capitulo cuarenta y tres

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Uno, dos, tres, cuatro, ya hay catorce piedras en el mar, Elois sigue lanzando más.

— Esto está mal, no debemos escapar de la escuela — sugiero, las personas siguen las reglas, también las niñas buenas. 

Elois volteó con una sonrisa de lado, después de lanzar la otra roca. 

—Esas niñas no debieron golpearte tampoco, aun así lo hicieron —.  

Abracé mis piernas, mirando al césped; aún me duelen las costillas y la cabeza.

—Se lo diré a mamá —.

—Sí, se lo dirás... después las suspenderán... Después las madres negarán los hechos, la escuela dirá que no pueden hacer nada porque estaba presente la maestra, entonces sucederá una y otra vez, luego lo odiarás — odiarlo, lo odio ahora, lo odiaré siempre.

—Pero la maestra es la líder, ella protege a los buenos —.

— Nadie protege a nadie aquí, Nina, la gente se cuida sola. No dejes que las personas te digan qué hacer, haslo y que nada te dé tenga —.

Recoge otra piedra del suelo.

— ¿Por qué alguien me detendría?— 

— Porque todos tienen un interés propio que se interponen con los tuyos, hablando, se entienden las personas, pero con sangre se crea una Advertencia, así que, sé egoísta, narcisista, arrogante y soberbia y orgullosa, tanto como quieras. ¿Por qué nadie está cuando necesitas ayuda? — 




Se escuchó el siguiente, disparo en la cabeza de uno de los canes desde afuera; me quedé detrás del auto mientras la masacre perruna sucedía; entretenía a mi nuevo cachorro.

— ¿Eres hombre o mujer, ¿eres gay?—

 Mis manos cubrían sus orejas mientras escuchaba los últimos ladridos.

—¿Cómo debería llamarte? — 

—Me recuerdas a un zorro, ... Vulpes te llamaré vulpes —.
 
Escuché otro ladrido desde afuera, entonces Zack entró y dijo.

—Deja de jugar con ese perro —. 

— trató de evitar que no se asuste, los perros tienen los sentidos más fuertes que los humanos, sin contar que está escuchando cómo asesinan a otros perros — se sienta en los filos del con la lata de cerveza que cargaba, me observaba.

— ¿Por qué lo haces? ¿Acaso los asesinos no son crueles y despiadados? — El significado de lo que soy, de lo que convertí.

— no lo sé, pero siento empatía por este cachorro, los he investigado, ellos aún son como niños inocentes y fieles, con grandes poderes y si siempre estará para mí — mire aquellos pequeños ojos ocultos por el largo pelaje mientras cubría sus oídos esté pasó su lengua por su nariz y trague después de percibir ese calor suave y dulce arropar mi corazón, veo a este cachorro y no puedo pensar en nada más que estar con él.

— ¿Ya le pusiste un nombre? — 

— vulpes—. Contesté.

—Por el color de su pelo — 

—Sí —. 

—Oigan — nos llama Eros, Zack bajó de camioneta.  

En un parpadeo me traslado a un lugar, donde el piso está hecho de tablas y mis pies descalzos sobre un gran charco de sangre y a la distancia una fila de cadáveres humanos.

— Nina — Eros me llama. 

Agarré a vulpes con una mano que cubrían sus ojos, así no vería los cuerpos de los perros sobre el suelo. Que tenga memoria de las paredes y los sonidos, es mejor a que tenga memoria de cadáveres en el piso.

— Díganle al Daemon de Hades que hizo buen trabajo, es totalmente pura, a este paso creo que sí superar su poder, ... Pero adviértanle de Kimura... — 

— ¿Qué pasa con Kimura?

—Hay rumor de que está invadiendo territorios, creo que ha comprado parte de la policía y está planeando tomar su isla, dónde ustedes consiguen la droga —. 

Todos desviaron sus miradas a otros lados.

—Debemos matarlo — susurra Eros.

— exacta —.

—Bien, gracias por informar, amigos, es un gusto hacer negocios contigo.— Eros se saluda de manos con el desconocido y el resto sube maletas al auto, esas maletas cargadas de dinero.

—Ahora iremos a un McDonald's — dije montando por la parte trasera.

—Por favor, cállate — Koa, me gritó.

— Koa, ...—

— Está actuando como una niña—. 

—Es una niña, — dice Rafael, voltea su mirada y me susurra.

—Una adolescente, con mente de niña y actitudes de asesina —. 

Todos parecen conocerme, parecen entender mis actitudes.

— Iremos a un McDonald's, pero primero debes hacer lo que te toca — Eros enciende el motor y arranca. Es agridulce este sabor de que ellos parezcan conocerme, pero yo no me conozco.

















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