El capricho de amarte

由 nacaridportal

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Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo... 更多

Sophia Pierce.
Ser rara está bien
Una dosis de vida
¿Has sentido el dolor?
Al carajo el futuro
Las personas no queman
Te necesito a ti
Tú también eres una princesa
Detrás de las estrellas
Fabricantes de esperanza
Ojalá nunca te vayas
Concéntrate en mí 😏
Gracias por sostenerme Julie.
A veces necesitas irte
Del cielo al piso
Mi innegable verdad.
Mucho más que el dinero
Para: Julie
Sonrisas y dolor
Mi sueño es ella
Mi solución en su sonrisa
Adiós a las reglas
Universo para dos
11:11 mi deseo eres tú
Nunca vas a ser tú
Érase una vez
Ebriedad
Somos más que el dolor
Solo de ti
¡Tuya!
"No voy a abandonarlo".
En busca de un sueño
Destruyó a la princesa
El mundo perdido
La leyenda de las estrellas
Duerme conmigo
El hilo rojo
Asco de mí
"El paso de las lágrimas"
Nunca más voy a sentirme sola
Tú nunca vas a terminar
Epílogo
Fin
Escalera al cielo
¿FIN?
El Capricho de Amarte - SEGUNDO LIBRO - La sombras de Sophia Pierce
Y conocí a una princesa
El presente - Sophia Pierce
Tres meses antes - Sophia Pierce
No todo tiene un precio - Sophia Pierce
Hay tristezas que no se van
EL ABIERTO DE AUSTRALIA
MÁS QUE UN SIMPLE JUEGO
Se acabó el juego
La Diosa del caos
Caos en mi interior
Julie Dash - Pasado
Julie Dash - Pasado
Heridas que vuelven
Un nuevo comienzo
JULIE DASH - CÍRCULO VICIOSO
Cantándole a las estrellas
La fiesta del descontrol
Enfrentar los miedos
La maga
11:11 mi deseo sigues siendo tú.
Heridas que se vuelven a abrir
JULIE DASH - TORPEZA
Sophia Pierce - Querer en libertad
Julie Dash - Montaña rusa de emociones
No supe desear
JULIE DASH - Encontrando mi voz
Sophia Pierce - Mi vida sin ella
JULIE DASH - Después del placer
SOPHIA PIERCE - DOS MESES DESPUÉS
Sophia Pierce / Celebrando a Paula
Sophia Pierce - Almas que te salvan
JULIE DASH - Pequeña eternidad
TE QUIERO DE VERDAD
TE ESCOGERÍA A TI
TE QUIERO LIBRE
SUEÑOS QUE SE CUMPLEN
EN OTRA VIDA SERÁ
LA MAESTRA DEL SEXO
"SOY TU PREMIO"
JULIE DASH - NO SOY TU CHICA
JULIE DASH - DE NADA
JULIE DASH - NOCHE DE EBRIEDAD
JULIE DASH - VERDADES
LAS REGLAS SON LAS REGLAS
Julie Dash -NO PUEDO VIVIR SIN TI
SOPHIA PIERCE - MILLONES DE EMOCIONES
SOPHIA PIERCE - PREMIO DE CONSOLACIÓN
LA ECUACIÓN DE DIRAC
JULIE DASH - DESPEDIDA
¿PODEMOS HACERLO DISTINTO?
SOPHIA PIERCE - INSTANTES PERDURABLES
QUIERO ESTAR CONTIGO MIENTRAS SANAS
Julie Dash - Antes del final
SOPHIA PIERCE - EL INICIO DE MIS PESADILLAS
SOPHIA PIERCE - NO SOY UNA ASESINA
SEAMOS SINCERAS
PENICILINA - SOPHIA PIERCE
5 MESES DESPUÉS
SOPHIA PIERCE - DEBO SOLTARLA, AUNQUE ME DUELA.
CONTINUACIÓN
¿GANARÍAS POR MÍ?
JULIE DASH - ANDREA VS SOPHIA
LA FINAL
KSENYA KHOKRYAEVA - LA ÚLTIMA VEZ
KSENYA KHOKRYAEVA - TU VIDA ES LA MÁS VALIOSA
JULIE DASH - LA ELIGIÓ A ELLA
KSENYA KHOKRYAEVA - MIS MURALLAS
JULIE DASH - "El Final".
SOPHIA NO TIENE FINAL
Para: los bebés del futuro De: Sophia Pierce
LIBRO 2 - JULIE DASH
Besar los Sueños
Cuando los conocí. Julie Dash.
Rotas en la irrealidad - Julie Dash
Para: Ksenya
Ksenya K. La vida sin ti.
Ksenya K - Cuando te conocí
Julie Dash - Realidad irreal
Julie Dash - Realidad Irreal
Julie Dash - Punto de inflexión
Julie Dash - Presente
Julie Dash - Ella está viva.
Julie Dash - Final "feliz".
Julie Dash - Después de todo, tú.
El sacrificio del peón - Julie Dash.
Sophia Pierce - Una mente sin recuerdos

Conociendo Christopher

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由 nacaridportal

Las horas transcurrieron rápido con la música a todo volumen y Paula emocionada por la visita que tendríamos.

—Déjame maquillarte, también tú tienes que verte fenomenal. Imagínate que Christopher se fije en ti. ¡Ya es tiempo de que des tu primer beso! —Paula tenía la energía sobrecargada, y por más que me negué y me negué, insistió tanto que terminé cediendo.

Odié el maquillaje tanto como la camisa corta con la que mostraba el abdomen.

Le dije que no me pondría eso. Pero mi amiga insistía en que por un día fuera más alocada y de tanto discutir, decidí aceptar con tal de salir del cuarto.

Sophia: 🙄 ¿siguen arreglándose?

Julie: Ya puedes venir. De verdad ni siquiera te imaginas la euforia de Paula. Se ha cambiado como diez veces. Perdón por hacerlos esperar. Pero ya puedes venir. De hecho, date prisa.

Sophia: eso suena a que quieres que te rescate 😏 ¿necesitas ayuda? Princesa 🧝🏻‍♀️🙊

Julie: ¿Puedes apurarte y dejar de molestarme?

Sophia: Sí, tengo que hacerlo porque si no...

Julie: ???????

Sophia: puedes llamar a 👩🏻‍🏫 para que te rescate primero.

Julie: tu mensaje ha sido leído e ignorado con éxito. 😒

Sophia: Jajajaja. Mira, cambiando el tema, Benjamín invitó a Noah. Al parecer se hicieron íntimos amigos 🙄

Julie: ¿Y eso te molesta?

Sophia: Me da igual. Solamente no quería verlo hoy. Suele ponerse celoso por Christopher y es aburrido.

Julie: Tú y Christopher... 😨

Sophia: No seas pervertida. Es mucho mayor que yo.

Julie: No pareces el tipo de chica que se detiene a pensar en la edad.

Sophia: Tú sí lo pareces y llevas horas arreglándote para él. Supongo que el dicho de que las apariencias engañan es cierto. Nos vemos en tu casa. Cambio y fuera, princesa 😝

El timbre sonó cuarenta minutos después de su último mensaje. Sergio los invitó a pasar, dirigiéndolos al jardín lateral en donde se encontrarían con nosotras. Benjamín estaba concentrado en la parrilla, mientras Claudia y Paula se acercaron enseguida, desesperadas por conocerlo.

—Hey... —saludé a Sophia, aprovechando que la atención de todos estaba en el músico.

—¿Y ese maquillaje? —me miró con curiosidad.

—Culpa de Paula, pero no hablemos de eso. A mí tampoco me gustó —confesé.

—Te ves guapa siempre, con maquillaje o sin él. Pero...
—me extendió su mano y la cogí sin saber para dónde me llevaba—: ¿cuál es el baño más cercano?

Respondí a su pregunta llevándola hacia el sanitario. Ella abrió la puerta, cogió una toalla húmeda de su cartera y se acercó a mí.

—No tienes que convertirte en otra persona ni para complacer a tus amigas, ni mucho menos para gustarle a Christopher —comenzó a quitarme el maquillaje y no supe si estaba bien o estaba mal, pero su tacto era delicado y con su cara tan cerca de la mía... fue imposible detenerla—: Si un día quieres que te maquillen me puedes decir, soy excelente —sonrió y luego de quitarme el maquillaje, sacó un polvo de su estuche y comenzó a retocarme de forma sencilla, sabiendo exactamente cómo me gustaba verme.

—Sólo algo más —Se quitó la chaqueta de jean y me la puso—: Sencilla, pero nunca común. Una de las cosas que más me gusta de ti es tu estilo, y no sólo de vestir sino de ver la vida. Ahora mírate —Se paró detrás de mí frente al espejo—: ¿te sientes más cómoda?

La respuesta era sí.

—Te va a dar frío.

—Entonces me abrazas —contestó Sophia antes de añadir—: ven, salgamos —Me tiró de la mano y volvimos con todos.

«¿Por qué decidiste dejar el grupo?», escuché a Paula preguntarle a Christopher. Estaban sentados en los puff del jardín y llegamos justo a tiempo para salvarlo de una pregunta incómoda. Él se levantó y sonriendo hacia Paula le dijo que ya le contestaba. Parecía paciente y para nada incómodo por tener a dos mujeres interrogándolo. Tampoco me dio la impresión de ser engreído como había dicho Nathaniel

—Hola, Julie... Sophia lleva todo el día hablándome de ti —no podía tener una sonrisa más perfecta.

—Ella también lleva todo el día hablando de ti -—señalé a Paula, mientras le extendía la mano y él me dio un beso por mejilla—: es un placer conocerte —Intenté ser más amable que de costumbre, porque paso por pesada por no emocionarme o ponerme nerviosa con cantantes, o con nada en general. Aunque todo tiene sus excepciones.

Las preguntas siguieron durante la siguiente hora. Él contestó que había dejado el grupo porque intentaba hacer algo distinto. Hablaba como si no le costara expresarse delante de desconocidos. Y recordé su libro Amor a cuatro estaciones.

Había algo que hacía que Sophia y Christopher me parecieran similares. No sé si era su mirada, o la manera en la que respondía con voz ronca y en cada palabra se colaba una profundidad que me hacía reflexionar.

Paula era tan imprudente como agradable. Él, era tan paciente como encantador. Y hasta Benjamín olvidó sus celos para sentarse con nosotros y burlarse de Paula y sus imprudencias. Sophia estaba callada hasta que sacó de su bolso una botella de vodka. Christopher le dijo «Sé comedida», y eso fue lo menos que pasó.

Mis amigos no se negaron. Benjamín olvidó por esa tarde sus diferencias con Sophia y fue a la cocina en busca de otra jarra de jugo. Sabía que no era un buen camino. Mis padres me estaban volviendo a dar confianza y yo de nuevo a lo incorrecto. Paula notó mi preocupación y tratando de disiparla:

—Julie, deja de preocuparte, estamos en tu casa, y todos vamos a dormir aquí. ¿Cierto?

Contesté que sí y los primeros dos tragos los pasamos en calma, o eso hasta que llegó Noah. Yo no había tomado ni una gota de alcohol más bien estaba pendiente de que no se sobrepasaran.

El novio de Sophia se sentó con ella en el puff. Comenzó a besarla impidiéndole conversar con nosotros. Noah estaba pasado de tragos y lo que quería era marcar su territorio. Justo ahí entendí por qué Sophia no quería invitarlo. Es triste que te traten como si fueras una propiedad.

Dejé el grupo excusándome con que tenía que llamar a mis padres. Caminé hasta el lugar donde mi papá guardaba su colección de coches antiguos y me recosté de uno, intentando explicarme por qué estaba sintiéndome así y si eso era sano.

Diez minutos después Christopher me alcanzó.

—Eres la única que no me ha pedido una foto, y eso merece que sea yo quien te la pida a ti. Pero no sé, tengo una pequeña adicción por lo robado.... —me tomó una y otra... y otra foto al descuido.

No parecía estar tirándome la onda. No invadía mi espacio personal y por eso me sentía cómoda estando a solas con él.

—No todo lo que parece bien, lo está —se recostó del coche.

—¿A qué te refieres?

—A que las heridas no sanan tan rápido. Cuando se muere alguien que quieres, hay preguntas y es difícil cuando ninguna de ellas parece tener una respuesta.

—¿Lo dices por Mathias?

—Lo digo porque estuve fingiendo por mucho tiempo que estaba bien. Que no se podía hacer nada y que podía solo. Y es lo mismo que está haciendo Sophia para escapar de la muerte de Erick.

—Lamento no haber estado con ella cuando más me necesitaba —me referí al entierro.

—No dejas a alguien porque no estés presente. Hay demasiadas maneras de acompañar y la conozco, sé que te quiere.

—No quiero entrometerme, pero ¿de dónde se conocen?

—A Sophia le cuesta asimilar las cosas. Por eso a veces parece bien, incluso cuando no lo está y después de este viernes, va a ser peor —Christopher no respondió mi pregunta y debí dejarlo así, pero tenía curiosidad.

—¿De dónde se conocen?

—No me corresponde decirte.

—Te hago el favor —Sophia llegó a nosotros. Se veía molesta y lo comprobé en el tono que utilizó para expresarse—:Christopher es igual a ti, Julie. Cree que es capaz de arreglar a otros cuando está jodido por dentro -no entendí a qué vino eso-: va por la vida roto, sin saber qué carajo es lo que falta para conseguir ser feliz. Y ahora atraviesa una depresión ¿por qué es que te deprimes? ¿Tu mansión es pequeña para tu gusto? ¿O tal vez tu novia perfecta no es una perra y de nuevo tienes la necesidad de ser lastimado? Sea lo que sea... ¡Aléjate de mi vida y de mis hermanos! ¡Ni siquiera sé cómo fue que confié en ti!

—Déjame explicarte —intentó defenderse, pero ella estaba que ardía. Tenía las mejillas rojas, y la mirada asesina iba directo a él.

—¡No te acerques a mis hermanos!

—Nunca vas a ayudarlos si primero no te ayudas a ti.

—No toques ese tema, bro... ni siquiera sabes lo que ella hace por ellos —Noah llegó a calmarla y aunque su actitud no era de pelear, Christopher perdió la paciencia.

—¡Ella está intentando que le den una custodia que es imposible! ¡No se preocupa por la beca y cada vez que actúa desde la rabia los va a alejando más! Y si vine no fue para arreglarte a ti, ni a tu vida —dijo hacia Sophia.

—¡No te he pedido que hagas nada por mí! —gritó ella.

—¡El viernes van a llevarse a tus hermanos! —le informó Christopher y Sophia se le fue encima. Solamente con la ayuda de Noah pudimos separarla—: ¡Ódiame si quieres, pero es lo correcto! No están seguros pidiendo dinero en el metro, ni rodeándose de delincuentes. ¡Son unos niños y no van a ir a una casa hogar! ¡Los estoy matriculando en un internado! ¡Me voy a encargar de ellos mientras que empiezas a encargarte de ti! A enfrentar tus problemas, a dejar de ahogarte y entender que NO es fácil, pero que puedes. ¡Tienes todo para salir adelante! —alzó la voz—: Si no hacía algo por tus hermanos los ibas a perder! ¡Ahora solo tienes que graduarte, hacer algo con tu vida, conseguir tu potencial! ¡hazlo por ellos y recupéralos, pero siendo un verdadero ejemplo! Dándoles calidad de vida. —Estaba a favor de Christopher. Sabía que era doloroso, pero él tenía razón.

—No tenías derecho —respondió ella, con la voz partida.

—¿Y tú sí tienes derecho de perder tu vida, verdad? ¿te sientes en el derecho de mandarla a la mierda? ¡Es imposible que dejes las drogas si te rodeas de un drogadicto! ¡Es imposible que puedas amar a alguien que no sabe lo que es el amor! Y yo por mucho tiempo no lo supe. No tengo nada en tu contra —dijo hacia Noah-: no soy nadie para juzgarte porque caí en eso, besé el piso buscando un poco más y consumí el polvo de las paredes para ver si así revivía. ¡Pero ninguno de los dos se está ayudando! Y si no haces algo estarás muerto, Noah, y si sigues arrastrándola, puede que ella lo esté antes que tú. —La palabras de Christopher denotaban impotencia, se veía cansado. Como si llevara mucho tiempo intentando ayudarla.

La tarde se había convertido en gris. Ninguno de los cuatro se había parado por la lluvia. Estaba cayendo un aguacero y la pelea no cesaba. Comencé a entender que él quería ayudarla, pero eran muy similares. Se parecían tanto que chocaban y con cada choque se iban lastimando.

Noah no contuvo lo que sentía. Las palabras de Christopher chocaron en él que sacó de sus bolsillos lo que parecía droga, y lo lanzó al piso. Yo corrí a recogerlo antes que Claudia o Sergio lo vieran. Era confuso cómo mi vida había cambiado tanto. De los miles de rostros que pude haber tenido en frente, los tenía a ellos. La imagen de Noah llorando como si no escogiera ser lo que es. Y Sophia abrazándolo sin dejar de mirarme.

Ninguno estaba bien y sentí envidia por vidas tranquilas, porque la mía ya no era más como la vida de Benjamín o de Paula. Ajenos al desbordamiento emocional, al caos que no frena. Porque eso pasaba, estábamos en un viaje y la dirección había cambiado. Y dejé de verme como alguien pleno, porque ya mis emociones no estaban controladas. O al menos lo supe, cuando comenzó a quemarme verla besándolo y secándole las lágrimas como si al hacerlo, como si al curarlo, también se curara a ella.

Sophia Pierce tenía razón, pero su análisis había estado incompleto. Christopher quería ayudarla porque hubiese querido que alguien lo ayudara. Él, destinado a vivir sus pasiones, a sentir el sufrimiento de otros, a abandonar lo que no lo hacía sentir pleno, a ser capaz de arriesgarse hasta conseguirse. Christopher parecía querer descubrir el sentido de la vida. Pero todo era muy intenso. Los dos eran muy intensos y yo muy normal para esos estilos de vida.

Salí corriendo porque específicamente yo, quería salvarla a ella. Ese día descubrí que a veces buscamos sostener a otros, para no hacernos pedazos.

—¿Qué te hace llorar? —Christopher me siguió hasta la cocina, en donde me encontró bebiéndome a fondo un vaso de vodka.

No quise contestarle, pero me serví otro.

—Es mentira que olvidas en el alcohol —comentó, pero yo no quería olvidar, quería entenderme y bebía para ver si así lo lograba-: no siempre el amor es saludable —añadió, sin esperar mis respuestas—:solamente tú puedes decidir si te hace más daño que bien, y si es así, deberías irte. Una vez me dijeron que perdía si me iba muy pronto o me quedaba demasiado. Todo depende de ti, Julie -no sabía si él sabía lo que estaba pasando, pero sus consejos eran muy apropiados.

Me detuvo antes del cuarto vaso y botó lo que quedaba de la botella en el fregadero. Quería llorar y no me permitía hacerlo. No podía mirarlo sin sentirme avergonzada y ni siquiera sabía por qué.

Christopher me abrazó con una calidez impresionante. Me pidió disculpas por hacer un escándalo en mi casa, alegando que donde él iba, iban los problemas. Que Sophia tenía razón, que pensó que podía ayudarla y él no era nadie para ayudar a otros. Me hubiese gustado decirle que gracias a las letras de sus canciones soporté años de bullying. Ojalá no hubiese sido tan tímida y le hubiese dicho que cuando leí su libro y vi que cumplió su sueño, quise dedicarme a la medicina. Porque antes pensaba que no sería suficiente para mi madre, hasta que él me enseñó que debía ser suficiente para mí.

Quise decirle que no era fan de nada, pero que le tenía admiración y ahora un profundo respeto por lo que hacía con Sophia. Sin embargo, ya saben cómo soy, no puedo hablar y decir lo que pienso. Me cuesta expresarme y prefiero el silencio. Así que cogí aire lentamente para luego botarlo. Tal cual como me habían enseñado de pequeña, cuando tenía ataques de ansiedad.

—No hay nada malo contigo. No hay etiquetas que puedan definir lo que eres. Porque eres más que un título, Julie —Christopher fue el primero en cortar el hielo—: Eres de esas personas salvavidas —sonrió—: y no necesitas hablar para transmitir buena vibra, de hecho te me pareces a ella.

—¿Alison? —pregunté y Christopher asintió, con los ojos cargados de amor, pero también de tristeza.

La prensa decía que lo consiguieron con una modelo. Él salió negándolo con la misma modelo. Alison dijo que no habían terminado por eso. No quería dar declaraciones, pero fue puntual «Christopher necesita reconocer su libertad», muchos interpretaron eso como que si se obstinó de él. Otros decían que nunca pudo olvidar a Charlotte. Los más tontos explicaban que ella lo abandonó porque renunció a Sony.

—Ella simplemente se fue —me contó sin que le preguntara—: dejó una nota diciéndome que me amaba, pero que yo tenía que ocuparme de mí. Que volveríamos a estar juntos cuando yo terminara el viaje y que si eso no sucedía... no iba a dejar de quererme. He leído la carta más de treinta veces y no consigo la razón.

—¿Haces el viaje por ella? ¿O lo haces por ti?

—Lo hago por mí y por nosotros, pero sobre todo por mí. No quiero ser alguien que siempre esté buscando algo. No quiero ser un inconforme, pero...

—Sientes el mundo encima y todos y cada uno de ellos esperan algo de ti. Pero nadie sabe que pesa, que a veces ni siquiera lo entiendes, pero que lo único que deseas es que sea más sencillo, que puedas estar liviano y que los pies no estén tan rotos de tanto perseguir tu propia sombra —Esas palabras por supuesto que no salieron de mi boca. Estábamos tan concentrados recostados de la mesa de la cocina, con el ventanal lleno de gotas de lluvia, y los truenos como banda sonora, que no sentimos la presencia de Sophia—: Y por un rato está bien no correr —Se paró frente a mí—: Por un rato está bien dejar los juicios, olvidarte de lo que digan otras personas y confiar en las miradas —Tragué hondo cuando los ojos de Sophia se engancharon a los míos—: por un rato está bien dar las gracias y pedir disculpas —Pasó de mirarme a mí a mirar a Christopher—: no entiendo lo que hiciste, ni por qué lo hiciste. Sabes lo que se siente perder un hermano y ...

—No los vas a perder —Fue lo único que él contestó antes de abrazarla, y supe que tenía que irme. Ambos necesitan hablar a solas.

Salí de la cocina mareada por el vodka. Me dirigí al jardín intentando no toparme con Claudia o con Sergio.

—Noah se fue con unos amigos —me dijo Benjamin una vez que salí—: Sergio les impidió el paso.

—Tenias que verlos, Julie, todos estaban en moto, eran mayores y parecían unos delincuentes.

—No juzgues por la apariencia —repliqué.

—En verdad eran unos hampones y no deberían saber dónde vives —soltó Benjamín.

—¡Lo hubieses pensando antes de invitar a Noah! —perdí la paciencia.

—No pensé que iba a tráelos, según él sólo pidió a un amigo que lo buscara, pero vinieron todos.

—Tenias que haber visto la cara de Sergio. Y de los muchachos peleándole para entrar. Mira hablaban así:

Paula se preparó para imitarlos, motivada por el alcohol.

«Que lo queee mano, me vas a podrir aquí afuera. Sendo becerro, pero qué es. ¡Vamos a matarnos pues! ¿te vas a portar bicho? Naaah... ¡Me voy a metee obligado!», «dale dale, vacílatela, tranquilo, te las estás lacreando mister».
«Si va pues, si va, no vamos a pasar a la fiesta fresa, pero en cualquier momento nos vamos a volve a ve».

Benjamín un poco más serio, intentó decirle a Paula que no era gracioso y me dijo que Sergio estaba inquieto. Me pidió perdón por haber invitado a Noah. Me dijo que no había sido un juego y que la situación fue incómoda y peligrosa. Sabía que no exageraba. Pero no sabía las consecuencias que esa visita traerían después.

Me metí con Benjamín y Paula en la piscina, tratando de conseguir olvidarme de lo caótico que estaba resultando el día.

A eso de las 7:30 Christopher y Sophia se unieron a nosotros, sentándose en el borde de la piscina. Ambos nos llamaron y su manera de disculparse fue cantar juntos.

Los problemas, la tensión, el aire de lluvia y pesadez, las tristezas, el perfume de nostalgia, todo fue sopesado por el encanto de dos señoritos que eran tan caóticos como encantadores. Ambos sabían gustar y hacer daño. Eran expertos atrayendo la atención, y luego... se sentían afligidos por ella. ¿Cuál es el precio del encanto? Christopher estaba besando al mundo, pero él quería llegar a hacerle el amor. Sophia, siempre había estado preocupada por el precio de la vida. Luchando para vivir en una familia disfuncional. Intentando respirar con los pulmones cansados, y no sabía lo que ella había visto. No tenía idea de lo qué pasó con su madre, o de por qué su papá la golpeaba. No sabía mucho de su pasado, pero me bastaba verla cantar para entender que podía optar por un futuro mejor.

Pero el problema aparece cuando dejas de confiar en ti. Cuando te dicen que no vales nada y terminas por creértelo. O cuando te acostumbras a la vida problemática, a la rabia del que no entiende por qué Dios ha sido tan duro, y prefiere hacerse nuevas heridas por sentirse incapaz de empezar a sanar.

Y eso pasaba con Sophia. Estaba tan decepcionada de la vida, que no creía que podía mejorar.

Y verlos a ambos con los pies dentro del agua, cantando con la seguridad de quien sabe que puede transformar un día horrible, en uno perfecto, de verdad funcionaba.

Y a la primera canción le siguieron dos más, hasta que él la motivó a que cantara una suya. Ella se negó rotundamente, dijo que no, que no era buena, que no sabía componer.

—Anda, canta. No importa si es buena o no, solamente cántala —me motivé a decirle.

—No pierdas el tiempo —me advirtió—: Sophia es muy necia, y cuando no quiere algo es imposible de convencer.

—Con ella es distinto, Chris —respondió Sophia, quitándole la guitarra—: a Julie casi nunca le puedo decir que no —añadió, haciéndome sonrojar y sentí la mirada de Benjamin sobre mí.

Tiéndeme la mano,
pero no vivas sosteniéndome.
Ve despacio, pero
no le temas al miedo.

Mírame en la oscuridad,
y dime por qué en tu sonrisa
hallo lo perfecto.
Dime por qué he dejado
de esconderme,
Y ya no quiero mentir.
Porque confío en lo que dices.
Y ya no quiero irme,
porque a tu lado estoy bien.

Tiéndeme la mano,
pero no pierdas tu rumbo.
Aprende a despedirme,
si no te ofrezco nada.

Y no tengo que esconderme,
ya conseguí mi respuesta.
Y te conseguí estando perdida,
pero ya todo cambió.

Tiéndeme la mano,
pero no te ates a ella.
Pídeme que me quede,
pero no olvides
que no dependes de mí.

Y no puedo decírtelo,
pero ojalá lo supieras.
Ojalá lo supieras.
Porque desde que llegaste,
volví a cerrar los ojos.
Y con tu mano,
por fin pude dormir.

Apenas terminó de cantar se metió en el agua, y sin hacer caso a los aplausos, nadó hasta mí. No pude ni asimilar la letra, o salir del hechizo en el que me había sumergido.

—¿Voy a dormir contigo, verdad? —me sorprendió arrinconándome contra el borde de la piscina.

—¿Quieres?

—¿Por qué no querría?

—Dijiste que trato de arreglarte y que estoy jodida por dentro.

—La canción era para disculparme.

—Y traer a Christopher era para disculparte por lo de tu profesor de tenis. ¿Entiendes que no puedes herirme y luego pensar que con tu encanto vamos a estar bien?

—¿Entonces duermo en el suelo? —hizo pucheros.

—No he dicho eso.

—¿Significa que duermo contigo y vemos las estrellas? —discutir con ella sería imposible, esa noche lo descubrí.

—Estás acostumbrada a soltar lo primero que se te cruza por la mente y luego a que todo esté bien. Presiento que siempre tienes lo que quieres y...

Sophia sonrió, y quitándole seriedad a mis palabras, me interrumpió:

—Tienes razón, Julie, siempre tengo lo que quiero —puso la voz más ronca—: y esta noche te quiero a ti —volvió a atraparme con sus brazos y se pegó tanto a mí, que la esquina de la piscina se hizo pequeña.

Y pude ver cómo Benjamin me dedicó una mirada de ¿qué carajo? Mientras que Christopher me hizo una simple señal con la mano (👍🏻), que acompañó con una sonrisa divertida, antes de lanzarse al agua.

—¿Qué puedo hacer para compensarte por mi mal comportamiento?

—Podrías comenzar por dejarme salir y portarte bien —contesté, pero lejos de apartar los brazos y dejarme libre, me aprisionó aun más.

—No, princesa, creo que prefiero seguir siendo la chica mala —y cuando iba a dejar un beso furtivo en mi mejilla, un pequeño empujón por parte del cantante, hizo que el beso llegara a mis labios.

El contacto fue breve, pero nuestros labios se rozaron. Él se disculpó con ella por el «accidente», pero la sonrisa pícara y la forma en la que me miró, me hicieron creer que no lo lamentaba.

Sophia estaba ajena a sus disculpas. Seguía muy cerca de mí, pero ya no tenía los brazos en el bordillo. Ya no estaba impidiéndome el paso, pero tampoco se movía. Verla confundida, paralizada y sin decir nada... fue, raro. MUY raro. Sin contar que Benjamin y Paula vieron el beso. Aunque no fue un beso, porque no quise pensar que mi primer beso fuese tan horrible como para que la otra persona estuviera así.

Me aparté fingiendo que no había sentido nada, aunque todavía sentía la suavidad del roce en mis labios y también su rechazo.

—En serio, ¿te vas a quedar pasmada por un simple beso dado por error? Mira... no es nada, ¡a mí también me pasa! —y boom... Christopher dejó un beso cortísimo en mis labios.

Ahora si Paula gritó de la emoción y Benjamin esbozó una sonrisa.

—Si no te llevara tantos años... no me conformaría con un beso breve —dijo Christopher despeinándome y salió de la piscina.

Entendí su punto. Lo hizo para salvarme de la vergüenza que produce el fracaso. Fue lindo en todos los sentidos. Un gesto que pensándolo bien sólo demostraba la lástima que sintió por mí. Pero Sophia no lo vio así y salió del horror que significó el besarme para pelear con su amigo

—¿Eres un pervertido o que coño? ¡Es menor de edad!

—A Julie no le importa que sea un pervertido —intervino Benjamin.

—Al parecer con él no la sobre proteges —reclamó Sophia.

—Él no puede hacerle daño.

—Acaba de robarle un beso —reclamó ella, y yo no me quedé viendo su discusión.

Estaba aturdida. Quería salir corriendo, y agradecí que Christopher me ayudara a salir. Él se disculpó conmigo, me dijo sus razones, mientras me pasaba la toalla. Al parecer era demasiado evidente. Un día conociéndome y ya se había dado cuenta de todo. No podía seguir así.

Me encerré en mi habitación sin querer ver a nadie. Necesitaba espacio. Necesitaba recuperar mi soledad y no volverme tan vulnerable como para que cada una de sus actitudes me afectaran.

Media hora después llegó el primer mensaje de la noche:

Sophia: Princesa, soy medio idiota. No debí pelear con Benjamin, ni ponerme así porque hayamos chocado. Es que literal, hubo un choque en mi mente. No fue por ti ni mucho menos. Eres mi mejor amiga y no sé qué me pasó. No me das asco, no vayas a pensar eso porque no fue así. Estoy sentada afuera, preparada para hablar contigo sobre lo qué pasó y para disculparme. ¿Me puedes abrir la puerta?

Segundo mensaje de la noche:

Benjamín: ¡No le abras la puerta! No me importa si te gustan las mujeres. Pero me molesta que ni siquiera se da cuenta de que le gustas o tal vez se da cuenta y es tan egoísta que en vez de alejarse insiste en estar cerca, te acosa, te da besos cuando puede, y luego... 🤬 mágicamente casi le da un infarto cuando se besan en la boca. Eres inteligente, Julie, y yo en mi vida había mandado un mensaje de texto tan largo. Así que valóralo y no abras la puerta.

Nota de autor: discúlpenme por lo largo de este capítulo. Jaj creo que es el más largo de todos. Pero espero que lo disfruten.

Mis preguntas:
1. ¿Abrió la puerta?
2. ¿Por qué creen que Sophia reaccionó así?
3. ¿Su parte favorita?

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