Capìtulo 110.

61K 3.7K 325
                                    

Parada: ¡Pequeña London!

- Por favor detén el auto.

- ¿Seguro que no quieres regresar?

No le respondo porque ya estoy saliendo de la camioneta a vomitar. Gracias al cielo no paso tanto tiempo con nauseas, son pocas las veces, pero cuando sucede son fuertes y todo el día. Aaron automáticamente busca en mi bolso la botella de agua y la de enjuague bucal, ahora no salgo sin ellos.

- ¿Quieres seguir?

- Si, ya tenemos todo listo, cuando lleguemos y sepa podre vomitar libremente. —reímos y subimos a la camioneta de nuevo.

- Esta tremendo hoy, ¿no?

- Sí, no está a favor de salir.

- Escríbele a London diciéndole que estamos por llegar.

Saco mi celular del bolso y le escribo.

"Cuñada atractiva llegando"

"Cuñada re atractiva recibiendo mensaje"

- ¿Crees que gritara mucho?

- Gritara, correrá, te alzara y pare de contar.

- Bueno es la tía, no se lo puedo negar.

Aaron estaciona la camioneta, bajamos todas las cosas que necesitaremos y entramos al edificio.

- Estoy nerviosa. —le digo en el ascensor.

- ¿Por qué? Yo estoy feliz de que sepa ya.

- Yo también, pero eso no me quita el nerviosismo. —me atrae a su cuerpo acariciándome la barriga y dándome un beso en la cabeza, recuesto mi cabeza en su pecho y suspiro.

Tengo un blusón lo suficientemente ancho para que no se note la barriga, un short y converse blancos. El ascensor se detiene en el piso y caminamos, Aaron toca el timbre y esperamos a que abra.

Una contenta London nos abre, abrazándonos.

- Mi humor está mejorando.

- Mm, a alguien la dejaron de buen humor por aquí. —hablaba con London ayer y me comento que Nathan se había quedado.

- ¿Por mí? Ya yo sabía que mi presencia te alegraba, pero no tanto.

- Ya quisieras tú, toda una vida aguantándote, es normal para mí verte.

Terminamos de entrar y la no tan pequeña loba de London sale corriendo a olfatearnos, deduzco que olemos a Coco porque menea su cola sin parar.

- Hoy no te traje compañía pequeña. —me agacho para acariciarla.

- ¿Dónde me dejaste a Coco? —achina sus ojos hacia mí y me percato de que la camisa se me ajusto por agacharme.

- Haciendo algún desastre en la casa. ¿Para qué es todo eso que nos mandaste a comprar?

- Ah sí, es una práctica, tengo que presentarla mañana, serán los primeros en probarlo.

- Me siento dichosa.

- Por cierto, ¿cuánto es la cuenta de todo?

- Las gracias. —Aaron revuelve su cabello.

- No, en serio. —busca su monedero. —los hice comprar todo para mi práctica.

- Mujer cocíname y listo. —le habla su hermano, ella coloca sus manos en la cadera y le habla.

Dulce Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora