capitulo cuarenta y dos

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Dos autos llegaron a vernos, son grandes como aquellos autos de las celebridades que salen en la televisión. Uno de los que conducían era un hombre de bigotes con ojos verdes, algo robusto, con un diente de oro. Es la primera vez que veo algo así.

— ¿Dónde está?—le preguntó a Eros.

—Dentro de los perros— el hombre pasa su lengua dentro de su mejilla, poco incrédulo, mirando a las mascotas de arriba a abajo.

— ¿En serio, cinco kilos?— insistió y Eros sonríe.

— pruébalo — entonces Eros levanta a uno de los cachorros y muestra la cicatriz de su estómago, está oculta por el pequeño abrigo verde 

— Suban los — las puertas de la parte trasera son abiertas y los hombres tomas a los animales con cero sutileza para montarlos en el auto mientras yo abrazo a mi pequeño cachorro. 

—Dámelo, linda — un hombre que tenía un pañuelo alrededor de su cabeza intenta quitarme el cachorro.

—Este no carga nada, es solo modelo para despistar — advierte Oliver al hombre.

—; ya veo. — 

—: Daemon fue muy creativo — murmuro.

— y astuto— Oliver camina a mi lado, para dirigirnos al otro auto.

— ¿Cómo supo que traer perros no levantaría sospechas? 

—Porque sí había una competencia de perros y había varias fundaciones de protección animal reunidas. 

— para que —

— Para marchar en contra de una cruel masacre animal, unos idiotas atacaron una fundación de bajos recursos de protección animal con palos y piedras, sacrificaron los perros y agredieron a los organizadores sin motivo alguno. 

Por pequeñas acciones como esa creo que ser humano es una raza que necesita ser dominada si no hay control o alguien que les ponga opresión; son simples depredadores sueltos, con algunas excepciones.

— ya veo — subo a la camioneta después de darle una caricia al perro

Esto en qué lugar me pone, soy partícipe de esta tragedia para estos inocentes, pero creo que ellos estarían mejor muertos, a la final son solo perros callejeros sin ningún dueño dentro de un mundo donde nadie se detiene a pensar en ellos, todos estamos buscando solución a nuestros propios problemas.

Me senté junto a Oliver con la mirada en la ventana. Me gusta mucho estar cerca de la ventana y ver los paisajes, pero ahora estoy aquí, no puedo emocionarme demasiado. 
A veces creo que soy como estos cachorros no tengo recuerdos o sentido común y solo hago lo que quiero con la diferencia de que a veces pienso con claridad y reflexiono, me siento tan vacía al no tener esos recuerdos de mi infancia, no sé por qué no siento el mismo cariño y aprecio por mis papás como lo siento por mis hermanos, es como si aún no despierto del coma, pero me escribí a mí misma no intentar recordarlo, a qué le tengo tanto miedo.





















Se veía los letreros, las personas de un buen estilo de ropa fina tomándose fotos cerca de los monumentos del país, edificios, hasta este auto empezó a tomar una ruta diferente después del semáforo, dejando atrás esas atracciones, las cuales quería seguir viendo, para seguir pisos con una construcción deteriorada, ya que había agujeros en las carreteras, 
Personas durmiendo entre los puentes con carpas demasiado delgadas, tanto que incluso sus costillas se notan, completamente sucias.

—Parecen cadáveres — dije yo y Oliver se asoma al ver aquellas personas con ropa sucia, al igual que sus cuerpos.

Dónde unos comen entre la basura, otros en bandejas plásticas, las mujeres con un moño y mechas de sus cabellos por todas partes, aun así buscando ser atractivas.

— sí, son los barrios bajos es aquí donde ves la realidad la vida —. Se recuesta sobre el asiento.

—Es extraño, nunca he visto algo así en mi vida, pero toco mi pecho y siento nostalgia. 

Confieso.

Oliver, desde su lugar con los ojos cerrados, sentado con la espalda, ya que parece que se resbala del asiento, me responde.

— de seguro es por lo de tu infancia — 

— ¿que cosa?— toco su hombro y habré los ojos.

Con el movimiento de su mano, como si fuera un cantante de ópera, menciona.
— tu infancia, las personas, tu papá — 

Parece que cree que ya me quiero ir 

—Ah, no, no extraño, mi casa es distinta.

— no hablo de eso — arruga sus cejas, entonces se acomoda como es debido, me mira.

—Entonces, ¿de qué? — se queda en silencio, parecía que alguien lo hubiese callado, y ambos de sus ojos se mueven a la dirección de mí, ojo derecho, luego a mi izquierda.
Aprieta su labio y suelta

— Nada — se sienta de nuevo con la mirada al frente, vio algo en mí que lo hizo sentir un poco triste, ya que su semblante cayó. Parecía que por un momento olvidará sus sentidos al ver me y estuvo analizando a un alma ciega; ahora mira a esa nada como una ecuación matemática.

No noto que cambió cuando me habló, de seguro tampoco noté la diferencia de las cosas cuando yo muera.

los Demonios también Tienen Almas Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora