capitulo Trece

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—¿Qué es esto?— dijo al ver los guantes de boxeo.

—Tú entrenamiento, Nina Dove–, me subo a mi ring de boxeo personal.

—Ben—, le extiendo la mano. Parece que aún sigue molesta por lo ocurrido con Koa. Al contrario, no estaría luchando con los pobres guantes de boxeo.

"Se ponen así", se los acomodó. Me mira con el ceño fruncido. Me impresiona su dualidad.

—Te enseñaré lo básico del boxeo, lo primer—, con una sacudida a sus muñecas, obligo a que afirme sus brazos.

—Firme, practicas fútbol espero que sirva de algo—.

—La posición de pelea, será fácil—, pone sus brazos como escudo. Buena posición, pero no es suficiente. Si va a ser una sicaria, mi asesina psicópata personalizada.

Pateo sus rodillas sin que lo note y cae.

—Debes ser rápida y ágil—, observo como ejerce presión sobre sus brazos para ponerse de pie.

—Aún puedo hacerlo– .

— Solo mataste a una adicta porque tuviste suerte, pero no siempre serás fuerte—.

—Bien–.

—Escucha, abre bien tus ojos y nunca pierdas la guardia en tu oponente. —Nuestros ojos se miran fijamente mientras damos vueltas en círculos, ella esperando a ser atacada y poder defenderse, yo viéndola como un pequeño cachorrito inexperto a punto de sumergirse por completo en la oscuridad.
—Si lo haces, estás perdida–. Doy un golpe que logra esquivar en su lado derecho, ahora intento en el lado izquierdo y logra esquivarlo.
—Aprendes rápido–. Doy una pirueta que golpea su cadera.
–Haa, no lo suficiente. Levántate–.
—¿Cómo se supone que debo aprender si solo me golpeas?—
—Es divertido—, bromeo. Es cierto.
—Lo básico es los puños–, acomodo su postura moviendo me en su entorno.
—Mueve tu cintura al mismo tiempo que tus hombros—. Me paro a su lado.
—Así–.
—Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete–.
—Es aburrido–. No recuerdo quejarme, bueno, yo ya sabía pelear cuando me uní.
—Cierra la boca y hazlo, te estaré
observando—. Me siento aún lado.
—Puños firmes y abre bien las piernas—.
—Oye,lo del final puede mal
interpretarse
, tres.—
Por un momento llegué a imaginarme a mí mismo en mis días de entendimiento, cuando al igual que ella solo era un niño de dieciséis años con una mente perturbada.
Será que las cosas pasan por su mente en este momento, dijo que bebe pastillas para olvidar tan perturbador es, que quiere olvidar la manipulación o las torturas.
— Eso fue profundo — ahora sé que la razón por la que sus argumentos son como parábolas o filosofías poéticas, con críticas sobre la vida es por su pasado.
— ¿Qué cosa?— pregunta agitada
— Tu respuesta a Koa, entonces todos son asesinos –
— Todo el mundo cree que tiene el derecho de juzgar a alguien solo porque no ha asesinado a una persona, o vende droga ni roba, como si ser parte de la sociedad y vivir como está impone no hace nada.
— ¿Todos somos malos?
— Si los seres humanos son malos por naturaleza, hay mendigos fuera de los restaurantes donde se tira comida, las personas simplemente bailan alrededor de la miseria, como en Saló y los 120 días en Sodoma.
— ¿La escena final?
— Sí, siempre veo películas con metáfora como La Naranja Mecánica, etc.
— ¿Por qué?— se detiene.
— No lo sé.
— ¿Qué libros lees?
— Ya me lo preguntaste.
— ¿Solo eso?— la miro con una ceja alzada.
— Libros de manipulación y filosofía, cosas así.
— ¿Por qué?
— No sé — se sienta en el suelo.
— ¿Crees que lo superaste?
— ¿Qué cosa?
— Tu pasado.
— Sí, supongo — dice con un movimiento en sus hombros.
— Pero bebes pastillas para olvidar...
— Vivo bien, tengo una familia, una amiga, una nueva vida.
— Mataste a una chica y traicionaste a tu amiga.
— No lo hice.
— Tuviste sexo con el chico que le gusta — me señaló a mí mismo.
— Solo eso, no es como que tuviéramos algo — nos quedamos en silencio por un minuto mirándonos fijamente sentados en el ring, ella me observó por unos segundos y luego algo sacudía mi pecho, por una extraña razón se ve diferente en este momento.
No sé qué tan diferente, tiene su cabello desarreglado, está sudada y tiene unos lindos labios carnosos, la parte inferior es algo rosada.
Además, es la primera vez que encuentro a alguien a quien darle un consejo:
— No lo has hecho, tal vez lo sacaste de tu mente pero no olvidas lo que se sintió... que te dejen sin alma para convertirte en un demonio — lo que es estúpido.
Me puse de pie y salí del ring.
— Sigue practicando — camino al baño para lavar mi cara con agua fría, me pregunto qué acaba de pasar, por qué de pronto sentí eso, esa sensación extraña que me hizo verla de una forma que... no sabía que se podía mirar a una persona.
— ¿Qué es esto?— tal vez solo estoy loco y necesito un poco de cerveza.
— Oye Daemon — escucho entrar a Rafael.
Secuestramos a uno de los ladrones de tu dinero.
— Bien, llama a Nina, quiero mostrarle algo —
— ¿Qué le quieres mostrar?— Se voltea.
— Solo sigue mis órdenes.



— Solo sigue mis órdenes

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— Ya practiqué mucho, quiero comer un helado — murmura.
— Nina Dove, este será tu trabajo, no tu lugar de diversiones —
— Tengo hambre, Daemon Reynolds —
Trajeron al muchacho en una silla atada con una funda negra.
— Necesito encontrar al culpable que robó mi dinero, fue un ladrón de la banda contraria, ¿sabes? Un hombre incompetente dejó que le quitaran el auto con el dinero en la cochera.
— ¿Qué le pasó al hombre?
— Lo maté por incompetente, y no era un hombre, eran dos muchachos incompetentes.
Camino hasta el muchacho y le quito la funda, también está ensangrentado con sus ojos hinchados y el labio partido.
— Este es uno de los sospechosos, Nina Dove, ¿sabes lo que hago con los sospechosos?
— No — responde.
Es cuando tomo un cuchillo para enterrarlo en uno de los ojos del chico, lentamente veo cómo rompe sus ojos mientras este grita, ese grito agonizante que te sale como el de una chica, cosa de hombres cuando están sufriendo.
Dejé de mirarlo para ver a Nina, quien observa con los ojos bien abiertos la situación sin hacer un parpadeo.
— Es...
— Asombroso — completa la frase.
— Sí... — sus labios lentamente, dejan ver esa sonrisa totalmente suya que borra todo rastro de inocencia que pueda haber en ella.

los Demonios también Tienen Almas Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora