Capítulo 109.

79.3K 4.5K 584
                                    


- Hola amorcito. —le hablo por videollamda desde el celular.

- ¿Ada? Wow, pensé que estabas por la China, digo... como ahora hay que tomar cita para hablar contigo.

- ¿Yo tengo la culpa de que hayas estado trabajando en Italia y que cuando tú estuvieras bien activo en el día yo ya estaba bien dormida?

- Lo, se, lo sé. Pero ya llegue, ¿nos vemos?

- Para eso te llamaba caramelito, ven a la casa hoy, te cocinare.

- Mmm, como me gusta.

- Si, aquí estará Holly.

- Ok, ok ahí voy. Oye...

- Dime.

- Es la cámara, ¿o estas como más gordita?

- Estoy gorda. —lloriqueo.

- Bueno, si Aaron te bota que recuerde que siempre estaré aquí.

- No te cansaras, ¿verdad?

- No, ese hombre es mío y tú me lo robaste.

- ¿Ajuro me quieres quitar a mi prometido verdad?

- Sipi. –contesta inocente.

- Te ignorare, te espero aquí.

- Besitos, quiero algo sabroso.

- ¿Cómo a mí?

- Iugggh. —contesta con asco.

A ver, le dije a Aaron que por los momentos no quería comprar nada del bebé, primero porque todavía no sabemos el sexo y segundo no me quiero entusiasmar, quiero comprar todo por lo menos cuando falte mes y medio. Pero... ya le he encontrado cosas que ha comprado, solo me rio de su ternura.

Aunque hoy hare una excepción para la sorpresa de David.

*

Suena el timbre una y otra y otra vez.

- Dios, cuando David tocara el timbre como alguien normal.

- Lo normal aburre, te escucho. —me contesta antes de colocar la mano en el pomo de la puerta.

- No hagas que no te abra.

- ¿Qué me vas a abrir señorita sucia?

- Compórtate o no abro.

- ¡No le abras! —grita Holly desde la cocina.

- ¡Tú cállate! Ok no abras.

Total silencio.

Holly, Marta y yo nos vemos.

Escuchamos que se cae algo y nos asomamos a la ventana.

Adivinen...

Si, David trepándose por las piedras del frente de la casa, abro la ventana y le hablo.

- ¿Adónde vas Romeo?

- Perra...

- En los libros no eres así.

- ¡Ábreme! Si me hago algún rasguño o me lastimo y no pueda trabajar me la pagaras. —se nota que ahora no sabe cómo bajarse.

Camino y abro la puerta.

- Ya puedes entrar.

- No sé cómo bajar, no veo en donde colocar el pie.

Dulce Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora