capitulo nueve

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—¡Buenos días! – dije corriendo a mi lugar de la mesa, al lado de Harry y Richard quienes comían en silencio, con una sonrisa.
— No te vi ayer en todo el día, Nina. ¿Dónde estabas? – me preguntó Richard.
— Paseando, me quedé caminando por largas horas afuera – es algo normal de mí hacer largas caminatas sin avisar, enoja pero me creen.
— Eso es peligroso, Nina, sabes que no me gusta que desaparezcas así – dijo mi madre en un tono firme, mientras ponía mantequilla a su pan.
— Lo siento, no controlo el tiempo cuando estoy fuera – con la cabeza inclinada mientras tomo mi jugo digo
— Conseguí trabajo –
— Trabajo – todos voltearon a mirarme con sorpresa, yo también lo haría, es algo inesperado, además no está planeado.
— Nina, tienes dieciséis años, no es necesario que trabajes – dijo Richard, con una caricia sobre mi cabello mirándome a los ojos.
— Lo sé, pero sabes que no me gusta estar mucho tiempo en casa con pocas personas, quiero salir y hacer algo –
— Yo creo que está bien, ya no tendrá la necesidad de hacer caminatas al parque y aparecer después de horas, creo que me siento conforme – dijo papá.
— ¿En qué trabajarás, Nina? – pregunta Freya.
— En la empresa del señor Reynolds, nos lo encontramos el otro día en el colegio y me comentó que una de sus farmacias necesita a una trabajadora de limpieza, son turnos rotativos pero gracias a que soy amiga de Mariel además, menor de edad, hará una excepción – no es una respuesta que estaba planeando como tal, simplemente les dije la verdad con algo de ficción.
Además, por lo visto mis papás saben sobre los negocios de los Kingley y los Reynolds, saben que las farmacias del país también son pequeños distribuidores de drogas.
— ¿Con Reynolds? – papá.
Si me lo niegan, tendré que preguntar por qué. Saben que no pueden mentir, tampoco ocultarnos secretos.
No son promesas que ellos nos puedan romper, por el lazo familiar que es importante para nosotros como para ellos.
— Sí...
— ¿Pasó algo malo, papá? – Freya dice confundida.
— No, no es nada – mira a mamá, esta sola aprieta los labios y sigue comiendo.

.....

— Hola – saludo a Mariel con un brazo al entrar a su casa.
— Traje las golosinas para la noche, también las películas. ¿Qué haremos ahora? – le digo mostrándole las cosas que hay en mi mochila una por una.
— Vamos a la piscina – propone.
— Pero yo no sé nadar – pongo como excusa.
— No es profunda — ríe para agarrar mi mano. Me gusta mucho las noches de chicas entre yo y Mariel, son relajantes.
A Mariel le gusta mucho maquillarme y pintar mis uñas. A mí me gusta que lo haga, se siente relajante cuando pone mi mascarilla.
Puedo quedarme dormida, es dulce y cálida como mi hermana.
Después de ponerme el traje de baño, nos sentamos en la orilla de la piscina para tener una "charla de amigas".
— Dejé de hablarle a mi mamá – confiesa sirviendo un vaso de limonada para mí.
— ¿Por qué?–
— Está casada con otro hombre, creí que iba a luchar por estar con mi papá, por recuperar a su familia. – Por qué debería ser ella la que tenga que luchar, su padre la engañó, por qué sería su obligación.

Él falló.

— Todos terminamos decepcionados – no podemos esperar que él bueno siempre haga las cosas bien.
— ¿Por qué crees que tu mamá deba regresar con tu padre después de que él la engañó?– preguntó con la mirada puesta en el vaso, viendo aquel cubo de hielo moverse.
— Porque somos su familia – no, Mariel, ella no debe intentar nada. No fue ella la que falló.
— Ya veo – respondo con una sonrisa.

— Hola, Mariel – esa penetrante voz gruesa.
— Daemon– dijo Mariel, sus ojos se iluminaron y su sonrisa también. Puso un mechón de su cabello tras su oreja antes de voltear a verlo. Me miró elevando sus cejas con los ojos bien abiertos, contenía su alegría para evitar quedar en ridículo frente a Daemon.
— No sabía que estabas aquí – se puso de pie, apretando sus labios todo el tiempo. Parecía que tuviera cosquillas.
— Tampoco tenía planeado venir. Tu padre me llamó por unos asuntos del trabajo, te vi y quise saludarte a ti y a tu amiga – me mira, con una sonrisa.
Tengo que regresar la sonrisa por Mariel. ¿Se dará cuenta? No creo, frente a ella Daemon y yo pocas veces hablamos, hasta ahora.

— ¿Quieres un poco de limonada? – le ofrece Mariel.
— Bueno...– no alcanza a dar una respuesta, pues la jarra ya está vacía. Era pequeña, solo teníamos planeado beber ella y yo, no Daemon.
— Espera, traeré más – dice Mariel.
Me pongo de pie, tomo la jarra.
— Yo voy por ti – propongo por segunda vez.
— No, tranquila, son los invitados – odio cuando es servicial con Daemon, puede llamar a uno de sus sirvientes.
De hecho, creo que odio su comportamiento al estar enamorada de Daemon, ni siquiera le muestra un interés más allá de que no sea por cariño.
Se fue a traer más limonada, volvemos a estar solos los dos.
Yo, de brazos cruzados, observo cómo se aleja y Daemon con las manos en sus bolsillos.
— Es muy amable, ¿no crees? – habla Daemon.
— Sí –.
— No has pensado en cómo se sentirá si se entera de lo que hacemos tú y yo –
— Solo lo hicimos dos veces, además ¿por qué solo yo debo sentirme culpable? ¿Tú también sabes que le gustas? –
— Yo no soy su mejor amiga –
— Yo tampoco –
Me mira en silencio.
— Soy alguien en su vida que le dejará una enseñanza y la hará cambiar. La traición es parte de crecer – me vuelvo a sentar en la orilla de la piscina.

— Eres muy espiritual y filosófica,
Nina Dove –. Sumerjo los pies en  la piscina.

— Y tú un intruso, Daemon Reynolds – respondo.
— ¿Intruso?– se apoya sobre su pie derecho, mientras dobla el otro dejando que su rodilla toque el suelo. Su mano derecha reposa sobre el derecho.
— Sí, estábamos hablando de cosas interesantes como su familia, divorcio, hasta que tú llegaste. Ahora solo hablará de ti – explico lo molesto de su aparición con patadas en el agua.

— El divorcio de sus padres y su padrastro – comenta.
— ¿Cómo lo sabes? — le miro.
— Trabajo con su padre Nina,
¿Lo recuerdas? – cierto, a veces se me olvidan cosas.
— ¿Crees que su madre es mala por tener a otro?– pregunto a lazar.
— Sí –
— Fue traicionada por su padre Daemon, solo continuó con su vida –
— Ella eligió casarse con ese hombre – ataca Daemon.
— ¿No lo conocía?–
— Porque no esperó conocerlo–

Parece tomarse esta situación muy personal. Ambos nos lo tomamos personal.
— Estaba enamorada – respondo
— Eso no es una excusa – dijo Daemon.
— Ella solo confió en él y él se aprovechó de eso _
— Debieron haber señales, Nina. Puedes escapar de una manipulación así muy fácilmente.
— No es cierto – los manipuladores son expertos. Daemon me mira, deja que el silencio esté en nuestro alrededor, solo nuestras miradas se retan.

los Demonios también Tienen Almas Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora