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Una vez en el avión comienza la odisea con Holly.
- Quiero vomitar todo lo que me he comido.
- Holly cierra esa boca.
- Te vomitare encima.
- Te lanzo por la ventana.
- Estas ventanas no se pueden abrir, bruta.
- Las parto.
- No me lanzaras de una ventana con tu sobrino.
- Solo por eso no lo hago.
- ¿O sea que si me lanzarías?
- ¿Y si te callas?
- ¿Y si me dejas de responder?
- Ok.
- Ok. —se calla solo 5 segundos.
- Quiero torta de chocolate.
- Yo también.
5 minutos y una vomitada después, estamos comiendo torta de chocolate y hablando de nuevo.
- Nadir no me ha escrito.
- ¿Qué pretendías? El pobre bastante te ha buscado ya.
- ¿Y si se buscó a otra?
- No te mates pensando en eso, toma la iniciativa tú si de verdad quieres solucionar esto que creaste tú solita.
- ¿Y si no quiere al bebé?
- No lo creo, y en tal caso te toca averiguarlo.
- Me tomare unos días para pensarlo.
- Solo te digo que en un día pueden pasar muchas cosas.
- Ada la filósofa.
- Idiota, no se tu pero yo dormiré.
*
Nos encontramos en la costa, el clima esta tan agradable que provoca estar en la playa en estos momentos.
- Quiero ir a la playa.
- ¡Oh Dios Holly! No me asustes, pensaba lo mismo.
- Es que siente el sol. —alza su rostro con los ojos cerrados haciendo que luzca tan linda la condenada.
- Bueno, cuando nos desocupemos pasamos por donde mamá y vamos. ¿Te parece?
- ¿Me compraras un helado?
- Lo que quieras. —revuelvo su cabello cuando me doy cuenta de que Aaron llego en la camioneta.
Se baja para ayudarnos con las maletas.
Ve a Holly y le da un beso escandaloso en la mejilla, ella sonríe y le pasa la lengua por el rostro.
- Si eres pesada.
- ¿Qué harías tú sin mí?
- Ser el hermano más feliz Holly, el más feliz.
- ¿De qué hablas? Si no me comunico contigo en 24 horas ya estas volteando mi casa buscándome.
Holly abre la puerta y pega un chillido.
- Pero Cocooooooo, que cuchura.
No me da tiempo de asomarme para ver porque Aaron ya me tiene en el aire besándome, me da muchos besos seguidos.
- ¿Alguien me extraño?
- Bastante. —río encima de sus labios por su respuesta.
- ¿Tanto como para llevarnos a comer ya, ya? —ensancho mi sonrisa, mostrando hasta las muelas.
- ¿Cuándo será el día que no me uses solo para llevarte a comer? —me deja en el suelo.
Se da la vuelta para subir las maletas y le agarro una nalga.
- Yo también te extrañe.
Aaron se voltea, mira a su alrededor verificando que nadie lo esté viendo, luego se agarra su paquete y habla.
- ¿Por qué no me agarras este? –su comentario hace que estalle de la risa.
Con lágrimas en los ojos respondo.
- Señor Cromwell, es un empresario, cuide sus palabras.
Coco al soltarse de Holly se lanza de la camioneta y corre hacia mí, no deja de moverse y saltar de la emoción, lleva ese disfraz de elefante.
- Ohhhh, el pobre se orino de la emoción.
- Conmigo no llega a ese nivel de emoción al verme. —refunfuña Aaron.
- Soy su mami, que esperabas.
Saco unas toallitas húmedas de mi cartera y le limpio las paticas que se ensucio de orín antes de subirlo.
- Mírala, limpiándole las paticas, imagínate como será cuando sea mamá. —pincha Holly y le muestro el dedo del medio.
Una vez dentro de la camioneta, me abrocho el cinturón y dejo a coco en mis piernas, Aaron hace eso que tanto me está gustando, se inclina y entierra su rostro en mi cuello oliéndome.
- Dulce y chicle de menta, que delicia de combinación.
- Me haces cosquillas. —río.
- ¿Y cómo fue esa reunión? —le explico mientras le tomo fotos a Coco, es una ternurita. —ellos estaban en contra de enviar a alguien que no fuese Jorsh para ese negocio, pero en la tarde me llamaron para felicitarme por la buena representación que envié. —me enseña su puño para que lo choque y eso hago.
- TeamCromwell.
- Me gusta ese nombre. —comenta Holly.
- Tu todavía no eres una Cromwell. —se mete Aaron conmigo.
- No hagas que no lo sea pequeño. —palmeo la parte de arriba de la cabeza como un perro.
- Si señora.
- Good boy. —lo felicito como lo hago con Coco y el ríe a carcajadas.
- Siento como si fueses la patrona de la casa.
- Es que lo soy, cielo no sé qué te ha hecho pensar por un momento que no.
- ¿Qué quieren comer?— se hace el loco.
- Quiero ir a ese muelle donde nos llevaba papá de pequeños. ¿Te acuerdas?
- Si, donde siempre ordenabas más que nosotros.
- Lambucia desde pequeña.
- Mira quien habla. —volvemos a pelear.
- Tú eres una vaca.
- Y tu una cerda.
- Aaron se está metiendo conmigo.
- Gallina. —le digo.
- ¿Se pueden callar las dos? Me siento en una guardería.
Las dos nos callamos quedándonos quietas.
- Ella empezó. —habla Holly.
- ¿Estarán así todo el camino? Porque sino las dejo tiradas en la calle. —Aaron está perdiendo la cordura.
Llegamos al muelle donde hay un lindo restaurante marino, a la orilla del mar. Es casi medio día por lo que está fresco nada de calor.
- ¿Qué van a ordenar?
- Hoy seré exquisita y pediré langosta. –solo de pensarlo me ruge el estómago.
- ¿Antojitos? —me pregunta Holly desde al frente, con una sonrisa diabólica.
- Antojos de lanzarte desde aquí.
- Umjuuummm. No vayan a comenzar las dos.
Cuando nos traen la comida casi que babeo, la langosta es como de mi tamaño, la colocan en la mesa con el extra de mantequilla derretida que ordene.
Holly ordeno cangrejo y Aaron una montaña de mar y tierra.
- Creo que querré de tu plato.
- Y yo del tuyo. —digo saboreándome ya el cangrejo.
Veo a Aaron y nos mira extraño.
Hablamos por un buen rato.
Después de habernos comido el postre nos ponemos en marcha, dejando a Holly con mi mamá y Peter, nosotros tomamos rumbo a la casa.
- La casa ya en un mes y medio es suya para que puedan amoblarla. —habla el ingeniero encargado.
Estoy alucinando, está quedando tal cual como la plasme, los dos sonreímos al escuchar la noticia.
El traslado de la empresa también marcha bien. Ya está caso finalizado el papeleo para que Jorsh quede encargado y Aaron poder manejar la de aquí tranquilo, sabiendo que quedara en buenas manos.
- ¿Te está gustando?
- Más de lo que me gustas tú.
- Ya eso es bastante. —responde.
- Las compras podemos hacerla una semana antes. –sonrío aún más.
- Si señor Cromwell.
El resto del día la pasamos en la playa, Holly, Aaron, mamá y Peter. Comiendo helado y ellos 3 bebiendo, pusimos como excusa que algo nos cayó mal en el almuerzo. Mamá está entusiasmada con la mudanza dice que no hay nada mejor que volver a tener su pequeña cerca.
Holly estuvo a punto de contarle a mamá sobre su embarazo, pero le dio uno de sus ataques de duda sobre qué hacer y prefirió no hacerlo, después se arrepintió porque ella dice que siempre le hace bien hablar con ella y ahora se anda lamentando, sus cambios de humor son un completo descontrol.
Por mi parte no le conté tampoco a mis padres, prefiero esperar la próxima consulta para asegurarme de que todo esté bien y no quiero decírselos así no más, al igual que Aaron quiero que sea especial, ellos han estado en todas mis derrotas en esta lucha, los abuelos se lo merecen.
Ya de regreso en casa nos encontramos Marta, London Aaron y yo bebiendo chocolate caliente en la isla de la cocina.
- Mi niña desde que llegaste tienes una sonrisa en la cara, te luce bien.
- ¿También lo notaste? –salta London.
- ¿Por qué no tenerla? —recuesto mi cabeza al hombro de Aaron y el besa mi cabello.
- Hora de dormir, debes estar cansada.
- Y también extraño mi cama, lo de hoteles no es lo mío.
- ¿La cama pero no a mí?
- Lo siento, pero la cama fue mi primer amor.
Aaron me da la espalda y aprovecho para treparme en él.
- Llévame de caballito anda.
Toma mis piernas para estar más firme, nos despedimos y subimos a nuestra habitación en donde Aaron no espera ni cerrar las puertas para desvestirme.