capitulo trinta y dos

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Después de la charla en la hermosa heladería, 
Freya dijo que ahora tendríamos nuevos papás, me pregunté cómo serían estos nuevos papás todos estos días, no he dejado de molestarla.

— Gedeón, ¿Qué pasó con papá? — también está esa duda en mi mente, tengo miedo de él, pero sigo queriéndolo, es mi papá.

—: está perdido — soltó un suspiro.

Una vez me contó que él también era un soldado como en las películas, dijo que leyó muchos libros de psicología porque no era muy inteligente, entonces me dejó leerlos y me explicó mucho de lo que no entendía.

A Eva no le gustaba que me sentara en sus piernas o que estuviera con a solas, de hecho me vigilaba mucho.

Sé que nos golpeaba hasta sangrar, todavía recuerdo cuando me hizo comer carne del suelo por haberla regado, o cuando me encadenó en la pared para golpearme frente a todos por no esperarlo y comer.

Entonces abracé más a mi hermano, contemplando la oscuridad de la habitación

—¿piensas en lo que dijo? — me apegó más a él 

—; ¿qué las personas son malas y corrompidas?— 

—; sí —

Entonces empiezo a sentir mis párpados pesados y poco a poco todo es oscuro, es porque me quedé dormida.


Es el día siguiente, nunca me había despertado tan temprano, es mi primera vez usando un pantalón abrigado y un nudo amo que sean realmente suaves.

— ¿Por qué estamos reunidos Eva? —Digo mientras pinto la antigua cabaña en la que vivíamos.

— pues vamos a tener nuevos papás — dejé de mover el lápiz para levantar mi cabeza.

— ¿Nuevos papás?— repetí.

— como Eva — Asa intenta acercarse más doblando sus rodillas sobre la silla mientras apega más su pecho a la mesa e intenta escuchar.

— pues... , hay unos señores que quieren ser nuestros padres, Cristina Anderson, William Dove — acerca a Asa a su pecho mientras me acaricia el pelo 

— las personas del bosque — 

— si ellos — 

— ¿Por qué?— insiste Asa.

—; les caímos bien, por eso nos llevará a los cuatro, pero hay una condición —

— cuál — pregunté Yo

— debemos cambiar nuestros nombres y olvidar lo que pasó —

— ¿por qué?— 

— porque...— nos soltó y apretó sus labios, luego estiró su cabeza hacia atrás.

— lo que papá hizo no está bien, además... Las personas de aquí no les gusta lo raro —

¿Entonces papá tenía razón?

— no quiero — Asa 

— me gusta mi nombre, no quiero cambiarlo— sigue pintando

— Asa, escucha, las personas no harán preguntas sobre lo que ocurrió, siempre querrán saberlo, entonces no podemos decir que lo hemos superado — acaricia su espalda levemente, 

—; no quieres contarle sobre las cosas humillantes que viviste — entonces levantó sus y dijo

— no —

— entonces como nos llamaremos — interfiero

— tú serás Nina Rebeca Dove Anderson —levanta la cabeza y me responde con una sonrisa 

— ¿Por qué Nina?— cambio de color, ahora quería pintar el césped.

— te queda lindo, es mucho más corto y tierno.—

— y yo — ahora habla Asa

— Harry —

_¡Cómo el cantante!— dice en voz alta, tanto que dejó de colorear.

— sí — Eva pe ñiscas sus pequeñas mejillas mientras las mueve de un lado al otro.

— y tu Eva — 

—Seré freya, me gusta mucho ese —

— Freya, tu nuevo nombre también te queda —.

...

Dónde están las pastillas lo más importante, será que se acabaron, las dejé en mi cajón, ¿puede que se hayan acabado?

— freya, ¿Dónde están mis benzodiazepinas?

Grité, mientras buscaba en el baño.

— espera —

— ¿qué?- puede que no me haya escuchado bien, cierra los cajones, cierro la puerta y me dirijo a la cocina.

— que fue lo que dijiste — pregunté, la observó servir el desayuno.

— consumes esas pastillas mucho, eso no está bien

— y tú qué sabes de estar bien
 o no, —

— más que tú Nina, vivo en con esos recuerdos en mi mente y tú te cedas cada vez que parecen — 

— pues es mi problema — sujeto su brazo

— suéltame Nina, —

— quiero las pastillas — apretó fuerte su muñeca mientras siento mi pecho arder, no quiero ser ignorada, quiero

— Nina — intenta soltarse con una sacudida 

— ¡dame las!— gritó seguido con un golpe en el mesón cerca de los cuchillos.

— ya te dije que las tiré — vuelve a sacudirse.

— ¿Por qué? Son mis cosas freya — levanto mi mano, con la intención de tirar de su blusa.

— Nina —: escucho a Harry tras de nosotras, entonces me doy cuenta de que levanté mi mano demasiado alto, con la posibilidad de alcanzar su cabello.

— yo...— miré a los a Freya luego a Harry.

— compraré otras —salí corriendo de ahí viendo mis manos, pues nunca había estado tan cerca de lastimar a los míos.

los Demonios también Tienen Almas Gemelas Where stories live. Discover now