JULIE DASH - VERDADES

7.9K 443 957
                                    

Al día siguiente, Chiara me despertó con besos suaves y de forma inconsciente. Al principio, pensé que era Sophia. Sentí sus manos recorrerme debajo de la bata.

—Me gusta que siempre amaneces así de mojada. —Sentí sus dedos acariciarme y segundos después había arrancado mi ropa interior.

Mordí la almohada mientras me tocaba, y cuando introdujo el primer dedo... Paula nos interrumpió. Chiara saltó de la cama y sonrió descaradamente como si nada sucediera. 

—¿No tienes salida desde tu habitación? —le reprochó Chiara de forma amable. 

—Sí, sí tengo. —Sonrió mi amiga antes de añadir—: Venía a decirle a Julie algo importante.

—¿Qué sucede? 

Enseguida mi amiga se lanzó sobre mi cama y Chiara se encerró en el baño.

—¿Te estaban dando placer, calenturienta? —me fastidió Paula.

—No. —Negué con la cabeza—. ¿Qué me ibas a decir? 

—Sophia pasó toda la noche durmiendo afuera y tú a punto de entregarle la toto a la doctora, el amor es cruel. 

—¿Cómo es eso?

—Le dijo a Benjamín que no iba a dejarte sola, que en su habitación estaba la seguridad de Ksenya, pero tú no tenías seguridad y claro, como ambas sabemos que tiene instintos suicidas. —Levantó ambas manos en señal de que era broma—: Bromita, bromita, humor negro, ya, no me mires así. El punto es que se quedó toda la noche durmiendo afuera y le pasamos una cobija. No quiso irse a su cabaña. No confiaba sabiendo que Aquiles seguía aquí. Por eso es que yo le rezo. 

Me apresuré a levantarme de la cama y cuando iba a salir, mi amiga me frenó el paso. 

—Ya se fue a bañar, aguántate, ¿acaso debo conseguirte un curso de cómo ser infiel? —susurró en mi oído—. Para mantener el ganado debes comportarte distinto Julie Carolina de Sophia, Chiara y Belén. ¡Amiga, tú eres una campeona! Otras ligas, solo tengo que darte clases. 

Mi amiga se fue de la habitación cuando Chiara salió, pero no sin antes susurrarme: «No te juzgaré si tienes un mañanero antes del retiro espiritual, separadas todo se vale». 

Por supuesto que no tuvimos sexo. Chiara se adelantó al restaurante mientras yo me metía a bañar para luego alcanzarla allá. 

Me tardé más de la cuenta, la cabeza me dolía muchísimo y mi cuerpo iba más lento que de costumbre. Cuando llegué al desayuno, lo pedí para llevar, no tenía apetito, las náuseas por tanto tequila, me estaban haciendo la guerra. 

—Salimos en una hora hacia la playa —dijo Belén, levantándose de su mesa—. Quiero decirles que Aquiles se fue sobre las cinco de la mañana y en su lugar, tenemos a una persona nueva. No solo se expulsará, sino que al salir del retiro denunciaremos sus actos para que no vuelva a ocurrir. Sé que mis disculpas no cambian los hechos, pero puedo asegurarles que el día de hoy será maravilloso. —Señaló a un hombre joven de apariencia dulce—. Él es Steve y lleva más de diez años involucrado con retiros y con la meditación profunda, también da clases tántricas. 

Dejé de escuchar a Belén cuando me di cuenta de que Britanny llamaba a Sophia. Ella se levantó a seguirla afuera del restaurante y más atrás fue Ksenya. Yo no estaba desayunando, así que me levanté disculpándome y salí a ver qué sucedía. 

Las tres estaban caminando hacia el muelle, pero unos segundos después, Chiara me alcanzó. 

—¿Te sientes bien? —me preguntó y caminó a mi lado hacia el muelle. No era sospechoso, porque allí estaban los muebles de descanso y literal debíamos esperar allí a que las lanchas nos buscaran. 

El capricho de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora