Mia

By tespatturo

15K 907 494

Ya no habían lágrimas, ya no había dolor, solamente quedaba el gran rencor que Naomi le guardaba a Santiago y... More

Sinopsis
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Comentario de la Autora
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Comentario de la Autora
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 32
Comentario de la Autora
Preview
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
¡Gracias!
Capitulo 40
Capitulo 41

Capitulo 24

231 17 0
By tespatturo

-         ¿Por qué no me dijiste que estabas herida? - replicó.

Llamo a Alena por el woki, antes que yo pudiese hablar.

-         Santiago no es para tanto - puse los ojos en blanco.

-         ¡Naomi estás herida! - me miro con los ojos muy abiertos - Tienes vidrio incrustado, no es cualquier cosa - argumento - Se supone que mi deber es proteger a mi líder.

Solo su deber, claro. Asentí e hice silencio. Nose porque su comentario me había irritado ciertamente. En realidad toda su presencia me molestaba.

-         ¿Es profunda? - preguntó con curiosidad.

-         No lo creo - dije y seguidamente solté un gruñido porque sentí un puyaso.

-         Se que quizás te resulte incómodo pero ¿Podrías quitarte la chaqueta? Así puedo verla bien y hacer el reporte.

-         Lo hará Alena - vocifere - No debe tardar.

-         ¿Y perder puntos con mi superior? - dijo en broma - Quiero salir en el cuadro de honor al final del lapso - comento - Vamos, te lo estoy pidiendo amablemente como tú trabajador, así puedo pedir de una vez al médico.

-         Esperemos por Alena - repetí y empecé a sentir mucho dolor.

-         Alena tardará un poco, la deje con Alan - comentó - No prolongues el dolor - pidió.

No tenía opción, no iba a espera que mi asistente terminara de follarse a mi colega. A regañadientes me quite la chaqueta y él se acercó para detallarla.

-         Tienes algunos pedazos aún enterrados - decía para luego hacer la solicitud del médico vía woki, sentado a mi lado - ¿Estabas sacándotelos sin anestesia? - preguntó al ver mi botiquín desordenado.

-         Ajá - conteste aun incomoda y suspiré.

-         Si que tienes ovarios – expreso, sorprendido.

-         Bastante – asentí, viendo a un punto muerto.

-         ¿Es nuevo? - acarició muy cerca de la zona herida, haciéndome contraer todo - El tatuaje, me refiero.

Y repentinamente su pregunta me hizo sentir unas ganas inmensas de llorar. Tanto que me sentí ahogada para contestar. Lo mire para responder pero fui salvada por el toque en la puerta. Santiago se levantó, abrió y por suerte era el médico. Mientras me sacaban los vidrios incrustados, aparecieron Alan y Alena, al notar mi estado palidecieron.

-         ¡¿Guess, Por qué no me avisaste que te hirieron?! - Alan se acercó a mí, desplazando por completo a Santiago y con mucha preocupación, de hecho demasiada. Tanta que hasta me incomodó. Más de lo que ya estaba.

-         Estoy bien - respondí.

-         ¿Segura?

-         Segura - dije.

Y noté que la única incomoda no había sido yo. Alena no tenía buena cara, ojalá esto no crease asperezas en nuestra amistad.

-         Si Alan - afirme - Estoy bien ¿Y tú?

-         Si, si claro... Logramos vencerlos - me miró - ¿No te hicieron más nada?

-         No por suerte, casi me hace perder la cordura el pitido ensordecedor - explique - Pero tú no lo oíste, seguías disparando.

-         Sebastián y yo estábamos protegidos con audífonos.

-         Entonces era en serio que yo era la distracción - afirmé.

-         Básicamente si - se encogió de hombros.

Mire hacia Santiago, quien estaba fastidiado de esta conversación.

-         Pero si te hirieron ¿Cómo llegaste hasta aquí? - preguntó Alan.

-         Cuando el cuartel entró, unos ejecutadores me auxiliaron - explique.

-         Terminamos - anunció el médico y disipó un poco la incomodidad del ambiente.

-         ¿Le dará reposo? - preguntó Santiago.

-         Si - afirmó el médico - Debes cuidar los puntos, no puedes hacer ningún tipo de esfuerzo hasta que sanes - explico.

-         Bueno, se supone que mi trabajo no incluye la parte sucia y agresiva - comenté.

-         Pero aun así lo haces - replicó Alan.

-         Está en ti - comentó de buen ánimo el médico - Conozco muchos como tú, quieren alejarse del peligro pero la sangre les llama. Sin embargo en esta ocasión, debes limitarte a solo descansar, al menos por 3 días.

-         No pienso volver a... - decía.

-         Respetará el reposo - interrumpió Alan - Yo mismo me aseguraré de ello, doctor.

-         Bien - asintió y recogió sus cosas.

-         Le acompaño - dijo.

Y así fue, Alan salió en conjunto con el médico y el enfermo, avisando que volvería en la brevedad. Respire hondo y busque la chaqueta para colocármela, pero con la herida no podía estirar muchos los brazos, así que Alena me ayudo pasándomela.

-         ¿Está todo bien? - pregunte al tomar la chamarra, podía notar que no estaba bien. Éramos mujeres ¡Lo olíamos a kilómetros!

-         No pasa nada - aseguro - Santiago y yo nos ocuparemos en conjunto con Clementina de todo.

-         Sabes que no me refiero a eso - la mire con obviedad.

-         Está todo bien - asintió - En serio - trago pesado.

-         Alena - regañe.

Suspiró. La tome y nos aleje un poco de Santiago.

-         No sé lo que haya entre ustedes con exactitud - susurre - Pero no quiero que se vea afectado por mi culpa, ni mucho menos altere nuestra amistad - comenté.

-         Es solo que... - negaba con la cabeza - Es obvio que él siempre sentirá algo por ti.

-         Alena, las cosas se superan - afirme.

-         Lo sé, pero... Tan solo mira cómo te trata - resoplo.

-         ¿Y? - conteste - Está contigo por elección.

-         No Naomi - dijo con firmeza.

-         Claro que si, lo que él puede sentir por mí es algo platónico, pero a ti te quiere de verdad, sino fuese así ¿Por qué han de volver? ¿Por qué buscarte después de tanto tiempo? Tú también le quieres y no me lo puedes negar.

-         No se trata de querer sino de ser...

-         ¡Y tú eres la chica que él quiere! - exclame.

Bajo la cabeza, parecía no saber que decir.

-         Santiago por favor déjanos solas - ordene hacia él.

-         ¡No! – exclamo ella – Quédate, no hay nada que tengamos que ocultar ¿cierto? – me miro.

No entendía esta actitud irreverente, estaba buscando como provocarme.

-         ¿No estarás celosa? - susurre.

No recibí respuesta.

-         ¿Lo estas, en serio? – dude de brazos cruzados.

-         Por supuesto que no – respondió – Bueno... - resoplo.

-         Alena - la mire anonadada - Sabes que yo jamás me metería con él.

-         Lo mismo decías con Elías - hablo un poco fuerte.

Oh. Touche. Esa no la vi venir.

-         Es distinto... - dije - Era mi ex.

-         Alan también es tu ex - recordó - Y mira lo que término siendo con Elías.

Estaba dispuesta a usar artillería pesada, pero no caería en su juego.

-         ¡Es distinto! – defendí -  Además yo jamás...

Era incómodo hablar no por el tema, sino por quien oía.

-         Jamás me acostaría con el - susurre.

-         Estuviste apunto de hacerlo - soltó - ¿O acaso lo olvidaste?

Me enrojecí inmediatamente. Maldición. Llevaba dos strikes bateando.

-         Pero no sucedió - aclare.

-         No porque tú lo hayas evitado - replicó.

¿Qué diablos le pasaba? La mire con los ojos sobresaltados y tratando de no alterarme.

-         ¡¿Mujer, tienes la regla, acaso?! – tenía que llevar esto a otro lado.

-         ¡No Naomi! Estoy diciendo la verdad – refuto.

-         Alena, eso fue hace muchísimo tiempo, ustedes ya no estaban juntos, no sucedió nada y no es que me quiera justificar pero sabes perfectamente en las condiciones que estaba – aclare, alterándome.

-         Borracha y despechada - acató desafiante - No es raro.

Quería jugar sucio, muy sucio. No la reconocía.

-         Baja la voz - pedí amablemente.

-         ¡Solo querías utilizarlo! – exclamo histérica - ¡Te le ofreciste solo para pasar tu despecho porque Santiago te había engañado con tu prima!

¡Y era out definitivamente! La mire sorprendida. Jamás imaginé que dijera eso. No sabía ni que decir y mucho menos quería mirar hacia atrás.

-         Eso es injusto para el - comentó.

-         ¡Maldita sea Alena, esto es lo que no quiero! - dije - No debes vivir pensando que puede ocurrir algo así, porque de la misma forma que según tú tienes claro que Alan siempre sentirá algo por mí, debes saber que él jamás aceptará ser mi plato de segunda mesa, de complacer sus caprichos por los míos - dije - Él no va aceptar miserias de los demás.

-         Por eso me busca a mí - contestó resignada - Porque no te puede tener a ti.

Repentinamente se marchó, dejándome con la palabra en la boca. Maldecí internamente. Me voltee y ahí estaba la misma cara de sorpresa que tenía yo segundos antes con las palabras de Alena.

-         ¡¿Estuviste apunto de acostarte con Alan, por mi culpa?! - abordó Santiago.

-         Retírate Ricks – ordene.

Parpadeo varias veces, paso por mi lado.

-         ¡Espera! – insistió, llegando a la puerta - ¿Con cuántos hombres más te has acostado? - preguntó pareciendo estar sorprendido, hasta preocupado - El policía, Elías, Sebastián, Alan ¡¿Cuándo te volviste tan promiscua?!

Al siguiente segundo mi palma había impactado en su rostro.

-         Para tu información, la única diferencia que existe entre tú y yo es que yo no pago por sexo - aclare - Y eso no me hace promiscua.

Me miro dolorido y anonadado.

-         De hecho - abrí la puerta y recargue de ella - Tampoco me hace muy diferente a tu esposa - sonreí maliciosamente y cerré mi habitación de un portazo, dejándolo con todas sus mierdas atrás.

Con dolor fui hasta la cama y me recosté. Resople y al mirar mi habitación me sentía sola. Alena dudando de mí, Santiago categorizándome y Alan... Bueno era mejor que se mantuviese alejado. Extrañaba a Eliot. Me parecía inútil quedarme herida y sola en el cuartel, así que tome mis cosas y me aliste para volver a casa. Apenas bajaba las escaleras, mi teléfono sonó. Lo rebusque en la cartera con mucho cuidado, porque aún me dolía la herida. Cuando vi el nombre en la pantalla me extrañe.

-         Elías – murmure.

-         Necesito hablarte de algo, es urgente – comento seriamente.

Realmente no tenía ganas de lidiar con más ex's.

-         Te oigo.

-         En persona, es del clan.

-         Bueno, ahora estoy en el cuartel, más bien casi saliendo.

-         Es importante, pero no puede ser ni en el clan ni en el cuartel – explico.

-         ¿Ahora? – dude.

-         Si – afirmo.

-         Vale, mándame la dirección – acote.

-         Vale – colgó.

Recibí las coordenadas y fui hasta mi auto. 20 minutos después llegue a la dirección. Era un parque solitario. Me estacione al lado de su auto, el único en la zona. De lejos lo vislumbre, sentando en una banqueta de madera, observando un pequeño lago del sitio. Llegue hasta él.

-         Guess – saludo apenas oyó mis pasos.

-         Lowell – pronuncie seriamente.

No hubo saludo fraternal, nada. Estábamos como el clima, helados.

-         ¿Cómo has estado? – pregunto, mientras me sentaba a su lado.

-         Bien – asentí - ¿Tu?

-         Muy bien – respondió, sin apartar su vista del lago.

Se hizo un pequeño minuto de silencio. No sé si él también estaba incómodo.

-         ¿Qué tal Ely y... - respire hondo – ¿Él bebe? – pregunte con la garganta temblorosa.

-         Están bien – me miro por primera vez – Gracias por preguntar.

Asentí.

-         ¿Qué sucede? – dije – Al grano, por favor.

Con el frio mi herida empezaba a molestar.

-         Que sabes de este tipo – me mostro una foto del mismo hombre que me había pedido información Luke.

-         No sé quién es – negué.

Resoplo.

-         Naomi, sé que sabes quién es – puntualizo.

-         ¿Por qué ha de saberlo? – replique.

-         Porque buscaste información de él, desde tu ordenador – acoto.

-         ¿Me estas espiando? – pregunte pareciendo ofendida y me pare.

Pero al hacerlo, hice un pequeño movimiento brusco y sentí una fuerte punzada en la herida, que me provoco un gruñido.

-         ¿Estás bien? – se apaciguo.

-         Si si – respondí tomando aire – Es solo una...

-         Estas herida.

-         Algo leve – conteste.

-         ¿Qué te sucedió?

-         Fuimos atacados y se me incrustaron unos vidrios en el costado – explique – Pero estoy bien.

-         ¿Segura? ¿Por qué no te sientas? – se levantó y me invito a sentar.

-         Estoy bien.

-         Por favor, te puede dar una baja de tensión parada y herida – acato y prácticamente me obligo a sentarme.

-         Gracias – dije sin mirarle y tome más aire - ¿Qué quieres saber de el? – lo mire y estaba malditamente guapo, como siempre.

-         Todo lo que sepas – pidió - ¿Y por qué sabes de el?

-         No sé mucho.

-         Habla – pidió.

-         Solo sé que es un mafioso muy peligroso y poderoso, al parecer tiene planes de un genocidio.

-         ¿Contra quién?

-         No lo sé – me encogí de hombros.

-         Naomi – regaño.

-         ¡No lo sé! – exclame – Te estoy diciendo la verdad, indague de el pero no encontré nada, otra persona lo hizo y.... – me inmute.

-         ¿Y qué?

-         Y creemos que termino muerto... - suspire – Bueno, en realidad solo es una hipótesis.

-         ¿Freddy?

-         Supongo.

-         ¿Tú crees eso?

-         Realmente todo ha sido tan repentino que ni siquiera he tenido tiempo de ponerme al día con la investigación – exprese - ¿Tú crees que tenga relación?

-         Si tú que eras su líder no lo sabes ¿Por qué ha de saberlo yo?

-         Porque sabes de este tipo – señale – Hasta más que yo.

Negó.

-         Claro que si, por algo me estas llamando, seguramente porque interfiero en tus planes – solté - ¿Qué está sucediendo?

-         ¿Cómo sabes de el?

-         Yo pregunte primero.

-         Te diré todo, si me dices quien te dijo.

¿Debía decirle de Luke? ¿Y si lo ponía en peligro?

-         La policía, ese día que me detuvieron, me interrogaron sobre el.

-         ¿La policía? – dudo.

-         Si.

-         ¿Y qué le dijiste?

-         Nada, en eso momento no sabía de él, más bien me pidieron un poco de cooperación.

-         ¿Y?

-         Que lo intentaría.

-         Olvídate de eso – ordeno - James Charles – me mostro la foto nuevamente – Efectivamente es un mafioso muy poderoso y sobretodo peligroso ¿Y adivina quien fue su última víctima?

-         ¿Quién?

-         Freddy – confirmo.

Trague pesado.

-         ¿Por qué?

-         El trabajo para Charles durante años, luego lo traiciono y se internó en la sociedad secreta para que no lo encontraran – guardo la foto – Pero no tuvo mucha suerte – miro hacia los lados - ¿Recuerdas el incidente de la camioneta persiguiéndote?

-         Si.

-         Eran sus hombres.

-         ¡¿Tras mí, pero por qué?!

-         Por la sencilla razón que era su líder, para ti fue una intimidación, pero para él era un mensaje que estaban cerca.

Me inmute. Sentí un calosfrío terrible en toda la espalda.

-         ¿Ahora entiendes que ni su nombre puedes repetir?

-         ¿El clan y el cuartel sabe de esto?

-         No – miro nuevamente hacia la zona – No puedes repetir lo que te dije, esto solo lo sabemos Abih y yo.

-         ¿Por qué?

-         Es personal, de Abih por supuesto.

-         ¿Tiene vínculo con él?

-         No directamente – me miro – No puedo decirte más.

Asentí resignada.

-         ¿Puedo hacerte una última pregunta?

-         No te aseguro contestar.

-         Bien – suspire - ¿El ataque genocida es contra la sociedad secreta?

-         No puedo darte certeza de ello, de hecho te seré sincero – se arrodillo – Ni si quiera había llegado a esa parte – me miro – Has sido de mucha ayuda, como siempre – comento y se levantó – Hora de irse ¿Vas a casa?

-         Si – me pare.

-         Vale.

Me marche hasta mi auto y el al suyo.

-         Guess – pronuncio.

Voltee a mirarlo.

-         Cuídate.

¿Eso era una pequeña sonrisa?

-         Tu igual – conteste y entre al auto.

...

Dos días después se celebró el funeral de Freddy. Realmente odiaba esas cosas. Era una pérdida tan inesperada, tan joven, desafortunada pero buscada al traicionar e huir de un mafioso. Por suerte no me toco dar ningún discurso y como llegue, me fui. Ni siquiera quería ponerme al día con la investigación. Al día siguiente, aun con un poco de dolor, retome mis actividades y lo primero que hice fue presentarme en el entrenamiento.

-         ¡Buenos Días! – exclame llegando, con mucha seriedad.

Recibí respuesta al unísono.

-         ¿Qué haces aquí? – pregunto extrañada Alena – Se supone que debes estar de reposo.

-         Espero me hayan extrañado en mi breve ausencia – exclame hacia el resto – Hoy tendremos un par de ajuste en nuestra estructura – anuncie.

-         ¿Ajustes de qué? – se me acerco rápidamente mi ex asistente.

-         Seré breve para que puedan continuar su entrenamiento – dije, sin prestarle atención – Becher, Humbolt y Key, por favor de un paso delante.

Todos parecían estar asustados. Especialmente Ricks.

-         Les presento a mi nueva asistente, Clementina Becher y los delegados, Amelia Humbolt y Jamie Key – dije con una sonrisa pasiva agresiva que A partir de mañana comenzaran sus labores, por hoy, recibirán adiestramiento por parte de los ex encargados ¿Entendido?

Más de uno quedo sorprendido. Sobretodo Clementina, se enrojeció. Alena y Santiago parecía que se le iban a salir los ojos de la sorpresa. Ricks levanto la mano.

-         Dígame.

-         ¿A qué se deben los cambios tan repentinos? – dudo.

-         Sencillo – empecé a caminar – Uno de los valores que se imponen en este tipo de sitios es el respeto, que empieza por casa y se trae aquí. Si mi equipo no me respeta ¿Qué ejemplo puedo darles y sobretodo exigirles a ustedes? – pregunte a manera general -  Jean Jacques decía que es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas – acote, viendo a Alena – Así que sea para todos una lección, que quien me desafía, se desafía a sí mismo y el costo puede ser muy alto – mire a Ricks – Y recuerden esto – seguí caminando – Si te van a juzgar por algo que no hiciste ¡Pues ve y hazlo! – exclame – Total, te van a criticar igual, así que es mejor que lo hagan completo, por algo que si te salpico las manos – aconseje y mire a mi ex asistente – Pero no aplica dentro de aquí, ni mucho menos con intentos frustrados de asesinato ¿Vale? – los mire.

Todos asintieron ciertamente confundidos.

-         Bien, pueden continuar – ordene.

Y me marche pavoneando. Ahí estaban los costos de sus acciones. Volví a mi oficina, antes de entrar, baje un poco mi camisa para tener un poco más de escote, solté mi cabello, del bolsillo saque un pequeño frasco de perfume, me rocié tres veces, lo guarde, ajuste mi cabello rápidamente y esperaba verme aunque sea un 5% de sexy con este uniforme insípido. No había vuelta atrás. Como lo había planeado, mi citado me esperaba ya sentado, apenas entre.

-         Buenos días – dije con una voz muy suave, mientras pasaba por detrás de su espalda y con mi dedo trazaba el paso, desde su hombro izquierdo, al derecho.

Elevo su rostro y me miro con cierta curiosidad.

-         Buenos días Guess – contesto Alan.

Continue Reading

You'll Also Like

33.5K 1.3K 35
en esta historia seras Mia 🔞
651K 76K 34
Cassie Harper es una amante del chisme que tiene una sola regla desde que le rompieron el corazón: No volver a enamorarse. Así que crea un plan perfe...
49.3K 2.8K 141
Valentina una chica con una vida normal hasta que el divorcio de sus padres cambiaría su vida por completo volvería los próximos años en los peores d...
5.4M 583K 40
Libro 1 de la Bilogía "Te Amaré" Libro 2: Por Toda La Eternidad Puedes querer y hacer que te quieran, pero si esa persona está rota por dentro no p...