Cuando se aseguró que todos se hubieran marchado, Yuuri salió de su escondite, necesitaba relajarse, un pequeño dolor en su vientre se empezaba a instalar, se dirigió a la cocina donde sabía que podían ayudarlo, camino tratando de no volver a sollozar para no llamar la atención, cuando llego, la cocinera al verlo pidió salir a todos ayudando a Yuuri a sentarse.
– ¿está bien majestad?
– me duele un poco el vientre – dijo sobándose
– debería ir con el médico, su salud es importante, debe cuidar a su bebe
– no puedo, como podría salir del palacio sin que me lo impidan, solo podrías darme un té, por favor
– le daré algo suave – dijo alejándose para preparar lo necesario, después de que Yuuri lo tomara, la sensación empezó a desvanecerse, pensaba en como seria la mejor forma de pedir salir, ¿no era un prisionero o sí?, tal vez solo debía pedir salir – ¿se encuentra mejor?
– mejor, gracias, ¿usted conoce a algún medico fuera del palacio?
– conozco a una comadrona, es muy buena, aunque ya está algo anciana
– ¿podrías ir conmigo?, por supuesto pediré permiso al rey
– majestad, ¿confía en mí? – pregunto viendo como Yuuri asentía – creo que lo mejor sería pedirle a la comadrona que viniera, contratarla de alguna forma, las salidas podrían parecer sospechosas
– pero...con que excusa la contrataría, seguro la investigan primero
– deje que me haga cargo, mandare a mi hija a que hable con ella
– ¿es de confianza? -pregunto dudoso
– lo es, ahora no se preocupe más, jure que le ayudaría en todo lo que pudiera, vaya a dar un paseo y relájese, y tome esto para el camino – dijo dándole una bolsita de tela – son dulces, le harán bien, los he hecho especialmente para que sean más sanos
– gracias, iré a dar un paseo entonces
Yuuri camino por el jardín, tenía un tiempo desde que no salía solo, el aire se respiraba tan fresco, mientras caminaba vio una escena algo inusual, a lo lejos era Luka y Otabek ¿besándose?, cuando vio que la pareja quedaba recargada en uno de los muros, alzando el alfa al omega por los glúteos, los colores adornaron su rostro, no sabía hacia donde irse, entonces ser vio descubierto por el joven omega, que extrañamente le sonrió burlonamente, eso le hizo enrojecer más, se alejó tratando de parecer normal, cuando llego a una zona segura se reprendió mentalmente, ¿Por qué huía? Él era el consorte real, la situación debería ser al revés, la pareja de enamorados debería de haberse detenido al instante en que fueron descubiertos.
– majestad – escucho una voz que lo hizo brincar – me disculpo por mi osadía – al voltear vio que era Otabek quien estaba hincado en el suelo mientras Luka estaba cruzado de brazos con el ceño fruncido
– no pasa nada, solo me sorprendieron, no sabía que tenían esa clase de relación
– podría...no...le suplico que no diga nada, por favor
– pero...-dijo mirándolos – ¿hay algún problema? ¿O son amantes y están casados con otras personas? - dijo imaginando el peor de los escenarios
– ¡claro que no! – grito Luka – es porque soy un sirviente y el un caballero, si nos descubren me despedirán
– oh – dijo mirándolos a ambos – solo sean precavidos – respondió sonriéndoles – me imagino que la edad los hace ser impulsivos, pero si quieren intimidad busquen un lugar aislado, como el ala este, hay cuartos y podrían desaparecerse un rato en la noche, o en el laberinto o...
– ¡basta! – grito avergonzado Luka –ya entendimos, no lo volveremos a hacer, por favor discúlpenos
– de acuerdo, pero me deben una – dijo para alejarse
Cuando se alejó para seguir caminando vio a Yuuto trabajando, sonrió tenía un tiempo desde la última vez que habían platicado, se acercó silenciosamente para ver que hacía. Miro el jardín, estaba más hermoso que la última vez que lo había visto, las plantas coloridas estaban en su apogeo, se entretuvo acariciando algunas flores, a veces le gustaba sentir la suavidad de los pétalos, arranco una flor sin pensarlo
– majestad
– lo siento, no pensé – dijo viendo la planta en sus manos
– no pasa nada, solo que si las arranca de esa forma podría lastimarse las manos, esa flor tiene espinas – dijo quitándole la flor, para cortar con sus tijeras las espinas y devolvérsela
– gracias – dijo sonriéndole – ¿yuuto?
– dígame majestad
– ¿puedo ayudar? – pregunto esperanzado, tenía tanto tiempo desde la última vez que había podido hacer jardinería que ya lo extrañaba demasiado
– no creo que en su estado sea conveniente – dijo para después tapar su boca viendo la mirada asombrada del omega pelinegro
– ¿q-q-que estado?
– olvídelo, no dije nada – dijo esquivando su mirada – el jardín es peligroso en este momento, podría resbalar y hacerse daño
– está bien, entonces me marcho, gracias por la flor – dijo caminando lo más rápido que podía, ¿acaso se empezaba a notar ya su estado?, si era así, ¿Quién más se habría dado cuenta?
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Víctor estaba en su oficina, bebía otra vez, mientras repasaba todos los perfiles de los omegas que buscaban desposarse con él, o más bien con la corona, no encontraba la forma de aceptar a alguien más, pero era su deber, había estado evitando pensarlo, pero muy dentro de él aun albergaba alguna esperanza, había deseado que Yuuri estuviera gestando un hijo, pero no había visto ningún signo de que así fuera, el pelinegro se veía radiante y normal.
Tomo de su escritorio las cartas que recién habían llegado, algunas eran de Japón otras del amigo de Yuuri, tenía también una carta dirigida a él con el sello real. Sabía que probablemente estarían preguntando sobre los rumores, tenía que encontrar también la forma de acallarlos, el problema era que ya era demasiado tarde, no podía presentar formalmente a Yuuri como consorte real, eso solo provocaría más revuelo cuando solo a pocos meses se separaran, perdería su credibilidad ante su pueblo si actuaba sin pensar.
Miro por la ventana, el día estaba demasiado hermoso, al asomarse vio a Yuuri en el jardín, sonriendo, al verlo entrar al castillo se decidió a visitarlo, no había nada que hacer solo le restaba tratar de ser un buen esposo el tiempo que estuvieran aun juntos.
Se encamino a la habitación, con las cartas dirigidas a Yuuri previamente revisadas por él, sabía que el omega debía tenía derecho a su privacidad, pero con las recientes circunstancias, debía verificar todo.
Toco la puerta sin recibir respuesta, entrando de cualquier forma, al entrar no lo vio, escucho algunos ruidos, acercándose, su respiración se cortó un momento, Yuuri estaba tomando un baño, se perdió un momento viendo ese pequeño cuerpo, tan bello, una piel lechosa que por un momento quiso tocar, se acercó tocando la espalda de Yuuri que lanzo un grito asustado, casi resbalando si no fuera porque Víctor lo sostuvo, aprovechando la situación para tocarlo un poco.
– por favor, no – dijo con una mirada llena de temor
– perdona – dijo soltándolo para voltearse – no era mi intención asustarte, vístete tenemos que hablar
*****
Cuando Víctor salió del baño, Yuuri se vistió a prisa, no lo había escuchado entrar, sentía su cuerpo aun temblar un poco, le había asustado la mirada de deseo en el alfa, a pesar de saber que Víctor había decidido dejarlo libre, su cuerpo inconscientemente reacciono mal ante la cercanía tan intima, nada le aseguraba que el alfa no quisiera ejercer su derecho de esposo y reclamar su cuerpo, después de todo aun no era oficial la separación.
Respiro hondo, saliendo con la ropa húmeda al vestirse sin secarse correctamente, esperaba que la patica no durara tanto para poder cambiarse de ropa.
– que pasa majestad – dijo aun nervioso
– tutéame como siempre Yuuri, lamento haberte asustado
– lo siento – dijo esquivando la mirada – que sucede Víctor
– antes de hablar-dijo acercándose, tomando un mechón de sus cabellos húmedos – tu ropa se está transparentando – dijo bajando inconscientemente un dedo hacia el pecho del pelinegro que tembló – esperare a que estés decente, ve a verme al despacho cuando estés listo
Víctor salió de la habitación sintiéndose como un adolescente, el aroma fresco del omega mezclado con el suave jabón, le estaba provocando una reacción, se regañaba mentalmente, no tenía derecho de tocar a ese omega, y sin embargo su instinto había guiado sus acciones, ahora solo había provocado mayor temor en el pelinegro, era un idiota, se regañó, un reverendo idiota.
Llego a su oficina respirando un momento, abriendo la ventana en busca de calmar el calor que sentía, tenía que calmarse antes de que Yuuri se presentara, algo llamo su atención, vio como una de las sirvientas salía del castillo, y como por otra de las entradas un guardia también salía, de la sirvienta podría ser por algún ingrediente o algún producto, pero se suponía que los guardias no debían salir sin antes informarle directamente.
Toco una de las campanillas del servicio al instante apareció uno de los sirvientes.
– que vengan Emil y Otabek – pidió a lo que el sirviente hizo una reverencia marchándose
Cuando salía el sirviente, Yuuri estaba por tocar la puerta
– adelante Yuuri – hablo un poco nervioso- siéntate
– ¿Qué necesitas Víctor?
– toma – dijo dándole las cartas, viendo la mueca de Yuuri al ver las cartas abiertas – todo está bajo estricta vigilancia aun la correspondencia
– lo entiendo – dijo viendo de donde eran las cartas – Víctor...
– Yuuri, como dije tenemos que hablar – dijo respirando por un momento – sé que pediste el divorcio
– lo sé, creo que a estas alturas todos lo saben
– entonces supongo que estarás enterado de toda la situación – dijo analizándolo
– no sé de qué situación hablas, solo pedí el divorcio, que me sea concedido no depende de mí, ¿cierto?
– cierto, no depende de ti, veras – dijo sentándose frente a Yuuri – hice muchas cosas malas, y no hay forma de remediarlo, solo puedo tratar de ser bueno contigo – hizo un ademan de silencio al ver que Yuuri iba a hablar- te concedo el divorcio, pero para eso aún hay cosas que arreglar, sé que mi madre te dijo que serían tres meses, pero eso no puede ser, debemos esperar al año de matrimonio
– ¿por qué? – dijo nervioso – no entiendo, ¿por qué esperar? No es más fácil dejarme ir a mi país de inmediato
– no, el reino no puede quedarse sin un heredero
– no quiero – dijo sintiendo miedo
– no te obligare, lo que menos quiero es hacerte más daño, pero debo casarme de nuevo, pronto escogeré a alguien más, alguien que lleve en su vientre al futuro sucesor, el tiempo que te pido que te quedes en el reino es para asegurar al heredero, si no hay un heredero el consejo podría pedir tu reclusión, y obligarte a darlos
– esto es demasiado confuso Víctor, es demasiado, ¿no se está haciendo un alboroto de esto?
– hice muchas cosas descuidadas en el pasado, una de ellas fue que de acuerdo con la ley eres un concubino, una vez que el año pase, te mandare a una de las mansiones de los concubinos con la excusa de que no has podido concebir, vivirás hay por lo menos dos años más, y después de eso, podrás regresar a tu país libre de cualquier responsabilidad con este reino
– entonces...- dijo analizando las palabras – obtendré mi libertad cuando haya un bebe alfa
– así es, pronto se firmará el acuerdo con tus padres, lamento si no quieres estar más en este reino, pero es la única forma, y cuando te mudes, no tendrás que seguir viéndome, podrás hacer una vida tranquila
– Víctor, yo... – dijo dudando por un momento, si la situación era de esa forma, eso significaba que su bebe no se mantendría en secreto, ¿debía decirlo? ¿habría alguna forma de que su bebe no se viera involucrado? ¿Qué pasaría si Víctor se enteraba por alguien más? En el peor de los casos podrían dejarlo llevar a término su embarazo para después ejecutarlo por traición a la corona.
– está bien Yuuri – dijo sonriéndole triste – no te hare más daño, puedes confiar en mi
– Víctor...- cerro los ojos un momento debía decirlo, lo diría, confiaba en que este Víctor no le haría daño
– !majestad! – grito entrando un guardia – tenemos un problema en la frontera
– ¿Qué pasa? – pregunto un poco molesto por la interrupción
– Víctor – dijo Emil corriendo hacia el – es Kazajistán – dijo acercándose, susurrando al ver que Yuuri se encontraba presente
– ¿Kazajistán? – dijo confuso también bajando la voz
– piden que se les entregue a su príncipe heredero.
– no entiendo de que hablas Emil, no tenemos a ningún príncipe aquí
– eso les dije, pero se niegan a marcharse, piden una audiencia, para tratar de solucionar esto de forma pacifica
– de acuerdo llévalos a la sala de audiencias, permite la entrada solo de 4 guardias, y que vengan los guardias reales principales, no me arriesgare tampoco, esto puede ser una excusa para matarme y obtener la corona
– como ordene majestad – dijo saliendo presuroso
– lo siento Yuuri, seguiremos hablando después – dijo viendo al japonés asentir
– Víctor, espera – dijo tomando su mano antes de que saliera, dudando – no es nada, nos vemos en la cena
– sí, nos vemos – dijo sonriéndole para marcharse
Suspiro sentándose de nuevo, había perdido su oportunidad, acaricio su vientre, pensando que tal vez por algo había sido interrumpido, "después se lo diré" "espero que sea lo correcto, pero no te preocupes bebe, soy tu papi y te defenderé si tengo que hacerlo" dijo aun acariciando la pequeña curvatura que aún no se notaba del todo.