El Chico de las 6:30pm

By MinoKaze

5.2K 571 81

¿Han vivido la experiencia de enamorarse de un chico cualquiera, que ven en uno de los muchos viajes que real... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capitulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capitulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99
Capítulo 100
Capítulo 101
Capítulo 102
Capítulo 103
Nota

Capítulo 56

43 5 0
By MinoKaze

—¿Tú qué piensas? — en evitar lo inevitable.

Sophie solo me mira un segundo, antes de regresar su atención a su celular, volviendo a leer una de las tantas páginas de revistas juveniles. Sé que estuve intentado que este día nunca llegara, eventualmente lo hizo, pero es importante, o al menos para Oliver y Darrell, que se conozcan. Quiero que el primero entienda que no tiene razón para estar celoso, y que el segundo tenga su propia opinión acerca de la persona de la que estoy interesado, solo que nunca creí que planearía este día junto a la chica, que parece más ansiosa que yo en que todo salga perfecto. Sé que debería ayudarle, he estado toda la mañana con Sophie buscando como presentarle tu novio a tu mejor amigo, y no morir en el intento. No hay forma de que algo bueno salga de todo esto.

—Ya te dije, no quiero ir a un restaurante — suspiro, y tengo que ahogar un quejido de frustración cuando la chica rueda los ojos —. Quiero que sea algo con lo que podamos distraernos si hay un silencio incómodo.

—Max, yo prefiero un silencio incómodo, a una pelea física entre mi hermano y Darrell, sabemos cuál de los dos terminaría muerto — Oliver. Genial, esto es más difícil de lo que pensé —. ¿Zoológico?

—No, yo quería tener una cita con Lyon ahí — Sophie sonríe, golpeando uno de mis costados, por lo que me sonrojo —. Dios, cualquier lugar está bien.

—Llevas tres horas diciendo no a todo lo que te propongo — maldición, tiene que ser perfecto, cualquier lugar no funciona. Si tan solo pudiera usar magia, y hacer que se lleven bien...

No tiene nada de malo desear que dos personas se agraden, solo quiero lo mejor para todos, o para mí, no me importa, creo que en esta situación puedo ser egoísta. Vuelvo a mirar de reojo a la chica, quien ha perdido total interés en lo que estamos haciendo, está resolviendo uno de los test de la página que está leyendo, lo cual me desespera un poco. Sé que no hay momento y lugar correcto para que su reunión se lleve a cabo, pero vale la pena intentar que al menos no se odien.

—¿Irás con Oliver, cierto? — asiente, levantando ambos hombros.

—Es mejor, no queremos que conozca a mi hermano, y a Isaac, en un solo día — sí, no habrá problema con el artista, pero es mejor dar un paso a la vez —. Sin embargo, creo que antes de que suceda, deberías hacer algo más.

—¿Qué? — su mirada es mucho más seria de lo normal. Oh, eso...

—Volviste a pelear con Oliver — esa leve indirecta de una situación repetida es muy obvia —. Deberías disculparte con él.

—Sí, lo haré — suspiro, y sé que ha dado por terminada la lluvia de ideas con respecto al fatídico día. Me propongo a salir del lugar —. ¿Sabes qué clase tiene hoy? Si vuelvo a sacarle de literatura, me matará.

—Oh, mi hermano no asistió a la universidad — responde como si nada, callando un segundo. Luego parece buscar algo en uno de sus bolsillos, y me extiende una llave —. Debe estar en casa, pero seguramente no responderá la puerta. Si en verdad quieres hablar con él, ten, no la necesito, saldré con mi padre, me la devolverás mañana.

Le tomo, aunque la idea no me convence del todo. Quiero decir, nuestra última pelea fue porque él entró en mi departamento sin preguntar, y disculparse. Me despido, apenas recibiendo un beso de Sophie en una de mis mejillas, para dirigirme de nuevo a la oficina, supongo que está bien si intento tener una conversación con él, tarde o temprano tendré que hacerlo, y sería mejor si fuera yo quien tomara responsabilidad de esto.

—Max — me llama en el umbral de la puerta, y cuando giro alzo una ceja, porque se ve sorprendida, es como si no esperara que voltease. En seguida agacha su cabeza —. ¿Te gusta la relación que llevas con Oliver?

¿A qué se debe esa pregunta? Si tiene que ver con nuestra pelea, bueno, es normal que hayan. No veo el drama.

—Sí, seguro.

Solo suspira, y vuelve a despedirse. Eso fue extraño.

Pero, aunque haya alguna intención escondida en sus palabras, no creo que sea el momento para reflexionar aquello. Cruzo la avenida, aunque han pasado tres días desde mi reconciliación con Darrell eso no impide que agache mi cabeza, para evitar la mirada de las personas, no sé realmente si han girado a verme, quizás ya ni lo hagan, pero me siento algo avergonzado al respecto, creo que siempre lo haré. Bueno, una cosa es cierta, por alguna extraña razón las personas han comenzado a saludarme más seguido.

Esta vez decido subir por el ascensor, pues bien sé que tengo muchas menos probabilidades de ver a alguien. En efecto, las únicas personas que suben son las que se encuentran en el piso en que está la oficina, y además de algunos básicos saludos no ha sucedido algo más.

Al abrir la puerta del lugar Darrell gira a verme, para sonreírme, y por increíble que parezca soy yo quien desvía la mirada. Supongo que debo volver a acostumbrarme a esto.

—¿Estás trabajando? — aunque suene como una pregunta estúpida, es raro viniendo de Darrell, quien generalmente procrastina todo el mes. Alza ambos hombros.

—Descubrí que, si entregas tu trabajo antes del último día del mes, las personas dejan de llamar para gritarte — sonrío. ¿Apenas lo descubrió? —. ¿Ya terminó tu reunión secreta son Sophie?

—No es secreta — susurro, y solo rueda los ojos, diciendo por lo bajo que si lo es —. Solo planeamos... cosas.

—¿Algo así como dominar el mundo? — creo que esa es la menor de mis preocupaciones. Ladeo un poco mi cabeza, empujando mi asiento junto al de él, para sentarme a su lado. No pasa mucho antes de que sienta un beso en mi mejilla.

—Si tu tuvieras novia... — ugh. Él solo ríe, con total burla en su mirada —. ¿Cómo me la presentarías?

—En un lugar público, para que cuando me mates, al menos haya testigos — no me refiero a... oh, bueno, ya me sonrojé. Deja salir un largo suspiro, comenzando a rodar uno de sus lápices sobre el escritorio —. No lo sé, quizás vayamos a ese restaurante que tiene luces colgando del techo, el que te gusta, una mesa junto a la ventana sería lindo, así podríamos ver las estrellas, me ayudarías a buscar constelaciones, y supongo que la comida será algo que no tenga carne, seguramente algo dulce después de comer. Podríamos ir a caminar después, algunas veces hay un chico que toca el violín cerca de la avenida que tiene estas flores colgando de un...

—¿Me estás presentando a tu novia, o estás planeado una cita para mí? — porque es lo que parece. Por un momento lo único que hace es pensarlo, y luego solo sonríe. Cada día se vuelve más predecible.

—Bueno, yo más bien lo tomo como si te estuviera presentando a ella — qué buena forma de evitar mi pregunta. Suspiro, dejando caer mi cabeza en el escritorio. Algo me dice que la futura novia de Darrell va a odiarme...

—Y, entonces — alza una ceja, y desvío la mirada, aún no ha bajado el sonrojo —. ¿Cuándo haremos todo lo que acabas de decir?

—¿No estás entendiendo? Cuando tenga novia — ah, claro, era eso lo que había preguntado. Su cabello roza mi mejilla, y siento sus labios curvearse en mi oído —. Pero si es una cita a lo que te refieres, quizás mañana.

Sonrío. Dios, es un completo idiota.

—¿Sabes que tengo novio, cierto? No deberías llamarle... — ¿Eh...? Uh... su sonrisa se perdió. En seguida me levanto del escritorio, y sé que mi sonrojo ya ni existe. Qué mal —. Cita.

Ah, eso me recuerda que debo ir a ver a Oliver, y que quizás todavía no está bien hablar tan libremente del hecho de que tengo una relación. Darrell apenas gira hacia mí, pero ni siquiera soy capaz de mantenerle la mirada, tomo el asiento, dejándole donde estaba, busco las llaves de mi auto en mi mochila, y me sobresalto al ver a mi amigo junto a mí, prácticamente aprisionándome entre él y mi escritorio. Ugh...

—¿A dónde vas? — cuestiona, esta vez más calmado. Una de mis manos va a mi cabello, eso me pone algo nervioso —. ¿Verás a tu novio?

—Tengo que arreglar una pelea.

—Oh, qué mal momento para querer conocerle — sonríe, su voz es totalmente diferente, un poco más... ¿Alegre? —. Salúdale de mi parte.

No tengo idea de si está siendo sarcástico.

Cruza sus brazos, y eso me da la idea de que puedo huir, o más bien porque así lo ha dicho. Ni siquiera tengo tiempo para preguntarle acerca de sus repentinos cambios, no, mejor dicho, me da miedo preguntarle. Le observo por un momento, pues ladea su cabeza hacia mí, luego me observa, como si no fuese algo de importancia.

—Ah, por cierto, no importa lo que suceda, ni se te ocurra faltar mañana — apenas dice, de una forma tan simple, que me desubica un poco.

—¿Por qué? — observa hacia ambos lados, como si realmente hubiese alguien que nos escuchara, me toma de un hombro, para atraerme a él, y baja su voz.

—Porque no tendremos una cita — vamos, no puedo creer que me haga sonreír algo tan idiota.

—¿Qué? — asiente. Ruedo los ojos, suspirando —. ¿Es así como comenzarás a llamarles?

—¡Oye, no lo digas en voz alta! — prácticamente grita, por lo que rio aún más fuerte. Su expresión cambia, una mucho más suave, y sus dedos se enredan en mi cabello —. Es nuestro secreto.

—No le diré a nadie — perfecto, ya comenzó con su típico tono de coqueteo. Sonrío, tomándole de la mano, y retrocede cuando mi rostro se acerca al suyo. Nadie dijo que yo tampoco podía hacerlo —. Si quieres un poco más de mi tiempo, deberías tomarme sin preguntar.

—¿Eh? — qué novedoso, todo el rostro de Darrell está rojo.

Esto me causa gracia, es como si todo lo que no me ha molestado mi mejor amigo durante este tiempo, se ha acumulado. Eso explicaría el por qué esta tan desesperado. Le suelto, pues claramente se ha quedado impresionado, y con un suspiro me dirijo hacia la puerta, pues bien sé que no puedo seguir posponiendo el que debo hablar con Oliver, y como fue él quien primero intentó arreglar la pelea, no me sorprendería que esté mucho más enojado. Darrell empuja la puerta, su mano impide que vuelva a abrirle, ruedo los ojos, cruzando mis brazos cuando escucho una leve risa, antes de que me rodee por mi cintura, y siento sus labios en mi cuello.

—No sé si este novio es una buena, o mala influencia — el tipo de influencia que sea, le ha gustado. Sonrío, intentando apartarle, lo cual de mucho no sirve.

—¿Y a ti qué te sucedió? — además del que ha cambiado la manera en que hace este tipo de cosas. Quiero decir, antes pareciera que lo hacía para avergonzarme, ahora es mucho más suave la forma en que besa mi cuello, lo cual, sinceramente, me gusta, pero... el que sus dedos bajen por mi costado, tan tranquilo, es mucho más diferente a la típica fuerza de todo su brazo intentado que no me aleje. Esto está mal —. Antes no te sonrojabas tan fácilmente.

—Un leve descuido — por supuesto. Suspira, y por propia convicción es él quien me libera, por lo que levanto una ceja, apenas viendo de reojo la sonrisa de Darrell —. Ve con cuidado.

Eh... sí, muy bien, lo haré. Por un momento me quedo en silencio, esperando por si dirá algo más, pero lo único que recibo es una señal hacia la puerta, y una simple frase diciendo que me vaya. Bueno, yo lo diré de una sola manera, qué persona tan contradictoria.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Supongo que no podré presentarles si no arreglo mis problemas con Oliver, no tendría sentido. Me siento algo... ¿Afligido? ¿Incómodo? ¿Enojado? Sé que hemos tenido algunas peleas en los últimos días, una desagradable sensación sube por mi garganta cada vez que recuerdo la forma en que veía, abrazaba, o prácticamente intentó besar a Isaac, siempre todo lo que tiene que ver con el artista está en otro plano completamente diferente al mío, todas las intenciones de Oliver son un mucho más claras. Y no me molesta, para nada, pero él nunca es así conmigo, no salta a mis brazos por convicción, no quiere solo llegar un día y decir que quiere pasarlo conmigo, primero tiene que enviar un mensaje, y preferiría que no fuera así. Es como si tuviese que pedir permiso para hacer cualquier cosa. Es algo irónico, si lo pienso de esa manera, quizás no debí tratarle de una forma tan fría cuando le encontré en mi departamento, él solo estaba preocupado por mí, pero mis prioridades eran otras, era Darrell, y admito que dejé un poco de lado mi relación cuando mi mejor amigo decidió disculparme. Han pasado cuatro días desde la última vez que hablé con Oliver, la pelea en mi departamento, y antes de eso fueron dos días. Ni siquiera le he llamado...

Me detengo frente a la puerta, tocándole un par de veces, pero sé que nadie vendrá a abrirle, la luz de la sala no está encendida, y no escucho a alguien dirigirse a mí. Sophie dice que Oliver debe estar en casa, se ha sentido mal los últimos días, la razón soy yo, pero no quiero tener que utilizar la llave que me dio, sería exacto lo que sucedió conmigo. Vuelvo a tocar, y me pregunto si quizás no hay alguien en casa. Bueno, yo... tendré que disculparme por entrar de esta manera.

Abro con suavidad la puerta, y me sorprende que Nico no ha saltado a mis brazos, ni siquiera le escucho maullar. Toda la casa está en completa oscuridad. Doy algunos pasos, y cierro la puerta, buscando en la pared el interruptor para encender las luces, e intentar no morir tropezándome con algo, aunque no parece que haya alguien, la sala se ve igual de organizada. Nico aparece por el pasillo, corriendo hacia mí, pero cuando levanto mis brazos para sostenerle no estoy ni siquiera cerca de predecir lo que hace el animal, muerde el borde de mi pantalón, halándole. La rareza de Nico ha sobrepasado los niveles normales.

—Muy bien, muy bien, veré lo que me quieres mostrar — ¿Acabo de hablarle como si fuese un niño?

Ladeo un poco mi cabeza, sin creer que ahora pasaré mi tiempo observando lo que sea que haya hecho Nico. Salta, volviendo a desaparecer por el pasillo, por lo que solo suspiro, siguiéndole. Debería estar utilizando este tiempo para buscar al chico, no para comenzar a entender el lenguaje animal. Maúlla cuando por fin me ve aparecer por el pasillo, y... entra en la habitación de Oliver. ¿Eh...?

No debería entrar sin su permiso. Muerdo mi labio inferior, para luego suspirar, solo será un segundo. Abro un poco más la puerta, pues está entrecerrada, y llevo instintivamente mi mano hacia el interruptor, pues sé bien, por lo menos, en qué parte de la habitación está. Seguramente Nico quiere mostrarme algún desastre que hizo, en la habitación del chico hay muchas cosas atrayentes... para un gato...

Mi espalda golpea contra la pared, y tengo que sostener con fuerza mi estómago, porque mis nauseas son mucho, mucho más reales que cualquier otro día. Mi corazón, no, el mundo se detuvo. Sin poder controlarlo un gran rio de lágrimas recorre mi rostro, y todo mi cuerpo tiembla cuando veo los ojos de Nico, directos en mí, mientras camina ágilmente entre todas las pastillas, y se envuelve en el pecho de Oliver, quien está... inconsciente en medio de la habitación. ¿En verdad lo está?

Me deslizo por la pared, intentando calmar mi respiración, y... por primera vez en mi vida, me siento un total inútil. ¿Cómo debo reaccionar? Está... Dios, quizás está muerto...

¿Y si no lo está? No sé qué hacer. Limpio mi rostro, arrastrándome por el suelo de la habitación, apartando las varias pastillas de color azul y blanco. ¿Qué es esto? No puedo creer que su único pensamiento haya sido este, es imposible que haya considerado matarse. Soy un completo imbécil, no debí pelear con él, debí disculparme más rápido. ¿Si hubiese llegado antes, esto se habría evitado? No quiero perderlo, me gusta, demasiado, en verdad lo quiero, no es justo. Es mi culpa, siempre lo es.

—Lyon...

Le tomo por el rostro, está mucho más frío que de costumbre. Mis dedos tiemblan cuando les bajo por su cuello, y lloro aún más fuerte cuando siento su pulso. Gracias a Dios, no sé qué hubiese pasado si él...

En serio, no puedo creer que este camino fue el que decidiste escoger. Le tomo aún más fuerte entre mis brazos, y ya no sé si me duele respirar porque no puedo controlar mi doloroso llanto, o porque quiero morir, mucho más de lo que él debió desearlo cuando intentó esto. No quiero que Oliver piense así, si alguno de los dos debe sufrir, preferiría ser yo quien lo haga.

—Quédate conmigo — en seguida le aparto, sonriendo cuando él intenta abrir sus ojos, pero solo me toma de la mano, un leve roce —. No quiero... estar solo.

No podría hacerlo. Asiento, y sé que, ahora, tengo que ser el más fuerte de los dos. Limpio mi rostro con la manga de mi saco, suspirando, y con toda la calma que no poseo intento tomarle entre mis brazos, lo más fuerte que me lo permito, poco me puede importar que no sea capaz de hacerlo normalmente, esta vez lo hago, y no me siento bien, Oliver está completamente pálido, ni siquiera sus labios, que suelen ser de un lindo tono rojo, tienen color. Su cuerpo está... un poco más liviano de lo que suele serlo.

—Ven, debemos ir al hospital.

Su rostro se hunde un poco más en mi pecho, y con un débil movimiento toma mi camisa. Pareciera como si intentara no volver a caer inconsciente. Cierro la puerta de su habitación con una de mis piernas.

—No...

Su voz está tan apagada. Niego, moviéndolo un poco, y su mirada cae en mí, pero poco a poco sus ojos vuelven a cerrarse. Mis brazos comienzan a temblar de nuevo. Yo no... no sé qué hacer, nunca me había tocado vivir algo parecido.

—Mírame — apenas responde con un sonido, aferrándose más fuerte a mí —. ¿Cuántas de esas pastillas te tomaste?

—Ninguna...

No lo entiendo, para nada. Intento abrir la puerta de mi auto, y con un esfuerzo sobrehumano puedo dejar a Oliver en el asiento de atrás. En seguida me quito el saco del traje, doblándole para que quede como una pequeña almohada, que acomodo bajo la cabeza del chico. Por favor, solo aguanta un poco más. Nico atraviesa uno de mis costados, subiendo al auto, volviendo a enrollarse en el pecho de Oliver, creo que no quiere dejarle. ¿Qué debería hacer? ¿Confiar? Pero, aunque no haya tomado ninguna pastilla, se me hace difícil creerlo, de todos modos, no es normal encontrar a alguien inconsciente en el suelo de su habitación. Necesito... que alguien me diga qué hacer.

Siento una suave presión en mi pecho, y tomo más fuerte la mano del chico, quien me mira, sus ojos están por completo llorosos.

—Por favor, si mis padres... — solloza. Todo su ser es una desesperada suplica —. No quiero preocuparlos.

¿Y quién me ayuda a que yo no me preocupe?

Asiento, y ni siquiera termina su oración, con un leve suspiro vuelve a quedar inconsciente, esta vez en mi auto. Cierro la puerta, dejándome caer de nuevo en el suelo, comenzando a llorar. Soy... tan inútil, no quiero hacer que se preocupe aún más y llevarle a un hospital, pero no quiero que termine muerto solo porque no quiere que alguien se preocupe por él, pero yo ya lo estoy. ¿Qué debería hacer?

No quiero perderte...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Mis manos rodean aún más fuerte mis piernas, y quisiera que este sofá me tragase. Oliver lleva una hora en mi habitación, y lo único que he podido hacer es llorar, esperando a tener alguna noticia de él. ¿Acaso hice lo mejor?

—Cariño. ¿Estás bien?

Pregunta mi madre, por quinta vez, y vuelvo a negarle con la cabeza. No puedo estarlo, es mi culpa, la razón por la encontré a Oliver en ese estado es porque soy un idiota. No debí enojarme de forma tan ridícula cuando, solo porque estábamos discutiendo, abrazó y casi besó a Isaac, fue patético que me lo tomara personal, era un simple juego, sé que Oliver no lo haría, y si lo hiciera, no lo haría frente a mí. Lo sé muy bien. No debí esperar a que fuera él quien me hablase para intentar disculparse, no hizo nada malo, solo estaba celoso, y eso es normal. No debí gritarle y tratarle tan frío cuando le encontré en mi departamento, solo estaba preocupado, desaparecí dos días sin decirle a nadie, era de esperarse que intentara buscarme. En definitiva, hubo muchas cosas que debí hacer mejor.

Nico se abre paso entre mis piernas, y siento como lame mi rostro, intentando limpiar mis lágrimas, y maúlla cuando ni siquiera me inmuto. No sabía que los animales podían preocuparse, y mostrar gratitud.

—Cálmate, de nada sirve si tú también estás en esta situación.

—¿Cuál situación, mamá? — mi voz sale, con tanta brusquedad, que ha detenido mi llanto de golpe —. ¡Hice que una persona intentara matarse!

Es así como es. Ella solo sonríe, ignorando el que prácticamente le haya tratado de una forma tan horrible, por lo que solo desvío la mirada, jugando con las orejas de Nico. Se sienta a mi lado, dejando caer su cabeza en uno de mis hombros, y toma una de mis manos.

—Eso no es tu culpa — por supuesto que lo es. Si no hubiésemos... si yo no hubiera... —. ¿Este chico es importante para ti?

—Demasiado.

Por esa razón, es que no debería hacerle este tipo de cosas. Abrazo a mi madre, y me alegra que haya sido ella quien lograra sostenerme cuando estuve a punto de derrumbarme, y encargarse de todo lo que yo no pude hacer. Es cierto que, aunque no tenga la mejor relación con ella, eso de que una madre siempre está cuando le necesitas, es cierto. Sus manos pasan por mi cabello, luego mi rostro, y suspira, mirando de reojo a Nico.

—Entonces está bien, le ayudaste, y estoy segura de que lo apreciará mucho.

Espero que cuando despierte, sea así. La puerta de mi habitación se abre, y salto del sofá cuando el hombre, doctor amigo de mi madre, sale del lugar. Al menos... no se ve tan preocupado como lo esperaba. Mi madre me toma de una mano, para que vuelva a sentarme, y el hombre lo hace igual, frente a nosotros, ladea su cabeza.

—Bueno, hablé con el chico — quizás por eso tardó tanto. Asiento, mordiendo mi labio inferior —. Es cierto, no tomó ninguna de las pastillas.

—¿Ves? Te dije que estaría bien — me sonríe mi madre, y abrazo más fuerte a Nico. Una de mis mayores preocupaciones... ha sido descartada.

—¿Por qué le encontré inconsciente?

—No ha comido muy bien la última semana, está deshidratado, y sufrió demasiado estrés — qué horrible suena eso. Mi madre me toma de la mano —. Sigo creyendo que debería ir al hospital.

—Él no quiere hacerlo — alza ambos hombros, y luego suspira, de nuevo.

—Encárguense de que coma bien, sería buena idea alguna bebida deportiva, y dejen que descanse mañana — bien, supongo. Se levanta, señalándome, con total seriedad —. Si en la tarde no mejora, no importa si es a la fuerza, llévale al hospital.

Es... algo contradictorio a lo que desea el chico. Mi madre es la que se encarga de despedirle, y mi atención cae en Nico, quien baja de mis piernas, dirigiéndose a mi habitación. Poco me puede importar, aunque me han dado una respuesta a mi mayor preocupación, aún sigo culpándome, sé que debió estar muy deprimido después de nuestra pelea, lo sé, porque yo también suelo ponerme de la misma manera cuando peleo con Darrell. Mi madre me toma de ambos hombros, sonriéndome, y seguro trata de hacerme sentir mejor, aunque es claro que no será así, no durante algunas horas.

Suspiro, dejando caer mi mirada en ella. Ya tiene ese semblante de que está creando todo un plan en su cabeza.

—¿Quieres intentar hacerle sentir mejor? — por supuesto, pero no creo lo haga antes que yo. Le resta importancia con un gesto —. Iré al supermercado por algunas bebidas, después podríamos cocinarle algo.

Eso no suena tan mal. Le sonrío, y ella solo vuelve a abrazarme, desapareciendo en el umbral del departamento.

Desvío mi mirada hacia la habitación, y me levanto del sofá, solo para abrir levemente la puerta, y veo el lugar en completa oscuridad. Entro, con el mayor silencio posible, y me arrodillo junto a la cama, junto a él, y Nico, que vuelve a estar enrollado lo más cerca de Oliver que la cobija que le cubre se lo permite. Se ve mucho más tranquilo que antes, algo de color ha vuelto en su rostro, y su respiración es mucho mejor, por lo menos no tiene ese semblante como si estuviese teniendo alguna pesadilla, ahora solo es la vaga expresión que tiene cuando duerme.

Una de mis manos va a su rostro, pasando con suavidad por su cabello, pues no quiero despertarle, y me duele el pecho cuando recuerdo la horrible situación en que le he encontrado. Mi rostro se hunde en la cobija, e intento ahogar un sollozo, acompañado con algunas lágrimas. Oliver, maldito imbécil, no debiste hacerlo, no debiste soportar todo el dolor solo.

¿Cómo dejé que sucediera esto...?

Continue Reading

You'll Also Like

Los 8 elementos By Julit

Science Fiction

282K 19.1K 29
Weslyn es un país desconocido por la humanidad. Todos los habitantes, a los 12 años tienen que elegir un poder: Agua, Aire, Tierra, Fuego, Plantas...
1.5M 112K 83
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...