Todos los empleados del castillo estaban ocupados con los preparativos de la próxima fiesta, habían empezado con una limpieza exhaustiva de cada rincón, los empleados personales que tuvieran algún momento libre donde no estuvieran atendiendo a su señor debían ayudar, como era de esperarse los nuevos empleados personales también habían tenido que acatar esta norma, y al ser los omegas de compañía de Yuuri los nuevos, se había decidido que se turnarían y tendría dos acompañantes por vez, a menos que necesitara mas ayuda.
Luka caminaba por un largo pasillo para llegar a los tendederos que estaban detrás del castillo, esta vez le había tocado a él ayudar a la demás servidumbre, por lo que le habían dejado a cargo de colgar las sabanas limpias, las llevaba en una canasta de mimbre alargada y al estar las sabanas aun húmedas hacia que fuera mas pesado, bajo un momento la canasta para limpiar el sudor de su frente, puso sus manos en su cadera para estirarse hacia atrás un poco y destensar sus músculos, cuando se agacho para recoger la cesta sintió como era empujado con fuerza terminando por ser azotado contra una de las paredes, mientras una fuerte mano se afianzaba a su cuello.
Había cerrado los ojos involuntariamente y soltó un quejido al ser golpeado contra el muro, cuando abrió los ojos se sorprendió de ver quien era el causante de tal agresión.
–señor Otabek– dijo asombrado– ¿puedo saber la causa de que me esté lastimando?
–no te hagas el gracioso Yuri ¿qué haces aquí? – le respondió molesto el alfa haciendo la presión en su agarre, Yuri trato de quitárselo sin éxito, estaba sintiendo dolor en el cuello como pudo mordió el brazo que lo sujetaba haciendo que lo soltara para caer tosiendo, tratando de recuperar el aire perdido
– e-eres u-un bruto– respondió molesto– solo trabajo
–no me mientas ¿qué demonios haces aquí? ¿sabes que la reina esta en el castillo? ¿Qué harás si te reconoce? - dijo tratando de sujetar el brazo del oji verde que golpeo su mano molesto
–por eso estoy disfrazado, el color de cabello hace mucho la diferencia-
–por dios Yuri te dije que te quedaras tranquilo, que yo me haría cargo
Yuri volteo la mirada odiaba ser increpado, pero sabía que debía decir todos los detalles a menos que quisiera que el alfa se encargara de sacarlo de ese lugar, y eso arruinaría su intento de dar una solución rápida a lo que querían.
–estas tardando demasiado, no nos queda tiempo, tu padre mando una misiva– dijo viendo la mirada asombrada del kazajo– tu prometida te espera en el castillo, una vez te cases...- volteo a verlo con una sonrisa dolida- ella llevara a tus hijos, tu descendencia, mientras yo... yo seguramente seré desechado, no nos queda tiempo, no puedo esperar a que hagas todo
–me hare cargo, incluso si tengo que rogarle al rey que me de los documentos no nos separaremos
–estas siendo iluso, solo soy un maldito esclavo que no vale nada, soy parte de un acuerdo, ¿crees que si se entera de la verdad cambiara en algo? solo harás que me manden a ejecutar en cuanto sepan que estoy en su reino
–también eres parte de este reino, tienes sangre real en tus venas, Víctor cambio la ley para conservar a su hija, si le decimos....
–¡¿y que le digo?!- respondió molesto- que tiene un hermano omega que fue obsequiado como regalo para obtener un acuerdo de paz?, el caso de su hija es diferente, es su sangre, si se entera de mi pensara que quiero la corona o hacerle daño, ni siquiera le importe a mi "madre" ella me regalo sin dudarlo, y cuando me enteré que Víctor cambio la ley por su hija, espere ansiosamente año tras año que fueran por mí, ¿tienes idea de lo que sentí cuando nadie fue a recogerme?
–yura- dijo en una expresión llena de tristeza
–no quiero regresar a lo que era antes Otabek, no quiero volver a estar solo– dijo suplicante
– de acuerdo haremos las cosas a tu manera solo cuídate- dijo para unir sus frentes tomando en sus manos el rostro de su omega- no llames demasiado la atención, y si sientes que estas en peligro huye, no tiene nada de malo retirarse oportunamente, y cuidado con la reina aun si crees que no te reconocerá no podemos estar completamente seguros
–te lo juro, quiero que seamos libres de estar juntos, pero tampoco me arriesgare a no verte nunca más, te amo Beka, eres todo lo que tengo y lo que necesito, por favor déjame luchar, no te vayas con esa mujer, no me dejes- Yuri abrazo fuertemente a Otabek, escondiendo su cara en su pecho para esconder una solitaria lagrima, odiaba mostrarse débil
–jamás te cambiaria por nada del mundo aun si tengo que huir de mi país o matar para cambiar las leyes no nos separaran
Ambos se perdieron en un beso demostrándose cuanto se amaban, cuanto se necesitaban, a su vez que Otabek también sentía tristeza al enterarse de los sentimientos ocultos de su pareja, culpándose internamente de que su amado estuviera siempre en la zozobra de estar juntos, pero no poder pertenecerse.
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Después de que inna le hubiese pedido disculpas a los otros omegas acompañantes de Yuuri, este había decidido perdonarlo, y dejarlo que siguiera a cargo de su cuidado. Aunque había notado que no era del todo sincero ya vería como se comportaba, el lema que sus padres le habían enseñado con respecto a los empleados era que cuando cometían un error tenían el derecho de una oportunidad, si no aprendían eso sería todo, no tendrían una segunda, no valía la pena.
Yuuri se encontraba acostado tratando de calmar un sentimiento de congoja que le tenía abrumado por lo que le había pedido a Guang y a Inna que le dejaran descansar, apenas era medio día, y sabia que ambos chicos seguramente serian acaparados para ayudar en algún otro lugar, por lo menos hasta la hora de la comida.
Había cerrado los ojos al sentir un pequeño mareo, tratando de regular su respiración, se levantó de súbito al sentir el vomito subir por su garganta, corrió lo más rápido que pudo agachándose en el retrete, tosió unas cuantas veces, escupiendo un poco de saliva, limpio con la manga de su kimono la comisura de sus labios, volvió a sentir de nuevo más vomito.
Tardo un poco cuando por fin se había detenido todas las arcadas, se levanto un poco debil y con algunas lágrimas por el esfuerzo, se dejo caer sobre su cama pensando, se había dado cuenta hacía unos días atrás, estaba esperando un hijo de Víctor, no se sentía feliz por cómo se había dado la concepción de su primer hijo, pero eso no le impedía que amara a ese bebe, su bebe, hubiera deseado que tuviera ambos padres, pero había tomado una decisión, solo desearía que su parte omega dejara de reprocharle el escondérselo al alfa para que ese sentimiento de congoja desapareciera.
Limpio su boca enjuagándose varias veces, se roció un poco de perfume y salió de la habitación, necesitaba aire fresco para tranquilarse, últimamente los síntomas estaban empeorando y necesitaba cuidar que nadie lo notara, odiaba a veces el aroma de otras personas y de algunos alimentos, y el respirar el aroma de las plantas le había servido para calmar sus síntomas.
Iba a dirigirse hacia el jardín cuando un aroma le atrajo, camino hacia la cocina, olía muy bien, algo dulce, se le hizo agua la boca, asomándose para ver de donde provenía ese rico aroma, al entrar vio que no había nadie, vio una gran olla sobre la mesa, al destaparlas se asombró, era mermelada casera, trago duro al sentir tantas de comer un poco, volteo a todos lados y se asomo afuera pero no había nadie a quien preguntar.
–solo un poco– dijo – no pasara nada si como un poco– sonrió para tomar un tazón y una cuchara, sirviéndose la mermelada en el cuenco, para después sentarse, apenas iba a dirigir la cuchara a su boca cuando sintió saliva acumularse, al probar la primera cucharada sintió la felicidad, estaba delicioso.
No recordaba cuando tiempo había estado dentro de la cocina cuando por fin se sentía satisfecho, la mermelada por alguna razón había calmado sus nauseas, y eso le aliviaba, entre las náuseas, el mareo y el constante cansancio de evitar que alguien notara su estado, había sido refrescante sentirse feliz y relajado por un momento.
Pensó en llevarse un poco de la mermelada a su cuarto para más tarde, después de todo la olla estaba llena, se acerco feliz con su tazón cuando su sonrisa se borró de súbito, sintió sudor frio recorrerle el cuello, la olla estaba vacía, ¿acaso se lo había comido todo?
–¿majestad? – dijo una mujer regordeta entrando a la cocina– ¿necesita algo? ¿ya tiene hambre?
–yo... – dijo nervioso– p-p-perdón- dijo tirándose al piso en una reverencia apoyando su frente en el suelo, la señora entro en pánico pidiéndole que se levantara antes de que alguien los viera
–por favor no haga eso señorito levántese vamos– la mujer sintió más pánico al ver que el consorte real empezaba a llorar – aunque no sé qué ha pasado no tiene por qué pedir perdón, calma por favor no llore, respire profundo, dígame que está mal
–m-me- dijo hipando- me comí l-la mermelada
La mujer miro hacia la olla vacía para volver a mirar al joven que seguía sollozando
–¿toda?
–toda
–de acuerdo– dijo después de un momento donde sintió un poco de ganas de reír, se le hacía divertido, pero no debía– deje de llorar vamos, no pasa nada, solo tendré que cambiar el postre de la comida, no es nada para llorar
–¿no esta enojada? – pregunto respirando en medio de un sollozo
–claro que no, no debe preocuparse por eso, solo le pido que se controle es malo para la salud comer demasiado dulce de una sola vez
–gracias y perdón, prometo esperar a que alguien este antes de volver a comerme las cosas
La mujer sonrió, para obligar a sentarse a Yuuri y darle un té para atenuar la excesiva cantidad de azúcar que había ingerido, mientras Yuuri estaba sentado bebiendo, la mujer se le quedo mirando, no quería hacerse ideas locas, pero si no fuera por que conocía de primera mano la mala relación que tenía el joven consorte con el rey, estaría casi segura que el joven omega estaba en estado, tenía un brillo que antes no, y ella al ser una mujer de campo había visto incontables personas embarazadas para distinguir a simple vista cuando una persona lo estaba, incluso lo había notado antes de que la propia persona lo notara, no sabía como lo hacía solo lo sabía.
Estaba insegura, se dirigió hacia el japones para apartar la taza que le había dado, Yuuri la miro confundido
–perdone mi imprudencia majestad- dijo nerviosa- pero usted... ¿usted está esperando?
Yuuri la miro asombrado, quiso negarlo, pero solo asintió
–ok, necesito- respondió nerviosa- s-sabe cuánto tiene
–no lo sé, tal vez un mes–
La mujer suspiro aliviada, el té que le había dado, aunque era muy bueno para cuando la gente se atiborraba de azúcar podía provocar aborto cuando el bebe estaba más avanzado.
–debió decirlo– le regaño la mujer– si no lo hubiera notado, dios, el té que le di pudo haberle hecho daño si tuviera más tiempo, hay que cambiar su menú, pedirle al medico que le mande una dieta especial– la mujer iba a salir cuando Yuuri se interpuso entre la puerta y ella
–por favor, no diga nada- rogo– le daré lo que quiera por eso...se lo suplico...no diga nada
–majestad– dijo sorprendida–se darán cuenta tarde o temprano–vio a Yuuri negar
–solo estaré aquí dos meses más, el rey y yo nos vamos a divorciar, si él se entera, no me permitirá marcharme
La mujer lo miro, lo que le pedía era un crimen, pero en parte se podía decir que se sentía identificada, vio la mirada suplicante que le daban y no pudo negarse a lo que le pedía, le dio una sonrisa triste, pero asintió. Sentía un poco de pena por el rey a sus ojos era una buena persona.
–fingiré que no me he enterado de nada, solo por que he visto lo que ha pasado dentro del castillo, no necesito que me pague nada, solo dígame si está siendo cuidadoso
– sigo los cuidados que aprendí en clases, pero creo que tengo que investigar más, no sabía que había bebidas que podrían poner en peligro a mi bebe
–yo lo ayudare de forma silenciosa, me asegurare que sus comidas sean adecuadas, aunque debería considerar pedir un chequeo al médico, puede ir al pueblo como no ha sido presentado, seguro no lo reconocerán
– lo pensare, no quiero arriesgarme demasiado –volvió a sonreírle a la mujer para acercarse a ella y abrazarla – en serio gracias
– de nada majestad– respondió enternecida
Detrás de la puerta el joven jardinero se escondió, había querido entrar hacia un momento pues había visto que Yuuri se dirigía al jardín cuando de repente había cambiado su curso, sin querer había escuchado toda la conversación y se había quedado de piedra, no entendía por que a pesar de todo lo que el rey le había echo ese joven omega no repudiaba a ese bebe, cualquier persona lo haría y nadie tendría el derecho de reclamarle nada, hasta podría servir para conseguir un mejor trato, pero lo único que pedía ese omega era ser libre con su bebe.
Sonrió triste, el japones se iría de ese lugar, ya no lo vería más, se había dado cuenta después de un tiempo, había empezado a tomarle un cariño especial y por eso odiaba aún mas el maltrato que recibía, se sentía triste al saberlo, aún no había definido sus sentimientos y al parecer no tendría tiempo de averiguarlo, se alejó de ahí, pensando en cómo podría ayudarlo también sin que se diera cuenta y sin ser notorio, como fuera, lo seguiría vigilando de lejos, tal como lo había hecho desde que empezara a notar esos sentimientos.