Capítulo 85.

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- ¿Qué haces aquí? -le cuestiono caminando con mi pequeña maleta y actuando como si no me afectara su presencia.

- Te acompañare, no quiero ni pensar en qué pasaría si sucede algo peor y están ustedes dos solas.

- Ni se te ocurra.

- Ya lo hice, ahora súbete a la camioneta, Bob nos llevara. -le enarco una ceja por aquella orden, se da cuenta y el suspira -por favor sube a la camioneta que el adorado Bob nos llevara.

- ¿Y así no más? ¿Creer que pues decidir por mí?

- Ada, simplemente te voy a acompañar.

- Simplemente no quiero. -pasa las manos por su rostro.

- Por favor.

Veo adentro de la camioneta y esta Bob con sus manos juntas como plegaras y haciendo un intento de puchero, ruedo los ojos.

- Vamos antes de que me arrepienta. -subimos los dos en la parte de atrás, y me volteo hacia el -que conste que solo acepte por la cara de Bob, por más nada.

- Buen trabajo campeón. -Aaron palmea su hombro desde atrás.

- Gracias, gracias, siempre me dijeron que estudiara actuación, pero no quise. -rio por su idiotez.

- Y por cierto -le hablo bajito -no te queda bien ese gorro.

Miento, lleva el mismo gorro que yo, el que le regale, solo escucho su risa ronca, casualidades de la vida...

Tengo suerte que lo llamaran en camino al aeropuerto y estuvo todo el tiempo al teléfono, más de una vez volteaba a verme y me sonreía, como costumbre.

Llegamos al aeropuerto y no tengo boleto, pero decido no decirle nada, si quiere ir, que resuelva.

- Ya tengo los boletos. -dice callando lo que pensaba.

- ¿Y qué hago con el que compre?

- ¿Ya habías comprado boleto?

- Pues sí. -me cruzo de brazos en toda la entrada y el me muestra su perfecta dentadura con una sonrisa.

- Te va a crecer la nariz. -la estruja -camina, ya está todo resuelto.

Caminamos hasta la puerta ya conocida gracias a Aaron, primera clase, nos avisan que en 40 minutos podremos subir al avión.

- ¿Hambre?

- Sí. -la verdad es que demasiada.

Soy de las que cuando bebo, al día siguiente en vez de amanecer con el estómago revuelto, lo hago con un hambre del demonio.

- Vamos a comer. ¿Qué quieres?

- No sé, pero caminemos afuera, no quiero comer sentada aquí en la sala.

Salimos y me llega el olor de todos los lados y mi estómago ruge más, suerte que hay ruido y no se logra escuchar. Voy directo a un puesto de sandwich que se ven prometedores, me detengo al frente de la gran pantalla con su menú y decido que comeremos aquí.

- Comeremos aquí. -Coloca su mano en mi espalda baja para guiarme hasta la mesa y automáticamente llega una mesera.

- Buenos días. ¿Qué quieren para comer? -ella es la que se come con la mirada a Aaron.

- ¿Qué vas a querer?

- Un sándwich de pollo, doble pollo mejor, con lechuga, tomate, queso amarillo, jamos, alfalfa, pepinillos, huevo, mayonesa y... no más nada. Oh si, si, tocineta, casi se me olvida, con un poco de pimienta y orégano, mas nada.

Dulce Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora