-*Está dispuesta a matarme -eran los pensamientos de Haku- No parece la misma chica de antes -se percató del surgimiento de las cadenas de diamantina- ¡Ya viene!*
Nozomi corrió hacia el castaño con una gran rapidez. Haku lanzó un par de senbon solo para que la chica soplara una oleada de chakra que las partió a la mitad, casi como un escudo.
-*¡¿Qué?!*
Al ver el acto, el ojicafé inmediatamente cambió de espejo. La pelirroja frenó y cambió de dirección, saltando hacia el lugar donde había sentido la firma de chakra del renegado, que por poco no se aparta a tiempo.
-*¿Lo repelió con chakra? En ese caso...*
Veintiún imágenes del de Kirigakure aparecieron en los espejos y lanzaron senbon hacia la Uzumaki, que había aterrizado en el centro del domo de hielo. Esta las bloqueó todas y cada una con sus cadenas, siendo expulsadas de vuelta por su mismo chakra, obligando al original a cubrir su vista el tiempo suficiente como para que la ojizafiro diera un puñetazo que destruiría el espejo.
-¿Qué tal esto?
El castaño se refugió en el fragmento más grande y salió con rapidez a ensartar a Nozomi con una senbon. Sin embargo, no por nada ella era la digna hija del Kīroi Senkō. La chica dio un salto lateral, combinado con una voltereta en el proceso, sin dejar que aquella arma la rozara siquiera. Como resultado, Haku se estrelló en el suelo, levantando una nube de polvo.
-¡Maldición! -se dijo el castaño. Intentó introducirse en un espejo, pero Nozomi lo tomó del brazo, aprovechando para poner en él su fórmula técnica por si lograba escapar de algún modo, y lo jaló hacia ella- ¡No puede ser! -exclamó al sentir la gran cantidad de chakra que la chica expulsó de repente.
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-*¡No puede ser! -pensaba Kakashi, que también había sentido el chakra. Al ser este tan frío y aterrador, debido a las emociones de la Uzumaki, y también por la tensión que tenía, no logró diferenciarlo demasiado del de Kurāma- ¿Se rompió el sello de Nozomi? -lo analizó mejor- No. Esta sensación... Es el propio chakra de Nozomi. Antes sí era el chakra del Kyūbi, pero ahora ella ha logrado suprimirlo. -tomó un pergamino de su chaleco Jōnin- Por suerte, el sello no se ha roto, aunque debe estar frágil. -sacó un poco de sangre de la herida anteriormente hecha por Zabuza y la esparció en el papel- ¡Aún estoy a tiempo!*
-¿Me oyes, Zabuza? -preguntó al aire- Parece que ambos estamos ocupados. Aunque no es tu estilo, -giró el pergamino a su alrededor- no es momento de divertirse. -luego se dirigió a su alumno- ¡Kiba! ¿Te unes?
-¡Por supuesto que sí sensei! ¡Ve Akamaru! -gritó el Inuzuka desde algún punto entre la neblina, seguido de un ladrido del ninken.
Finalmente, enrolló el pergamino de nuevo y lo atrapó haciendo el sello del tigre con las manos.
-Es hora de ponerle punto final a nuestra pelea.
-Qué interesante -contestó Zabuza- Veamos que puedes hacer en esta situación, Kakashi.
