Todos los personajes y la historia pertenecen a Kohei Horikoshi y Masashi Kishimoto
—¿Cómo ...? —dijo en shock Haku. Bakugo que abrió los ojos de repente, le dio una patada concentrada con gran parte del chakra que le quedaba.
—¡Nunca te debes confiar, bastardo enmascarado!—exclamó Bakugo levantándose a duras penas.
La patada fue tan fuerte, que hizo que Haku perdiera la concentración deshaciendo su jutsu de espejos.
—Es imposible. ¿Cómo puedes seguir moviéndote?—se preguntó Haku, pero su sorpresa fue mayor al no ver al rubio ceniza. —¿Dónde ...? —un gran puñetazo en su cara, que fue tan fuerte que le rompió la máscara y le dejó inconsciente.
—Haaa, haaa, haaa. —jadeó Bakugo a punto de perder la conciencia.
—Joder, le tengo que agradecer al tuerto la mierda de trepar sin manos. Ha hecho que sea mucho más rápido al aplicar chakra a mis pies. Es algo parecido a lo que usó el inútil de Deku en nuestra última pelea.—pensó Bakugo, luego se fijó en Haku que se le veía el rostro inconsciente al destrozarle la máscara. —Me ha hecho sudar para vencerle y debe tener 13 años como mucho ... . —posteriormente miró dónde debían estar el resto, pero la niebla densa le impedía ver nada. —¿Dónde mierdas están todos?—
De repente, la niebla bajó de intensidad lo suficiente para que el rubio pudiera distinguir figuras desde no mucha distancia. Bakugo pudo ver a su compañera Sakura que estaba de rodillas sujetando a un inconsciente Sasuke. También divisó a Tazuna que estaba detrás de la pareja de genins. Y por último y lo más importante, Zabuza estaba de pie con ocho grandes perros, uno de ellos incluso más grande que el shinobi de la niebla, que clavaban sus colmillos en él.
—Je. —pensó Bakugo con una sonrisa de complacencia—El tuerto ha vuelto a machacar al bastardo sin cejas. —vio como su sensei hacía una serie de sellos de manera rapidísima.
—¡RAIKIRI! —oyó gritar a su maestro. Una energía intensa azulada se formaba en su mano derecho.
—¿Es que se ha vuelto loco? —pensó Bakugo, molesto.
Trató de concentrar chakra en sus pies, pero era demasiada concentración para el estado en que se encontraba. Así que recurrió a su quirk para correr lo más rápido posible. Cuando el brazo de Kakashi estaba apunto de atravesar el corazón de Zabuza, Bakugo lo desvió en el último momento haciendo que solo atravesara el hombro del shinobi de la niebla.
—¡Bakugo! —dijo Kakashi abriendo los ojos como platos.
—Imposible ..., ¿este mocoso ha derrotado a Haku?—dijo Zabuza sin poder creérselo.
——Haa, haaa, haaa. —jadeó Bakugo, agarrándose al chaleco de Kakashi para no caerse. —Ese niño-niña está ahora mismo soñando con los angelitos. —
—¿Cómo es que estás vivo? —preguntó Kakashi al ver a Bakugo que estaba repleto de agujas por todo su cuerpo.
—Haa, haaaa, haaaa. —siguió jadeando Bakugo en búsqueda de aliento. —Me gustaría pensar que soy invencible, pero creo que ese niño-niña no buscaba matarme. Ahora soy yo el que tiene preguntas que hacerte, tuerto.—
—Eso puede esperar. Tengo que matar a Zabuza antes de que se recupere. —dijo Kakashi mirando con su sharingan a Zabuza y retirando su mano de dentro del hombro del shinobi de la niebla.
—Haa, haaa, haaaa. —jadeó Bakugo. —De eso precisamente era lo que quería hablarte, tuerto. ¿Es que te has vuelto loco?—
—¿Eh?—dijo sin comprender Kakashi.
—Jajajaja. ¿Es que has enseñado a tus alumnos a ser pacifistas, Kakashi?—preguntó Zabuza. A pesar de su delicada situación, encontraba la escena muy divertida.
—Haa, haaa, haaa. —jadeó Bakugo por el cansancio. —Cállate si no quieres que te explote tu fea cara, sin cejas. —luego miró a Kakashi. —Le hemos derrotado ya, déjale.—
—¿A qué viene esto, Bakugo? ¡Si eres el primero que dice MUERE cada vez que atacas!—dijo Kakashi, sorprendido.
—En combate todo vale, pero el sin cejas ya ha perdido. Sería una ejecución. —explicó Bakugo.
—Si le dejamos vivo volverá a por nosotros. —replicó Kakashi, molesto por la actitud del rubio ceniza.
—Pues que vuelva, le volveremos a patear su sucio culo. —dijo Bakugo haciendo crujir sus nudillos.
