenga que reconocer que él sí quiso recomponer las cosas y yo lo rechacé, nunca lo haría verbalmente y frente a él por una cuestión de puro orgullo. Sin embargo, el panorama cambia cuando lo observo decirle algo a Angie, para después abandonarla y comenzar a acercarse a mí lentamente. Reprimo el deseo de retroceder y decirle que me deje en paz porque simplemente no puedo estar enojada con él toda mi vida. El grupo se disipa (Angie incluida) y le pido a Kyle que me consiga algo de tomar, él asiente levemente antes de marcharse tras mis amigos.

–¿Podemos hablar? –grita sobre el volumen de la música. Asiento con la cabeza, desconfiada. –Vamos afuera.

Estoy por replicar que prefiero quedarme dentro, pero él tira de mi muñeca incitándome a seguirlo. Acabamos en la parte trasera de la imponente casa, donde Harry no se tarda en reclamarme: