Capítulo 10 ~Un encuentro nocturno~

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Pasaron unos días de ensayos en la banda, practicando tanto canciones viejas como improvisando riffs y melodías para nuevas canciones. Los ghouls cada vez se coordinaban mejor y estaban cada vez más que sorprendidos por el talento del nuevo cantante. Un día, después de una laboriosa tarde de más trabajo, Ela se encontraba agotada y tirada en la cama de su habitación.

Comenzó a rememorar las hermosas canciones compuestas por el Cardenal. Aquella tarde habían ensayado otra canción nueva, instrumental, junto a Pro memoria. Las ideas parecían fluir solas para la banda, desde la llegaba del Cardenal el disco estaba avanzando a una velocidad frenética y todos se encontraban entusiasmados por ello. Tenía que admitir que el tipo tenía talento, tanto para las letras, como para cantar y tocar otros instrumentos. ¿Por qué hasta hacía poco había sentido odio y repugnancia por aquel ser y ahora se sentía levemente interesada en él? No se entendía a sí misma. ¡Tendría que odiarle! Pero, por alguna razón, sentía cada vez más curiosidad por él.

Miró el reloj de su cómoda, marcaba las 12:00 y no tenía nada de sueño, de hecho se sentía completamente desvelada. Se levantó de un salto, lista para otro de sus paseos nocturnos. Quién sabe, quizás encontraba algo divertido que hacer.

Caminando por los largos pasillos, Ela se dio cuenta de que la abadía adoptaba de noche un aspecto tétrico y misterioso. El suelo de piedra estaba frío debajo de sus pies descalzos, sin embargo, la chica ignoró el frío y siguió explorando el lugar. Diez minutos más tarde y aburrida de dar vueltas sin sentido, Ela pensó que debía volver a su habitación, tal vez leería un libro que le ayudara a conciliar el sueño.

Se disponía a dar la vuelta cuando escuchó una voz suave, que provenía al parecer de una habitación cerca de donde se encontraba. Ela parpadeó un par de veces y se dio cuenta. La voz del Cardenal. Siguió aquella voz como una señal, hasta llegar frente a la puerta del ya mencionado. Tragó saliva y pegó la oreja en la puerta. Cantaba una melodía, comenzó tarareando y después fue cogiendo forma, pronunciando algunas frases que la chica encontró ininteligibles. La emoción comenzaba a burbujear en el estómago de la chica al saber que estaba espiando al hombre. La voz se fue apagando y Ela se presionó más fuertemente contra la puerta para poder seguir escuchando. No se dio cuenta de que la puerta se estaba abriendo, por lo que cayó de bruces al suelo, sin entender como había llegado allí. Levantó la mirada y se quedó congelada al ver al cardenal mirándola con asombro en su rostro.

-¡Cardenal!

Ela se quedó arrodillada en el suelo, avergonzada y roja desde los pies hasta las orejas. "Mierda, mierda, mierda... me ha pillado espiándole". Se frotó el brazo con nerviosismo, pensado en alguna excusa que darle. El hombre extendió una mano enguantada hacia ella, ofreciéndole su ayuda. Ela atrapó su mano y se incorporó sin atreverse a mirarle a los ojos. Qué momento más embarazoso.

-¿Te encuentras bien?

-Y-yo, lo siento, estaba dando un paseo y bueno, tropecé y...

Juntando sus manos en un gesto nervioso, Ela se retorció tímidamente sin saber que decir. El cardenal solo la miraba con curiosidad y también algo de vergüenza.

-Y tropezaste dentro de mi habitación... –murmuró y Ela tragó saliva.

-Lo lamento mucho. Escuché unos ruidos y pensé... bueno, no sé qué pensé. Soy una idiota.

Ela se sorprendió al escuchar una leve risa y levantó la vista para mirarle. Era la primera vez que veía a aquel hombre sonreír. Que Satán la tenga confesada, era hermoso.

-No te preocupes...

-Es mi culpa.

-De verdad... non sucede niente.

Life AeternalWhere stories live. Discover now