Capítulo 23 ~El gran libro de demonología~

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Al llegar a la habitación de Ela, ambos pudieron permitirse respirar más tranquilos. Había faltado poco para ser pillados por el ghoul. Ela miró a Omega, que descansaba en la cama a su lado. Metió la mano en el bolsillo, revelando el sobre que había encontrado. Si el ghoul se había molestado en ocultarlo tan bien es porque sería importante. La chica le envió una mirada dudosa a Omega.

-¿Debería abrirlo?

-Esperemos a Alpha, estará al caer.- dijo Omega.

Después miró el reloj de su mesita de noche. Solo habían pasado 15 minutos desde la medianoche, pero se sentía agotado, tanto física como mentalmente. Unos golpes en la puerta le sacaron de su somnolencia. Alpha apareció, colándose con rapidez dentro del cuarto.

-¿Qué habéis encontrado? –preguntó ansioso.

-Ese sobre, de hecho –dijo Ela enseñándoselo.

-¿Y a qué esperas? Vamos, ábrelo. –le instó.

Ella asintió y sacó la hoja de dentro del sobre, que ya estaba abierto. Abrió el papel, el cual estaba doblado un par de veces y dentro había una sola cosa escrita.

"11 de septiembre, 11:30, teatro Folkteater de Gotemburgo".

-Una fecha, una hora y un lugar. –murmuró Omega para sí mismo.

-No puede ser...-dijo Ela en un susurró. La fecha. Aquel día que le había perseguido durante casi un año. La desaparición de Emeritus. Todas las pistas y recuerdos se acumularon en su mente precipitadamente, haciendo que su corazón se acelerara de ansiedad. -Esta es la fecha del último concierto que dimos con Emeritus antes de su desaparición.

Alpha asintió, trasladando su mirada de la hoja a la chica. Había palidecido considerablemente y le temblaban las manos.

-Quien envió esta nota, estaba indicando a aquellos hombres cuándo, dónde y a qué hora debían acudir al lugar. Eso significa que el portador de esta letra es el traidor. El que vendió a Emeritus, a nosotros y el que organizó todo al milímetro para que se llevara a cabo sin ningún fallo. –sentenció Alpha.

-Y ahora sabemos seguro la identidad del traidor. Tenemos una prueba. –añadió Omega. Ela asintió, aguantándose las ganas de llorar.

La rabia y la impotencia de no haber podido hacer nada la invadieron. Habían tenido a ese ghoul con ellos desde hacía casi un mes y no habían sido capaces de darse cuenta de que él estaba detrás de todo. Sintió ganas de romper algo, de ir adonde ese ghoul y apalearle o, de incluso, matarle con sus propias manos. Si lo hubiera sabido antes a lo mejor podría haber salvado a Emeritus. ¿O es qué aún tenía salvación? Ela se puso de pie, temblorosa, pero decidida a acabar con aquello. Caminó hasta la puerta de su habitación hasta que el agarre de alguien en su brazo se lo impidió.

-Suéltame, por favor. –pidió ella suplicante, mirando a Alpha. –Tengo que ir donde Caín y sacarle donde está Emeritus. No puedo seguir viviendo sin saber si está vivo o muerto. –dijo ella entre sollozos.

Alpha la sostuvo y la arrastró suavemente hacia sus brazos mientras Ela lloraba en silencio. Omega les observó con tristeza.

-Sé lo que sientes. Pero es peligroso ir ahora sin un plan. Hasta ahora hemos actuado bien, no echemos a perder lo que hemos conseguido. –le pidió Alpha en un susurro mientras acariciaba el cabello de la chica. Ella se apartó, secándoselas lágrimas con las manos.

-Tiene razón, Ela. –dijo Omega. –Le expondremos ante todos. Los ghouls, Nihil e Imperator. Todos sabrán la verdad pronto, pero creo que debemos hacer algo más. Hacer que él mismo se exponga y que muestre su verdadera naturaleza. Es solo una corazonada, pero creo que es lo que debemos hacer.

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