Capítulo 52.

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"Ada Woods"

- No sé qué comerme primero —muerdo mi uña cuando veo la pizza encima de Aaron.

- Comete la pizza primero, el postre va después.

- Me estás acalorando Aaron.

- Pero si no he dicho nada.

- No hace falta, así sin camisa me acaloras ya.

Aaron decidió ducharse mientras guardaba las compras, y ahora nos encontramos aquí en su cuarto comiendo, yo me duchare después.

- ¿Quieres algo? Como no comes pizza.

- No, come, yo estoy bien así.

- Tú te lo pierdes.

Comemos y hablamos, es lo que mejor se nos da, hablar, por los momentos...

- Tú me quieres engordar.

- ¿Yo? Yo fui el de la idea de la pizza, pero tu aceptaste. Y te la comiste toda.

- ¿Cómo no aceptar una pizza? Ahora si me lo permites me iré a duchar. ¿Escojes una película?

- Nada de películas cursis.

- Nada de eso, no me gustan. Una de terror mejor —Me levanto y me toma por el brazo, me da un beso, de esos que te hacen cuestionar si estas soñando o que demonios.

- Ahora si te puedes ir a duchar.

- Y con agua bien fría porque... —agito mi mano echándome aire.

Estoy en el baño ya con mi pijama, hoy si decidí por mi propia cuenta usar una de esas cortas. Mande a Aaron con la excusa de que quería otras palomitas para poder pagar, y que no me viera la crema chantilly que compre.

Salgo con el pote en manos en la espalda, para que no lo vea, luce tan ardiente así con sólo un mono de pijama y sin camisa, esto sí es un buen postre.

Me siento encima de el y me sonríe de manera pícara.

- Busque una de terror, pero esta película es mejor.

- Ya comí, es hora de mi postre.

Le muestro el pote de crema y comienzo a batirlo, curva sus labios hacia un lado.

- Como que me antoje de un postre también.

- Ahh no, eso s... —no pude terminar de hablar porque en un movimiento me colocó debajo de él.

Alza mis brazos y con una de sus manos, junta mis muñecas y me inmoviliza.

- Vaya jefe, debe agregar estas habilidades a su hoja de vida.

- Lo pensaré. ¿Y este pote? — está apoyado del codo con la mano que me tiene atada, y con la otra agita la crema.

- La crema para mi postre.

- ¿Ah si?

Riega crema en su dedo índice y lo coloca cerca de mi boca.

- Prueba, porque es lo único que comerás de ella.

Inclino mi cabeza delante y abro mi boca introduciendo su dedo, lo chupo y cuando lo saco de mi boca le paso la lengua lento, de abajo hacia arriba.

- Sabe bien.

- En ti debe saber mejor.

Sin previo aviso esparce en mi cuello hasta mi clavícula, no se detiene ahí, sino que sigue hasta el centro de mi pecho, donde comienza mi pijama. Pasa su lengua, y no deja rastro de nada.

Dulce Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora