Capítulo 12 ~Ghoul de fuego~

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Habían pasado unos días en la abadía y todo era normal para la banda. Ensayos y mucho trabajo, no había mucho tiempo libre y todos parecían un poco estresados preparando el nuevo disco. Ela se encontraba ahora con Omega, en su habitación. El ghoul estaba tomando un descanso después de estar todo el día practicando con la guitarra, por lo que este aprovechó la oportunidad para interrogar a la chica.

-¿Cómo fue la conversación? –le interrogó Omega.

-Bien... creo que nos veremos esta noche.

-Aaaay, tortolitos. De vuelta a las andadas. –dijo riendo con ganas.

-¿Por qué no te vas a trabajar eh? Eres como una vieja cotilla.

-Es culpa tuya, por darme bola.

Ela suspiró. Intentó, por décima vez en toda la tarde concentrarse en memorizar las letras de las canciones que había compuesto el Cardenal. Tenía ensayo con él en 2 horas y apenas se sabía nada. Omega, mientras tanto, se dedicaba a comer galletitas y a cotillear un diario, sentando en su cama.

-Siempre puedes leerlas.

-No, zopenco, quiero que vea que he prestado atención y he trabajado.

-Ah, vale, tratando de impresionarle, lo entiendo.

-Ahora, si eres tan amable, vete a molestar a Air o a otro.

-Estoy entretenido leyendo.

Ela se giró para mirarle.

-¿Qué demonios lees?

-El diario de Air.

Ela quería preguntar cómo y por qué lo había cogido, pero prefirió ignorarle. A los dos minutos no resistió las ganas.

-No sabía que los "medio-demonios" tenían diarios. –dijo ella, mirándole con el rabillo del ojo.

-Solo los más ñoños. Es como leer crepúsculo, es todo amor y cursilerías. -dijo el ghoul riendo. 

Pasaron las dos horas rápidamente y, cuando se quiso dar cuenta, estaba en la sala de ensayos, al lado del cardenal, preparándose para cantar. Decir que estaba nerviosa era decir poco. Se trabó un par de veces, olvidó dos versos y se adelantó al llegar al estribillo. Cuando terminaron, los ghouls se retiraron, dejándoles a solas.

-Lo siento. He sido un desastre. –se disculpó ella.

--Non preoccuparti, es un ensayo.- dijo él, evitando su mirada. Aunque intentaba disimular Ela pensó que estaba molesto.

-La próxima vez me prepararé mejor.

-Ela.

Se quedó tiesa al oír su nombre salir de los labios del cardenal. Era la primera vez que se dirigía a ella por el nombre.

-Comprendo que, bueno... que no te agrado, pero no quiero que esto afecte al grupo. -dijo él.

-¿P-perdón? –preguntó Ela desconcertada y negó apresuradamente. -No es eso. He fallado tanto al cantar por los malditos nervios, no intento sabotearle ni nada parecido. Admito que al principio estaba resentida porque bueno... echo de menos a Emeritus. No sé si le han hablado de él.

-Imperator me habló de él.

-Ya veo. El caso es que estaba enfadada conmigo misma por ello. Pero no quiero eso ni mucho menos. Lo cierto es que ahora le encuentro, interesante... eh, señor.

El cardenal le miró con sorpresa y después se rió un poco por el título que había utilizado. Ela enrojeció al instante.

-Puedes tutearme. –dijo él divertido.

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