¡𝓟𝓻𝓮𝓼𝓮𝓷𝓽𝓪𝓽𝓮! ¡𝓝𝓾𝓮𝓿𝓸𝓼 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸𝓼 𝓮𝓷 𝓮𝓼𝓬𝓮𝓷𝓪!

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Aún no salía de su estupor por completo. Tampoco soltaba a Nozomi. Cuando estuvo mas consciente, su cara se iluminó con una sonrisa, diminuta pero totalmente auténtica.

-Me alegro de verte -susurró, feliz como nunca antes. Percibió movimiento debajo de ellos, recordando que no estaban solos.

-G-Gaara -tartamudeó Kankurō.

-No mancilles el nombre de la aldea. ¿A qué crees que vinimos a Konoha? Tus acciones imprudentes pudieron provocar un conflicto internacional -regañó, sin rastro del brillo que sus ojos mostraban antes.

El miedo al pelirrojo obligó al chico a responder, aún si no procesaba la información por completo.

-Deja que me explique Gaara. Fueron ellos los que me provocaron.

-Silencio -lo interrumpió. No toleraría una acusación falsa, aunque fuera indirecta, hacia la ojizafiro- O te mataré.

-Está bien, fue culpa mía -se apresuró a decir- Lo siento, de verdad.

Temari aún no podía salir de su impresión. Aquella pelirroja estaba llena de sorpresas.

-*Tiene las cadenas de chakra del legendario clan Uzumaki, es lo bastante veloz como para no poder seguirla con la vista, posee capacidad analítica, y además Gaara la deja acercarse a él ¿Quién rayos es esta chica? ¿De donde se conocen ella y Gaara?*

El jinchūriki miró a la que consideraba su única amiga, algo avergonzado de los actos de su hermano. Se sorprendió un poco por la sensación nueva, pero lo hizo a un lado por un momento. Mas tarde le preguntaría a alguien su significado.

-Discúlpalo. No sabe lo que hace.

-Está bien -respondió ella- Afortunadamente no paso a mayores. No quiero que pase de nuevo, o habrá consecuencias -miró al castaño, dirigiendo sus últimas palabras a él.

A decir verdad, solo lo dejaba pasar por Gaara. El único que la hacía sentir de aquella manera. Ni siquiera sabía por qué, solo que no podía enojarse con él. Que podría estar muchísimo tiempo a su lado, sin aburrirse jamás. Lo atribuyó a que sentía empatía porque estaba en la misma situación que ella hacía menos de medio año.

Sasuke los observaba con atención. No se esperaba para nada que Nozomi conociera al chico, mucho menos que fueran tan cercanos, y tampoco le gustaba. Eso solo significaba problemas.

-*No me gustan sus ojos* -se decía.

-*No es tan fácil darle a Kankurō con una piedra -pensaba Gaara- Este chico es hábil*

El ojiverde usó un jutsu para que él y la hija del Yondaime se desvanecieran en arena y aterrizaran en el suelo.

-Debo irme Gaara-kun. Otō-san me espera para entrenar. Kiba, nos vemos allá -sonrió, desapareciendo en una bola de humo para ocultar su Hiraishin.

-Nosotros también nos vamos. No vinimos a divertirnos -ordenó a los otros dos, volteando la cara para que no vieran su sonrojo, que no era muy notorio.

No pensaba ni remotamente permitir que los Genin del equipo de Nozomi, ni los que estaban en los árboles, pertenecientes a Otogakure y Kumogakure respectivamente, se dieran cuenta de su nerviosismo, ni de su vulnerabilidad. No sabía como eran los del equipo 7 en persona, y no estaba seguro de que no la utilizarían como cebo para obligarlo a cualquier cosa en el examen o el plan. Ella era demasiado preciada para él, jamás dejaría que la dañaran por su culpa.

-Lo sé -respondió el mayor, nervioso.

-¡Un momento! -los detuvo el usuario de ninken.

-¿Qué quieres? -respondió Temari.

𝙐𝙯𝙪𝙢𝙖𝙠𝙞: 𝙚𝙡 𝙘𝙡𝙖𝙣 𝙚𝙭𝙩𝙞𝙣𝙩𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora