Son solo tres Palabras (Rubel...

By solcaeiro

72.3K 7.7K 5.5K

No puedes proteger a alguien todo el tiempo, pero él es capaz de hacer cualquier cosa por amor. Rubius desarr... More

Empezamos bien (Capítulo 1)
Tú miras pero no ves (Capítulo 2)
Amigos (Capítulo 3)
Chicos buenos y malos (Capítulo 5)
El gimnasio (Capítulo 6)
Problema (Capítulo 7)
Máquinas (Capítulo 8)
¿Por qué nunca puedes salvar a nadie? (Capítulo 9)
Como tener un gato (Capítulo 10)
Gracias (Capítulo 11)
El Hombre de sonrisa Cruel (Capítulo 12)
Confrontación (parte 1 y 2) (Capítulo 13)
La carta (Capítulo 14)
Sorpresa (Capítulo 15)
Una lluvia de Mentira (Capítulo 16)
El FuckingBlue (Capítulo 17)
En ese Instante (Capítulo 18)
Cebolla (Capítulo 19)
Red (Capítulo 20)
El Juego de los besos y todas esas Gilipolleces (Capítulo 21)
Lo que no te Atreves a Decir (Capítulo 22)
La Sonrisa más Dolorosa (Capítulo 23)
La Habitación (Capítulo 24)
¿Puedo contarte un secreto? (Capítulo 25)
Postre (Capítulo 26)
Destruido (Capítulo 27)
Fuera de Nuestro Control (Capítulo 28)
El Escape (Capítulo 29)
Porque Estoy Contigo (Capítulo 30)
Sola (Capítulo 31)
Fantasma (Capítulo 32)
"TAG del Psicólogo"
La Voz (Capítulo 33)
Las tres palabras (Capítulo 34)
Tu tristeza (Capítulo 35)
Todo (Capítulo 36)

¿¡Perdonarte qué!? (Capítulo 4)

1.9K 250 127
By solcaeiro

Al día siguiente Mangel se despertó de buen humor. El anterior había sido un buen día. Ahora tenía amigos. Pensaba saludar a Al desde lejos en plan "Hace hostia de tiempo sin vernos, chaval" y cruzarse a Gwen justo cuando tocaba el timbre, y llegar un poco tarde a Historia para no tener que ser el primero y que todos lo miren raro.

Estaba decidido a pasar bien el día, a mejorar, porque ahora podía hacerlo. Lo sabía.

Llegó a la escuela diez minutos antes de lo que en realidad debía; ya había algunas personas charlando en grupos, otras haciendo las tareas que tendrían que haber hecho ayer y alguna que otra pareja besuqueándose.

Mangel se iba a sentar en un escalón cuando escuchó alguien que gritaba:

-¡Tú!

Se dio vuelta. Eric y sus tres subordinados se acercaban a él rápidamente. A Eric se lo veía hecho una furia. Se aproximaba como un tren descarrilado, veloz, tosco, enorme. No podía esperarse nada bueno de eso.

Se fijó en que el bravucón tenía toda la cara amoratada y caminaba medio rengo; hasta el lóbulo de su oreja parecía cortado. Los otros tres estaban igual de machucados.

Mangel intentó retroceder cuando el matón prácticamente se le tiraba encima, pero tropezó con las escaleras a su espalda y cayó. Eric no pareció fijarse; lo tomó por el cuello de la remera y lo arrojó lejos. Mangel salió volando por los aires. El aterrizaje lo dejó sin aire. Observó cómo Eric volvía y se ponía encima de él, apresándolo con sus dos piernas alrededor de los brazos del caído. Le dio un golpe en la mandíbula, y luego otro en la nariz, y luego otro en el ojo, y luego Eric salió despedido hacia un costado, dejando a Mangel en el suelo, con la cara ensangrentada.

Rubén comenzó a golpearlo con una furia aterradora, golpe tras golpe, la cara de Eric se deformaba más y más. Cuando no había más espacio en su rostro para golpear, lo levantó del piso con una sola mano, como si fuera una bolsa de papa, y lo arrojó contra la pared para seguir golpeándolo en el estómago, el pecho, el cuello, los brazos, un poco más de cara y todo lo que encontró.

Lo más espeluznante era que nadie hacía nada. Solo observaban la escena como buitres.

Mangel, quien miraba todo medio tuerto (el otro ojo estaba rojo e hinchado) se levantó del piso y corrió hacia Rubén, sin siquiera mirar a los otros tres gilipollas, que se habían quedado boquiabiertos. Intentó tirar de él hacia atrás, pero se soltó bruscamente y Mangel se tambaleó.

-¡RUBIUS! ¡VAS A MATARLO! – le gritó.

-¿¡Y QUÉ!? – contestó sin dejar de golpearlo. - ¿¡QUÉ PUEDE VALER UNA MIERDA COMO ESTA!?

-¡TU ENCARCELACIÓN, GILIPOLLAS!

Volvió a tirar de él hacia atrás, esta vez rodeándolo del torso con los brazos. Al dejar de ser sostenido por Rubén, Eric cayó al piso, doblándose sobre sí mismo como un gusano. Rubius lo pateó mientras Mangel tiraba de él, hasta que finalmente pudo alejarlo. Respiraba entrecortadamente, pero lejos de estar cansado. Miguel podía ver la adrenalina corriendo por sus venas; sus ojos verdes, brillantes.

-¿ERES ESTÚPIDO? – aunque no había necesidad de gritarle, lo hizo – PODRÍAS HABER LLEGADO A MATARLO.

-Lástima que me detuviste – Rubén miró a Mangel a la cara y algo cambió en su expresión. Su mirada se centraba en su ojo hinchado, en la sangre que le salía de la nariz, en el gran cardenal que le estaba saliendo en la mandíbula -. ¿Por qué lo hiciste, Miguel? ¿Por qué me detuviste? – le preguntó por lo bajo, con los dientes apretados.

-¿Por qué TÚ lo detuviste, joder?

La mirada de Rubius se ensombreció, pero no contestó. Se limitó a repasar una y otra vez las heridas de Mangel con la mirada, memorizándolas, sintiendo que cada uno de esos golpes era suyo.

Lo que pasó después Mangel lo recordaba a medias. Sabía que había llegado la policía y se habían llevado a Rubén. Sabía que había llegado la ambulancia y que se habían llevado a Eric en una camilla. Sabía que le habían hecho preguntas. Pero no sabía cómo había terminado en el asiento trasero del auto de su padre.

Este se volvió desde el puesto de conductor, sin arrancar el auto todavía.

-¿Vas a decirme qué pasó? – preguntó, furioso.

Mangel sostenía una bolsa de hielo contra su rostro; se la apartó un poco para mirar a su padre con el ojo que no tenía lastimando.

-Ya te lo dije.

-No te creo.

Mangel se lo quedó mirando un momento.

-¿Qué? ¿No me crees? – el padre lo miró, impasible - ¿Cómo es que no me crees? Ya te lo dije, papá. Ese chico comenzó a pegarme, el otro chico saltó sobre él y comenzó a pegarle, y si no lo detenía iba a matarle.

-Eso lo creo – corrigió –. Lo que no creo es que no te hayas defendido.

-¿Defenderme? ¿¡Cómo iba a defenderme si el tipo estaba sobre mí!? ¡Sostuvo mis brazos! ¡El cabrón pesaba como cien kilos!

-Aprenderás a defenderte – le advirtió. Se volvió hacia el volante y encendió el auto –. Cuando se te curen esas heridas. No le dirás nada de esto a tu madre, ¿me oyes?

Mangel guardó silencio. Aquello ya empezaba a asustarlo.

-Le diremos – continuó el padre – que intentaste detener una pelea y que te golpearon por accidente. Que no era contra ti.

-¿Por qué mentirle?

El padre no le contestó. Se limitó a manejar mientras Mangel se apretaba el hielo contra el rostro. Era el cuarto día de clases que tenía y ya la había liado como un cabrón.

Pasó el resto del día y el siguiente en su casa. Tener la cara hecha mierda no era nada cómodo, pero luego se imaginó el rostro de Eric y decidió no quejarse más.

Por otra parte, haberle mentido a su mamá no le causaba ninguna gracia. Al verlo se había quedado pasmada y el miedo le había hecho saltar las lágrimas; si se ponía así porque su hijo "había detenido una pelea", no quería imaginarse cómo se iba a poner cuando se enterara que su hijo había sido la causa de la pelea.

Si es que alguna vez se enteraba.

Rubén no fue esa tarde a su casa, y al otro día tampoco. Mangel se desanimó un poco. ¿Qué le estaría pasando? Era obvio que iban a liberarlo, no había matado a Eric, pero no le faltaron ganas. ¿Y si alguno de los subordinados testificaba en su contra? No creía que lo hicieran, pero la posibilidad estaba.

Maia, por otra parte, consideraba a su hermano una especie de héroe.

-¿Y golpeaste a esos tres hombres?

-Sí, Maia.

-¿Y ellos te hicieron eso?

-Sí.

-¿Por qué?

-Porque intenté defender a mi amigo.

-¿Tu amigo de ojos verdes?

-Sí.

-¿Y por qué querían golpearlo?

-Porque es un chico bueno.

-¿Y qué con eso?

-Los chicos malos odian a los chicos buenos porque no pueden ser como ellos.

-¿Y por eso te golpearon a ti?

-Sí.

-¿Y tú los golpeaste?

-Maia, deja en paz a tu hermano.

-Pero, mamá, quiero saber por qué...

-Si Miguel sigue hablando no se le curará la herida y se quedará así para siempre.

Maia quería mucho a su hermano mayor, así que calló y no volvió a dejar que Mangel hablara con nadie. Solo a través de gestos. Era gracioso ver a Maia intentando adivinar lo que Miguel quería decir.

-Pero, ¿qué es eso? Quieres... ¿ir al baño? – Mangel negó - ¿Dormir? – No – ¿Bañarte? – Tampoco - ¿Ver la televisión? - ¡No! - ¿Quieres volar?

Mangel se tapó la cara con las manos, en señal de derrota.

-Solo quiero cereales, Maia.

-¡SSSSHHHH! ¡O TE QUEDAS ASÍ PARA SIEMPRE!

Su hermano mayor rió.

-¡NO! ¡TAMPOCO DEBES REÍRTE!

Pero Mangel no podía parar de hacerlo.

-¡MIGUEL! ¡YA BASTA!

Pero ambos estaban riendo.

Luego de dos días de reposo, Mangel volvió a la escuela. Aún las heridas eran visibles, pero no tanto. El hematoma de la mandíbula comenzaba a desaparecer, la nariz no se la había roto y el ojo era lo único que permanecía; por lo menos lo tenía de tamaño normal, pero el enorme moretón rojo de alrededor no se iba.

Ahora había más personas que lo miraban, pero no le importó demasiado. Estaba ocupado buscando a alguien.

-¡Mangel! – oyó que lo llamaban.

Vio a Gwen corriendo hacia él entre la multitud, empujando a las personas para que la dejaran pasar, seguida de Al.

Mangel no pudo sino sonreír, aunque dejó de hacerlo cuando un dolor punzante se expandió por su mandíbula.

-Hostia, Mangel – se acercó a él, preocupada –. Lo vimos todo.

-Creíamos que iba a matarlo – comentó Al.

-También yo – dijo Mangel.

-¿Tú estás bien? – preguntó Gwen.

-Sí, bueno... sí.

-Bien – sonrió ella.

-Amigo - dijo Al –, eso fue muy extraño.

-¿Por qué lo dices?

-¿Viste la cara de Eric? – dijo Gwen –. Nunca lo había visto tan cabreado. Y mira que ese gilipollas se cabrea bastante fácil.

-¿Por qué saltaría a pegarte a ti? – razonó Al –. No pareces la clase de tipo que causa problemas.

-Últimamente parece que siempre soy la causa de ellos.

-Eso no fue lo extraño – continuó Gwen –. Mangel, puede que hayas quedado un poco tonto luego de que te partieran la cara, pero ¿viste cómo ese tipo, Rubén, se lanzaba sobre Eric?

-Sí, tío – coincidió Al –. Estaba desquiciado. Siempre supe que no lo aguantaba; nadie aguanta a Eric, pero, joder...

-Debía tener alguna buena razón – dedujo ella -. ¿Alguna idea?

-Son solo tres palabras – dijo alguien detrás de ellos dos -. ¿Podemos hablar? – le pidió Rubius a Mangel.

Este estaba demasiado pasmado como para hablar, así que solo asintió. Rubén pasó por en medio de Al y Gwen. Mangel lo siguió. Se apartaron un poco del resto de la gente, cerca de las aulas. Aún recibían algunas miradas, pero Rubius no pareció notarlo, y Mangel, bueno, Mangel no sabía qué decir.

-¿Estás mejor? – le preguntó.

Miguel asintió.

-Escucha, yo... - Rubén se aclaró la garganta. Parecía nervioso – Yo... lo siento. Por... por lo de tu rostro.

Mangel no salía de su asombro.

-Debí... debí llegar antes, yo... lo siento – finalizó.

Ambos permanecieron callados. Rubius lo miraba con sinceridad mientras que Mangel seguía atónito.

-Mangel, dí algo, por favor.

Este cerró la boca, miró al piso, indeciso, y volvió a mirarlo.

-¿Tú...? ¿Lo lamentas?

-Entiendo que estés molesto, pero debes comprender; de veras lo siento - suplicó.

-¿Molesto? ¿¡Por qué cojones iba a estar molesto!? ¡Me has salvado la puta vida!

-Entonces... ¿me perdonas?

-¿¡Perdonarte qué!?

-Si yo no hubiera golpeado a Eric en el callejón él no te hubiera partido la cara.

-Si no hubieras golpeado a Eric en el callejón, yo probablemente estaría internado en un hospital. ¿Es que no entiendes que te lo agradezco, joder? Gracias, por salvarme el culo, dos veces.

-No pude salvar tu cara – masculló Rubén por lo bajo, con los dientes apretados.

-¡No me importa mi cara, joder, macho!

Rubius guardó silencio. Se quedó mirando las heridas de Mangel, perdido en sus pensamientos.

-A mí si.

Miguel no se esperaba eso.

-¿Por qué de repente te importo tanto?

Sonó el timbre y Rubén se dio la vuelta.

-Genial – dijo Mangel –. Ahora tendré que esperar a que te decidas a volver.

El otro se volvió y le sonrió torcidamente.

-¿Y por qué no me buscas?

-¡Sí te busco!

Rubius rió, sin decir nada, y se alejó.

No, Mangel, recordó. Tú miras pero no ves.

DAMN. ¿Salseo? Salseo. (?) Comenten si está bien así o podría agregar algo más a la historia, si hay errores... DIGAN D:

PD: AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Continue Reading

You'll Also Like

19.4K 3K 32
Bon acosa a Bonnie. Bon no le dice quién és. Bonnie encuentra extraño que un desconocido le hable. Bonnie lo bloquea. Bon no se rinde. le vuelv...
93.1K 11.9K 34
Secretos... había tantos de ellos. ¿Y como decirlos? En una sociedad, machista, xenofoba, racista y homofobica es o era imposible de hacer. Una his...
404K 26.5K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
2.3K 467 12
✧・゚: *✧ⓜⓔⓡⓡⓨ ⓒⓗⓡⓘⓢⓣⓜⓐⓢ:・゚✧*:・゚✧ ❄️𝑫𝒐𝒏𝒅𝒆 𝑺𝒖𝒏𝒈𝒉𝒐𝒐𝒏 𝒂𝒑𝒂𝒓𝒆𝒄𝒆 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒅𝒊𝒄𝒊𝒆𝒎𝒃𝒓𝒆 𝒚 𝑱𝒂𝒌𝒆 𝒃𝒖𝒔𝒄𝒂 �...