—El mundo no es así Bakugo. Los ninjas realizamos todo tipo de misiones. Incluso la de matar.—Kakashi trató de hacerle entrar en razón al rubio
—Puede ser, pero nuestra misión no es la de matar al sin cejas. Nuestra misión es la de proteger al borracho. —dijo Bakugo, señalando a Tazuna.
—¡Acaba conmigo de una vez, Kakashi! ¡Estoy harto de escuchar las tonterías de este mocoso!—exclamó Zabuza.
—¡Te he dicho que te calles! —dando un pequeño salto, Bakugo golpeó a la barbilla de Zabuza con su frente ensangrentada. El salto y el golpeo hizo que se tambaleara perdiendo el equilibro—Mierda, no debí hacer eso. —
Fue la gota que colmó el vaso a su esfuerzo y la pérdida de sangre para que se quedara inconsciente. Cuando abrió los ojos, se encontraba en la cama de la casa de Tazuna, ya sin ninguna aguja y con una venda en la cabeza. Por suerte para él, esta vez apenas le dolían los brazos.
—Tsk. —masculló Bakugo. —Estoy más tiempo inconsciente que consciente. ¿Qué habrá pasado con el bastardo sin cejas?—
En la habitación no había nadie, así que decidió ir a la cocina por si alguien estaba en casa. Allí se encontró a Tsunami que estaba cocinando.
—Ey. —llamó la atención de Tsunami el rubio ceiniza.
—¡Bakugo! —Tsunami dejó de cocinar y abrazó con fuerza al rubio ceniza. Éste puso cara de circunstancias.
—¿A qué viene esto, vieja?—dijo Bakugo, incómodo por el contacto físico y queriendo salir de esa situación
—Es solo que me pone muy contenta que hayas despertado. —respondió Tsunami separándose de Bakugo.
—Mmmm, pues tampoco hace falta que nos pongamos tan contentos. Cambiando de tema, me muero de hambre. ¿Hay algo que pueda comer, vieja?—preguntó Bakugo.
—Dónde tengo la cabeza. Debí ofrecerte algo de comer. No me extraña que estés hambriento. Has estado durmiendo casi dos días y medio.—explicó Tsunami
—¿QUÉEEEEEEEEE? —gritó Bakugo, incrédulo. —¿He estado durmiendo más de dos putos días? Joder, soy como la bella durmiente...—esto último lo susurró, pero aún así lo pudo escuchar Tsunami.
—¿Bella durmiente?—preguntó Tsunami, desconociendo el cuento popular del mundo original de Bakugo.
—Olvídalo. —respondió. —¿Dónde están el resto de extras?—preguntó Bakugo, sentándose en una silla. A pesar de haber dormido más de días, o precisamente por ello, se sentía terriblemente cansado.
—Inari y tus compañeros están ayudando a mi padre con el puente. —respondió Tsunami. —Ten esto mientras te preparo algo picante—le dio a Bakugo un tazón lleno de arroz.
—¡Que sea muy picante! —dijo Bakugo, salivando por el hambre.
—Hoy puedes pedir lo que quieras. —dijo Tsunami con una sonrisa. —Es lo mínimo que puedo hacer por uno de los héroes de nuestra ciudad.—
—¿Héroe?—dijo con la boca llena de arroz, luego se le vino a la mente la imagen de Zabuza. —¡Mierda, el hambre ha hecho que me olvidara del bastardo sin cejas y del niño-niña! ¿Sabes qué ha ocurrido con ellos, vieja?—
—Ya te contarán los demás cuando regresen. Solo te adelanto que te han dejado una sorpresa. —dijo Tsunami.
—Tsk. —masculló enfadado Bakugo, terminándose lo que quedaba de arroz. —No me gustan las sorpresas.—
El cabreo se le pasó rápido al oler la carne aliñada con salsa picante que le estaba preparando Tsunami. Bakugo hubiera ganado cualquier tipo de concurso de comer rápido en ese momento. Se terminó en menos de 5 minutos la comida con cantidad suficiente para alimentar a una familia numerosa.
No pasó ni media hora cuando Sasuke, Sakura, Kakashi, Tazuna e Inari regresaron.
—Estoy reventada de tanto mover vigas de acero ... —se quejó Sakura sin reparar en que estaba Bakugo despierto.
—Jajaja. ¡Vaya pintas tenéis!—rió Bakugo al ver a sus compañeros con chalecos y cascos de la construcción.
—¡BAKUGO! —gritó Sakura con lágrimas en los ojos, inmediatamente después abrazó con fuerza al rubio ceniza. No fue la única que lo abrazó, Inari y Tazuna siguieron su ejemplo.
—¿HOY ES EL JODIDO MUNDIAL DE LOS ABRAZOS Y NO ME HABÍA ENTERADO?—gritó Bakugo, con un tic nervioso en el ojo de lo incómodo que se sentía. Luego los apartó con brusquedad. —¡Apartaos de mí, pandilla de extras!—