Capítulo 4 ~El anuncio de Imperator~

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Después de la peculiar noche, Ela había dormido como un tronco gracias a los efectos del alcohol. Omega tampoco se había quedado atrás. Eran las 11:30 de la mañana del 11 de septiembre y tanto el ghoul como la chica habían decidido ignorar la alarma de su despertador, solo cinco minutitos más, hasta reunir un total de tres horas y media de retraso. Imperator hizo una mueca de desagrado mirando el reloj de muñeca. Papa Nihil, como anciano que era, descansaba a su lado, durmiendo como si no lo hubiera hecho desde hacía siglos. Mientras tanto, los ghouls sentados cada uno en sus respectivos asientos. La gran sala estaba en completo silencio, solo camuflado por el ligero tic tac del reloj de pared. Alpha se sentía desfallecer cada vez que cruzaba una mirada con Imperator. Air mantenía la cabeza baja, evitando todo contacto visual. Earth movía el pie inquieto mientras se mordía una uña. Y Water simplemente estaba sentado quieto como una estatua.

El incómodo silencio era atronador. Progresivamente, se oyeron pasos a toda prisa por el pasillo. Emergió en la sala dando un portazo, el ghoul restante que faltaba.

-¡Siento llegar tarde! –dijo Omega sudando a mares. Una sola mirada de Imperator y el ghoul se quedó blanco.

-¡Omega, te dije que me esperaras! –Ela apareció a su lado y cuando Imperator le dirigió una mirada grave, tragó saliva.

Entonces habló.

-No gritéis en la sala de reuniones. –escupió Imperator, como si ambos hubieran cometido un pecado mortal. –Espero que tengáis una buena excusa para llegar tarde.

Ninguno de los dos se atrevió a hablar. Imperator suspiró agotada. Le pegó un leve codazo a Papa Nihil, despertándolo de su dulce sueño.

-Bien. He comentado a los ghouls acerca de los preparativos del nuevo álbum. Parece ser que, según me han explicado, aún no tenéis ni una sola canción decente y me preocupa que tengáis tan poco tiempo para preparar el nuevo disco, pero las cosas están así. En cuanto a las reglas básicas que debéis seguir en la abadía... parece que las cosas están algo descontroladas por aquí. Sois desordenados, impuntuales y, por lo que respecta a los pasillos de la abadía y las zonas comunes, como el jardín, prefiero no comentar nada al respecto. Nunca en toda mi existencia había visto tan poca disciplina. Esto ya lo he comentado antes, pero lo reitero para que lo sepáis, Ela y Omega.

Ambos tragaron saliva. Imperator no era lo que se dice amable, pero esta mañana parecía estar desatada. Y seguro que se habían perdido tres horas y media de una charla exhaustiva acerca de cómo llevar a cabo de forma eficiente las labores de limpieza. "Santo Lucifer, ayúdanos" pensó Omega.

-Lo demás no pienso repetirlo, si tenéis dudas sobre cómo debéis comportados en esta abadía, mientras aún estéis en ella, preguntadles al resto de ghouls. –dijo Imperator dirigiéndoles una mirada de reproche. –En cuanto a la gran noticia, he decidido dejarlo para cuanto estuvierais todos.

-¿Gran noticia? –susurró Earth.

-He contratado a nuevos ghouls. En concreto 4. Tendréis dos nuevas compañeras en la banda. Son pianistas y las nuevas coristas de Ghost.

-¿Pianistas? –preguntó Air preocupado. –Lo siento, pero ¿no soy yo el pianista?

-Así es. Por eso ayudarás a las nuevas ghulehs para que puedan integrarse en la banda. –le aclaró Imperator. –Ela cantará junto con ellas. Otro de los ghouls que he contratado se encargará de términos formales y papeleo. Será nuestro secretario, por así decirlo. Y el último ghoul será, además de corista, guitarrista rítmico, junto a ti, Omega.

Omega hizo un gesto de disgusto. No le apetecía mucho tener que compartir su rol con otro ghoul. Pero Imperator era la única que podía tomar esas decisiones. Ella sabía lo que era mejor para la banda.

-Perdón, pero tengo una duda... -Interrumpió Alpha. -¿No necesitamos un cantante? Creo que nos ayudaría con la composición y, además, Ghost necesita un nuevo líder.

Ela le miró ofendida.

-¿Un nuevo líder? No necesitamos uno. –dijo la chica enfadada. Imperator la miró sorprendida por sus palabras.

-Es lo que más necesitamos en estos momentos, ¡no podemos seguir estancados!-dijo Alpha exasperado. –Y tú lo sabes bien.

-No tienes ni idea. –le espetó la chica. –No sé cómo puedes estar de acuerdo con esto. ¡No puedo aceptarlo!

-Solo estas ofuscada porque Emeritus no ha aparecido. ¡No es nuestra culpa! Hemos hecho todo lo que está en nuestra mano.

-¡Pues no es suficiente!

-Te estás comportando como una niña.

-Y tú como un gilipollas insensible.

-Ela... -le llamó Omega. Sabía que la discusión de un momento a otro se iba a salir de control. –Tranquilízate. Alpha tiene razón.

Ela calló, aún enfadada con Alpha, pero sobretodo con ella misma. En el fondo sabía que tenía razón y eso era lo que más rabia le daba.

-Si puedo continuar. –Interrumpió Imperator.-Siento decírtelo así Ela, pero la decisión ya está tomada. Llegará mañana al atardecer. Os pido que seáis amables con él. Este momento es decisivo para Ghost. Así pues, termino la reunión aquí.

Nada más salir del cuarto, Ela se dirigió a Alpha, todavía molesta.

-Llevamos solo unos meses de búsqueda Alpha, Emeritus sigue vivo, en algún sitio y nosotros estamos aquí hablando sobre sustituirle, sobre abandonarle. Es horrible. –dijo con lágrimas en la cara.

-Lo siento Ela, pero Emeritus está muerto. No volverá. –le explicó Alpha.-Deja de evitar esto y acéptalo, cuando antes lo hagas, antes podremos seguir adelante.

El sonido de una bofetada resonó por todo el pasillo. Los ghouls boquiabiertos, miraron la escena, a la vez que entristecidos. Omega corrió hacia la chica para sostenerle la mano, roja y dolorida, por la fuerza que había ejercido al pegar al ghoul. Alpha, sin pestañear, la miro, sintiendo lástima por ella.

-Lo siento mucho. –le dijo por fin.

Ela negó con la cabeza y salió corriendo del lugar.

-Podías haber sido más suave con ella.

-Tenía que decirle la verdad, Omega. Es duro para todos, no solo para ella. –explicó Alpha.

-Creo que solo te has desquitado. Estas celoso porque Ela aún ama a Emeritus.

Todos los presentes sostuvieron un largo silencio. Con un sabor amargo en sus bocas. 

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